El pequeño cuerpo de León se estremeció del frío, la lluvia había comenzado a menguar poco a poco, Dan se había quitado la chaqueta para ponerla en los hombros de León. —¿Por qué haces todo lo que papá quiere? Dan ladeó el rostro, su bello y fino rostro se había quedado inquieto. Dan estiró sus piernas y luego las recogió y abrazó con sus manos. Su barbilla se quedó recostada en sus rodillas. —No quiero, pero es mejor obedecer ¿No crees? No gano nada siendo rebelde. León estuvo de acuerdo, era cierto, lo mejor era ser obediente y no desafiar a Alexander, era la opción más fiable para ellos, incluso para su madre. León, que vio el cuerpo de Dan también temblar, se quitó la chaqueta de sus hombros y se la regresó. —Tú la necesitas más. Dan le sonrió con un débil gesto. León se q

