Amaia Cerré mis ojos, aferre mis manos al pequeño cuerpo de Joshua, trague grueso, una sensación desagradable hace que la boca de mi estómago duela de forma desmesurada… Después de tanto pensar al fin decidí tirarme por la borda del elevado, alce mi hinchas y pesadas piernas, al estar arriba cerré los ojos y al intentar arrogarme por la borda. Unas fuertes manos me sujetan por detrás impidiendo la muerte de mi hijo y la mía, sentí miedo de tal forma que reaccione enseguida ¿Que pensaba hacer? Esas mismas manos que impidieron que muriera me sacuden de un lado a otro, una gruesa e imponente voz me saca de mis pensamientos. —¿Estás demente? —Es lo primero que resuena en mi atormentada mente. Alzó la mirada con vergüenza —¿Amaia? —mi corazón palpita fuerte el Señor O' Neill me rescato ¡No

