Después de pasar días por completos en busca de un empleo y sin rendir fruto decido tomar otras alternativas, no soporto los malos tratos de Odette es insoportable cuando se lo propone, tiende hacer muy quisquillosa y tan venenosa que duele en el alma, es mi madre y se comporta como si no lo fuera… La suave brisa de la mañana me hace sentir viva, respiro profundo inhalando el aroma que emanan las plantas al amanecer. Es un nuevo día con ello se presenta una nueva oportunidad de luchar para forjar un destino distinto, no me pienso rendir jamás, está mi única oportunidad de conseguir un empleo, ayer un anuncio en el periódico capto mi atención.
Un importante abogado de la ciudad solicita una niñera, espero sea mi oportunidad de oro, cruzaré los dedos para que así sea ¡Lo necesito!, hasta el momento el rechazó ha formado parte de mi búsqueda, el hecho de estar amamantando es un inconveniente marcado, por no tener experiencia o por el simple hecho de no ser el estereotipó de mujer que buscan. ¡Lamentable! ¿No?
Me siento rota por dentro, mis ganas de vivir se redujeron a nada, sin embargo Joshua es la razón por la que sigo de píe aferrada a la vida, el necesita de mi, más allá de lo acontecido en mi vida amorosa y las trágicas circunstancias que me embargan mi bebé no tiene por qué pagar las consecuencias de mis malas decisiones. Al fin y al cabo fui yo quien le dio una basura como padre. Me duele que vaya a crecer si la figura paterna, sin embargo yo seré padre y madre a la vez. No le faltará el amor de un ser despreciable sin valor.
La tonta fui yo por casarme con quien no debía, por tener una amiga zorra y por ser hija de una mujer cruel y sin sentimientos que se desvive por el vago de mi hermano, Noah es un holgazán que le saca dinero a Odette y que para estudiar, pero la realidad es otra se los gasta en alcohol y juegos de azar. Su querido hijo es un mentiroso y ella se niega aceptar la realidad. Aunque la verdad lo tiene merecido algún día su careta caerá.
Me adentro en el trasporte público gracias a que Dán me prestó dinero para trasladarme de un lado a otro, mis pies están lastimados y muy maltratados por las caminatas anteriores, duelen al punto de sangrar. Mi hermana además se ofreció a quedarse con el niño mientras vuelvo, ¡Es un amor!, observo por la ventanilla mientras una lagrima traicionera rueda por mi mejilla, debo conseguir ese empleo si o si, ya que Odette me dio un ultimátum, no tengo mucho tiempo para arreglar mis inconvenientes, me echará a la calle tal cual como lo hizo Francisco conmigo ya me lo advirtió.
Limpio mis lagrimas, debo calmar mis ganas de llorar, esté nudo creciente en mi garganta de forma desmesurada duele impidiendo respirar con facilidad, no puedo seguir derramando lagrimas por un imbécil que no siente amor ni por mi hijo, nosotros no merecemos mendigar cariño de un bastardo traicionero, ¡Que se pudra! Es un imbécil no debe ser ni recordado. ¡Basta de sufrimiento!, el odio de mi madre también lo dejaré a un lado y la traición de Isabel, también formará parte del pasado, me transformaré en una mujer nueva, fuerte y luchadora.
Al llegar a la parada de bus correspondiente desciendo del trasporte público, camino con ansiedad notable calle arriba hasta llegar a la residencia O’ Neill, un gran portón metálico deja ver lo adinerada que es esta familia, respiro profundo, arreglo mi cabello, plancho mi vestido con mis dedos, y así después de ese proceso, pulso el timbre con nerviosismo, de inmediato una voz masculina se escucha a través del porta voz...
—Buenos Días, residencia O’ Neill… ¿Qué se le ofrece?
Yo —Titubeé un poco, respire profundo y al fin decidí hablar. —Vine por el trabajo de niñera. —Hable rápido e impaciente.
—¿Tiene cita? Señorita.
—No… acudí aquí al ver el anuncio en el periódico local, el día de ayer. —Mis nervios aumentaron, mi corazón palpita de forma desenfrenada es de vida o muerte el que consiga este empleo. Debo triunfar ante tanta negativas es mi única esperanza.
—Srta. espere un momento por favor.
—Gracias, muy amable de su parte. —respondí cortés. Intento no desmoronarme, el estar de pie con el miedo calando cada vez más profundo, otra de mis causa es el dolor en mis plantas cansadas y estropeadas por las ampollas, es difícil tener los pies sangrantes y esta de pie como si nada de eso estuviera pasando. Transcurren algunos tantos minutos y no obtengo respuesta alguna, mi presión arterial disminuyo notablemente, la ansiedad se apodera de mi sistema, el pánico me invade haciendo que mi respiración se agite y sea imposible hacerlo con calma. rezo una oración, suplico a Dios porque este empleo sea para mí, necesito un milagro, es mi última esperanza real, al instante el porta voz se enciende.
—Señorita puede pasar... —Habla el hombre detrás de los muros, de inmediato los nervios me desestabilizan un poco más al notar que el gran portón de hierro color n***o adornado con apliques plateados se abre con lentitud, me adentro atemorizada en cada paso que doy mis piernas flaquean al caminar, la imponente estructura se asemeja a un gran castillo digno de un rey, es una hermosa construcción, mis ojos brillan al ver tal hermosura.
—Bienvenida señorita —me recibe un señor un poco mayor —Continué caminando por el sendero, el mismo la llevará directo a la puerta trasera, allí la recibirá Agnes la ama de llaves.
El señor me señala el camino que debo transitar. —Gracias. —dije y sonreí con sinceridad.
Tiene mucho dinero la familia O’ Neill… Ladeo la cabeza para ignorar a mi indiscreta conciencia, continúo caminando por un enorme sendero de ladrillos con césped verde alrededor, un hermoso jardín repleto de rosas coloridas adorna la estancia con elegancia, no puedo evitar quedarme sin aliento al contemplar tanta belleza en un mismo sitio. Este lugar parece sacado de los cuentos de hadas y princesas ¡Es hermoso! sin duda es el hogar más bonito que he visto en mi vida.
Sonrió ampliamente al inhalar el delicioso aroma que emanan las flores, con cada paso que doy el olor se intensifica de forma sublime inundando mis fosas nasales de su agradable aroma y frescura natural, a pocos centímetros de la puerta trasera diviso una señora como de cincuenta años o un poco más, viste con un uniforme color n***o, su cabello peinando de forma perfecta y una sonrisa ilumina su rostro. Supongo que ella es Agnes.
—Bienvenida señorita… ¿Su nombre es?
—Gracias, mi nombre es Amaia. —Respondí con amabilidad, su rostro inspira confianza y a la vez tranquilidad, sus mejillas arrugadas denotan sabiduría y sus ojos claros bondad. —Extiendo mi mano para hacer un presentación formal y con educación, siempre me caracterizo por ser educada. Ella me recibe gustosa y mis hombros se relajaron solo un poco.
—Soy Agnes, la ama de llave de Mr. O'Neill, me encargare de tu primera entrevista Amaia, pasa adelante —Los nervios siguen latentes, diría que ahora es peor miles de mariposas revolotean en mi panza, sin embargo tengo la certeza que podré conseguir este empleo.
—Gracias Sra. Agnes es muy amable de su parte —La sigo a paso distante, me guía por el lugar e intento no curiosear más de lo debido, pero el lugar es asombroso, mi quijada cayó al suelo al percibir tanto lujo.
—Toma asiento… —me señala un sofá —¿Quiere algo de beber?
—No gracias, estoy bien. —Respondí sincera, froto mis manos una con la otra, me encuentro ansiosa.
—Empecemos… —Exclama la Sra. Agnes.
Mis palpitaciones cardíacas aumentaron, expulsó el aire contenido en mis pulmones. —Estoy lista. —Sonreí nerviosa, transcurrieron unos quince minutos de preguntas y respuesta, luego de una exhaustiva entrevista me sentí tranquila, dí lo mejor de mí.
—Amaia para mi eres una buena candidata le hablaré a Mr. O’Neill para que seas entrevistada por él, dame unos minutos y ya vuelvo con las indicaciones del siguiente paso.
Agradecí, mis dedos tiemblan y mi estómago duele de forma exagerada, este trabajo es mi salvación o mi perdición, ya que solo me queda un día de plazo para abandonar la casa de Odette, por eso es esencial obtener este empleo para sustentar a mi hijo de forma responsable, no seré una inútil.
Dejó de atraer pensamientos negativos, mientras algunos minutos transcurren de forma lenta y torturadora, la verdad la espera se me hace eterna, es imposible no sentirme desesperada con un hecho tan lamentable como el mío… Una voz cálida rompe el hilo de mis pensamientos.
—Señorita Amaia Mr. O’ Neill vendrá en una hora… ¿gusta esperarlo? ¿O deseas volver luego? realmente tu decides.
—Esperaré… —Respondí de inmediato, no puedo darme el lujo de ir y volver. —Si no tiene ningún problema, claro está —intente no sonar desesperada, aunque si lo estoy.
—No hay inconveniente, puedes esperar conmigo en la cocina mientras preparo el almuerzo de las niñas.
—¿Niñas? —Pregunte de inmediato.
—Si son gemelas.
Esa respuesta me descolocó un poco jamás mencionaron que eran dos sin embargo necesito el trabajo y eso no importa —Comprendo.
—¿Tienes inconveniente con eso? —De inmediato la señora Agnes frunce su ceño, tal vez fue mi tono de voz que la hizo dudar.
—No, para nada Sra. Agnes, necesito trabajar, el hecho que sean dos no me genera ningún inconveniente… ¿Le importaría si le ayudo con algo? No me gusta estar sin hacer nada.
—No es necesario, aún no eres empleada, sería un atrevimiento de mi parte querida.
—No importa Sra. Agnes deseo ocupar mi mente en algo mientras transcurre la hora prevista, así dejó de pensar en cosas sin sentido.
—Sí es así sígueme.
Camino tras de ella y me sorprendo al recorrer por las instalaciones intento no ser más curiosa de lo debido, sin embargo es imposible no quedarse prendada en tan hermosa estancia, los grandes ventanales iluminan el espacio a la perfección, la decoración y los muebles se armonizan con el estilo victoriano del castillo O’Neill, los colores cremas, marrones y metalizados protagonizan con distinción, una hermosa y gigantesca lámpara rodeada de cientos de cristales le un toque único y elegante, sin duda quedé sin aliento mientras continuó el recorrido hasta la cocina.
Al llegar me quedé sin aliento nuevamente, el lugar es grande, impoluto y armonioso, en un sitio como este no saliera de la cocina, sin dudar es un lugar perfecto, sueño despierta… —Amaia usa un delantal, de esa forma no arruines tu atuendo con manchas indeseadas. —Sonríe con gentileza.
Agradecí una vez más es raro sin embargo aprecio que haya permitido ayudarle, anhelo que esa hora pase con prontitud, me sumergí por completo en la preparación de los platillos, los minutos transcurren con rapidez y sin dudar los aperitivos quedaron deliciosos, sonrió con libertad Agnes es graciosa y generosa, sin embargo mi sonrisa fue reemplazada por nervios al escuchar detrás de mí una voz ronca y varonil, giro mi rostro para detallar el dueño de esa voz tan peculiar.
Pase grueso al notar sus ojos azules recorrer mi cuerpo de pies a cabeza, la mirada de este hombre me intimido de inmediato no pude sostener mi rostro fijo ante su imponente figura por más de treinta segundos de alguna manera me sentí expuesta, su porte de dios griego me hizo acalorar, lo poco que vi me impresiono y de qué manera… Reprendo mis pensamientos inapropiados, no es correcto será tu jefe le recalcó a mi conciencia.