No estaba completamente segura de cuánto tiempo había pasado, pero sentía que Damian nos había dejado solas a Victoria y a mí, hace mucho rato y eso me ponía cada vez más nerviosa. Los aullidos de muchos lobos se hicieron cada vez más fuertes, al igual que el murmullo de personas y algunos ruidos extraños. Se supone que estamos lejos de la casa principal y no se debe de escuchar nada, pero las cosas aquí se escuchan como si estuviéramos en el mismo lugar. La nena se durmió profundamente, dándome tranquilidad, porque de esa manera, ella no escucharía todo lo que debe pasar allá afuera. Pero algo que me parecía lindo, es que Victoria roncaba. Era un ronquido adorable, bueno, por lo menos a mí me parecía eso. Iba a intentar mantenerme tranquila, pero la curiosidad siempre mata al gato y de

