Habían pasado varios días desde que llegué acá y estoy muy segura de que mi familia debe estar preocupada. No tanto por mí, más que todo porque el matrimonio con el príncipe se ha cancelado al no presentarme. No es que se canceló como tal, digamos que estará en pausa hasta mi regreso. «Bueno, si es que regreso algún día», pensé desganada. —Tal vez no lo hagas jamás... —otra vez es esa mujer... —No estoy para aguantarte el día de hoy. Dame un respiro, me tienes cansada... Suspiré cerrando los ojos y esperando a que ella saliera de mi mente. No había pasado un segundo cuando me di cuenta de lo que sucedía. Definitivamente yo llegué a este lugar a hacer el ridículo y pasar vergüenza... «¿Puedo morir el día de hoy?», pensé, mordiendo mi lengua para no decirlo en voz alta. Abrí los ojos

