Dan se paralizó. ¿Cómo podía preguntar aquello? Realmente fue Rayan quien entro en su vida sin permiso. No, si debía de culpar a alguien sería a Vanessa.
Aquella mujer que lo llevó tras la línea en más de una ocasión. La única verdad es que la intromisión de Rayan fue mera coincidencia. El m*****o erecto en su mano parecía palpitar e hincharse. Dan Hamilton la apretó con fuerza.
—No digas tonterías.
Rayan que había estado concentrado todos sus sentidos en no correrse sobre la mano de Dan, vió como Dan lo sujeto por la nuca y lo atrajo hacia él.
—Si no quieres seguir viéndome, Cásate con León.
Los labios de Rayan quedaron a centímetros de los de Dan. A pesar de la quietud que próspero entre ellos, la mano de Dan continuo moviéndose con un constante movimiento sutil.
Rayan Mordió
