Cauther abrió la puerta de cristal que conectaba con la sala de juntas de la compañía, esa mañana a Rafael se le ocurrió la brillante idea de organizar otra reunión. Si fuera por él, estaría en su casa en compañía de esa rebelde pelinegra difícil de dominar. Le iba a tomar algo de tiempo bajarle esa rebeldía que había adquirido, y seguramente que terminara siendo un poco divertido mientras que lo hacía. —Bienvenido Cauther —La voz de Rafael lo sacó de su ensoñación —. Daremos comienzo a la reunión, si estás de acuerdo. —Como quieras —Contesta como dándole igual. Se sienta en su sillón y reclina su cuerpo del mismo, para esperar varias horas para poder ver a Casey de nuevo. Un par de horas después, algunos empleados preguntaron por el paradero de Casey. Rafael no supo que responderles,

