Decido dejar a Joshua en el portabebés mientras continúo avanzando hacia la habitación. —¡Amaia jamás te complacerá como lo hago yo! ¡Déjala de una vez! —Esa voz y ese comentario me dejó helada y anclada al piso. ¡No puede ser!
Mis manos tiemblan, mis ojos se cristalizan, las palpitaciones cardíacas aumentan mi presión arterial, con ansiedad colocó la mano en la manilla para girarla, mi garganta se secó causando una sensación desagradable en mi boca. Decido abrir la puerta, me quedé estupefacta ante lo que veía. ¡No puede ser!
Francisco tiene a mi mejor amiga casi hermana Isabel desnuda en nuestra cama, me congelé por unos segundos, están tan concentrados que ni han notado mi presencia ¿Por qué ellos? Como pude hablé, mi voz salió rasposa. —¡Miserables! —Acto seguido lance en su dirección un jarrón que tenía a pocos centímetros de mi alcance.
No logre pegarles, sin embargo sus caras palidecieron, Isabel lo quita con fuerza de su cuerpo, mientras se envuelve en mis sabanas. —Mi amor no es lo que piensa. —Francisco salta de la cama y busca la ropa mientras mi amiga y hermana del alma se quedó inmóvil con la cabeza gacha sin nada que decir.
La furia se apoderó de mí, eres una perra maldita me aconsejabas, mientras te acostabas con mi marido zorra, tu falsedad me dan náuseas, lloro con el alma rota.
—Mi Amaia, perdóname —Súplica Francisco. —Tu largo de aquí. —Corre a Isabel, me cegué de la rabia me lance encima de ella y la arrastre por el piso. —Traicionera te creí mi hermana, te abrí las puertas de mi hogar y me pagas de esta manera.
—Suéltame simplona. —Habla sin más. —Es tu culpa que tu marido buscará en mí lo que no le distes tú.—Francisco se aferra a mi cuerpo con fuerza, impidiendo que abofeteé a la zorra de Isabel.
—Quita tus malditas manos de encima de mi. —Le doy dos cachetadas una en cada mejilla, no me toque no eres digno de hacerlo. —Escucho a Joshua llorar asustado.
—¡Calla a ese bastardo! —Enfurecí aún más y le propine par de golpes en su pecho. —¡Idiota! ¡Maldito!, a mi hijo no lo vuelves a insultar, me cansé de tus maltratos.
—Perra, ni se te ocurra golpear mi rostro una vez más o lo lamentarás y empezaré con tu bastardo. —Me devolvió el golpe en la mejilla.
—¿Cómo te atreves? Tú eres el que irrespeto nuestro hogar, acostándote con esta perra.
—No amor, estás equivocada, es mi casa y te largas con tu bastardo ahora mismo. —me hala por el brazo sacándome de la habitación. Grito y pataleo, pero aun así no le importa solo me lastima más.
—Estamos casados ante la ley. No puedes echarme. —Hable aterrada.
—De poder, puedo... Te largas Amaia, no deseo ver tu maldita cara, ni la de tu bastardo en mucho tiempo y te vas sin nada, como la arrastrada que eres. —Veremos quién necesita de quién. —Extrae el dinero de mi bolsa. —Te vas si un peso, resuelve.
—Por favor Francisco, te piedad. —Suplico indignada, mi alma se rompe con cada acción. —Devuelve la plata a mi bolsa.
—Es mío por lo tanto lo devuelves, ocupa a tu hijo o lo echo a la calle a patadas.
—No lo hagas, por favor deja que pase la noche aquí, mañana me voy. —Le suplico con indignación.
—¡NO ENTENDISTE MALDITA SEA! —Grita tan fuerte, que el llanto del bebé se agudiza.
—¡Shuff!, mi niño. —Acarició su cabeza, pero no se calma. —¡Fuera de aquí! —Me hala tan fuerte que sentí que se quebraría mi hueso, me echa de la casa mientras Isabel se ríe de mí, cierra la puerta en mi cara y mi mundo se cayó a pedazos.
—Abre por favor. —Tocó con insistencia.
—Largo o llamo a la policía. —Grita a través de la ventana.
Sin remedio y con la derrota calando en mí, camino calle abajo descalza con mi hijo en brazos, llorando con fervor, mi corazón se partió en cientos de pedazos, me destroza el alma semejante desenlace tan desagradable. Encontrar a mi marido con mi amiga de la infancia revolcándose en mi propia cama es repulsivo y asqueroso ¿Cómo no pude notarlo? Si eran tan obvias esas miradas, las sonrisas que a veces compartían. ¡Fui tan estúpida!
Intenté que nuestro matrimonio funcionara de mil maneras distintas, nunca imaginé que el motivo de su rechazo. Era un vil engaño, su traición no tiene perdón de Dios aún peor con Isabel, ¿Qué haré? Es la incógnita que se formula en mi cerebro.
Si la tracción de tu pareja decepciona imaginaran como se siente que sea con tu mejor amiga de la infancia casi tu hermana o eso me hacía creer, jamás dude de ambos ella se quedaba en mi casa a dormir fines de semanas completos. Como desconfiaba de dos seres tan importantes y amados en mi vida, jamás se me pasaría una idea tan descabellada por mi mente, los odio desde mis entrañas. ¡Es repulsivo!
¿Cómo se le ocurrió ponerme el cuerno con Isabel? Mis manos tiemblan, mis pies ya no pueden más llevo tres horas caminando descalza sin parar, Francisco me echo sin un peso en los bolsillos. ¿Qué clase de monstruo es? Jamás se me pasó por la mente que haría una canallada tan baja e inhumana.
Llegó a la entrada de casa de mi madre, observó la puerta con nostalgia, lo último que quería hacer es llegar en estás condiciones tan deplorables, con un matrimonio irremediablemente roto, con los ojos hinchados, sin un dólar en mi bolsillo y mi hijo en brazos sin la protección de un hogar.
No tengo escapatoria, ella y mis dos hermanos son mis únicos familiares ¡Me siento como una fracasada! Derrotada sin nada, el miserable de Francisco me corrió con lo que llevaba puesto ni zapatos me dejo poner, con el forcejeo los perdí yo no importo, pero las cosas de mi hijo son esenciales para su bienestar.