El viento helado mezclado con las ráfagas de nieve que caían a montones movía el cuerpo de Noa.
El guarda bosque les aseguro que la tormenta no duraría más de una noche. Aseguro que la próxima noche estaría despejado, lo suficiente para poder ver las auroras sin ningún inconveniente.
Marlon que no paraba de burlarse, se limpió las lágrimas y dijo sarcástico.
—Bueno, al menos aún tenemos el jacuzzi. No es como ver una aurora, pero nos mantendrá calientes.
Rayan lo fulminó con la mirada. Había olvidado los imprevistos de ir a un lugar alejado y nevado. Ahora deberían esperar hasta que la tormenta mengue para seguir su destino.
Rayan subió a su habitación en el hotel que parecía más fantasmagórico que un hospital abandonado. Talvez solo ellos serían tan locos para venir directo a u
