Cuando Dan salió del café un auto se estacionó en la acera, Dan cubrió a Andrea que venía a su lado. Después de unos minutos la figura fornida de un hombre apareció.
Dan chasqueó la lengua con fastidio.
—¿Que haces, por qué estás aquí?
Andrea miró con asombro al alfa. Era hermoso, Andrea no había visto nunca antes a un alfa Wail, aunque amaba a su esposo tuvo que admitir que este hombre era hermoso.
Rayan tenía un aspecto descolocado, miró a Dan y luego a Andrea, la pancita que apenas se veía parecía hincharse ante los ojos de Rayan.
—¿Qué es esto?
Dan ladeó el rostro.
—¿Que cosa?
Después de dar otro vistazo y reconocer que no podía reclamar nada, Rayan suprimió todo muy dentro con la mandíbula apretada, reclamó:
—No contestas las llamadas.
—Oh.
Dan olvidó por completo
