La comida sobre la mesa parecía volverse cada vez más fría. Rayan, admiró que las personas sobre la mesa pudieran comer sin vomitar por la atmósfera tan pesada que eliminaba el apetito de cualquiera.
—Marqués, ¿Usted desea tener hijos?
Rayan demoró en reaccionar. No estaba acostumbrado a ser llamado marqués.
Dan, del lado contrario al puesto de Rayan, lo miró con insuficiencia, como si intentará pedirle que no respondiera a esas preguntas insignificantes de su madre.
—Aún no lo he considerado.
Rayan decidió que lo mejor era dar una respuesta liviana y evitar más preguntas como esas.
La madre de Dan Hamilton, Clarise, estaba encantada con el bello y fino rostro de Rayan, era apuesto, adinerado y educado, todo lo que deseaba para sus hijos. Aunque tenía que admitir que hubiera pre
