PARTE 2

2117 Words
Había muchos rumores sobre el hijo mayor de los Clerefth, se decía que era enfermizo y por eso la señora Clerefth siempre estaba depresiva, aunque había mucha controversia sobre dicha familia aun así, nadie negaba que eran personas de alto estatus con un gran poder sobre sus manos. Tal vez, era por qué Rayan nunca había visto su rostro en un espejo antes, pero dudo cuando Marlon se paró frente a él y lo examinó. —Mamá dijo que desde hoy serás el hermano mayor. Rayan se quedó en quietud, bajo la mirada de aquellos ojos celestes. —Ciertamente eres bonito. —Marlon lo aduló con la mirada tan determinada. Los manitos de Marlon sujetaron el rostro de Rayan y lo acercó hacia él. —Tienes unos bonitos ojos. Rayan pensó que este niño se había vuelto loco. Bonito era Marlon, con una belleza tan fresca que parecía dejar en ridículo incluso a los adultos, con respecto a los ojos, el azul intenso de los suyos no se comparaba al celeste cielo que tenían tanto el hermano Omega y el alfa, parecía como si se pudiera ver el mismo cielo a través de ellos. —Mmm… Rayan nunca fue alguien de mucha reacción, pero realmente se sintió intimidado por Marlon. Después de unos segundos Marlon se irguió y sujetó a Rayan por los brazos. —Bien, te acepto, eres bastante bonito para ser mi hermano, sin ser demasiado lindo para opacarme. Rayan pensó que talvez era normal que todos los nobles fueran igual de arrogantes que este niño. Recordó que una vez escuchó a su madre biológica decir que todos los arrogantes le tocaba el karma igual o peor. Marlon arrastró a Rayan por toda la mansión hasta llegar a la alberca donde ya había un par de personas que Rayan reconoció como su ahora nueva familia. El pobre de Rayan fue arrastrado por todo la mansión hasta la alberca. El señor Clerefth estaba con un short de playera, mientras la señora Clerefth tenía un traje entero que cubría su gran panza. En la alberca el menor de los Clerefth nadaba con elegancia. Marlon comenzó a quitarse la ropa mientras las mucamas parecían alteradas por aquel acto. —¡Marlon! Es de mala educación quitarse la ropa de esa manera. La madre regañó. Marlon blanqueó los ojos y movió sus caderas de un lado a otro haciendo bailar a su m*****o. Rayan solo pensó que Marlon de grande sería un exhibicionista. La señora Clerefth vio a Rayan parado sin moverse y encaminó hacia él y lo miró muy detenidamente, su bello rostro y cabello castaño oscuro parecía brillar bajo el sol de verano. —¿Sabes nadar? Rayan negó. —Te enseñaremos, Noa es el mejor. Noa asomó, su rostro desde la alberca lo miró apenado. Rayan pensó que era muy tierno. Entonces, la madre comenzó a desabrochar la camisa de Rayan. Este se espantó y retrocedió. —Está bien, —la señora Clerefth alzó las manos al aire. —Puedes hacerlo tú. Una mucama trajo ropa para bañarse y Rayan se cambió en una esquina oculta donde nadie pudiera verlo. Todo esto a Rayan le parecía demasiado, que le dieran todo a un marginado como él era extraño y sentía que en cualquier momento lo llevarían a un cuarto oscuro como solía hacerlo su madre. La señora Clerefth miró a Rayan con espanto. Había una marca horrible en la espalda de su ahora hijo. —¿Qué es esto? —la señora Clerefth clavó la mirada acusadora sobre las mucamas que solían atender a Rayan. —Mi señora, somos inocentes. Rayan sintió lástima de ver aquel rostro lleno de preocupación. La señora Clerefth también era muy hermosa, Rayan posó sus manos pequeñas en el rostro bonito de la señora Clerefth. —No es nada. Solo me lastimé mientras intenté cocinar cuando vivía en la otra casa. Rayan le dedicó una sonrisa tan brillante que la señora Clerefth lo abrazó tan fuerte. Rayan no le diría jamás que aquella quemadura fue cansada por su anterior madre, en uno de sus arrebatos. —Noa. ¿Le enseñas a nadar? La señora Clerefth entró con Rayan a la alberca, mientras el señor Clerefth seguía discutiendo con Marlon quien se negaba a usar ropa. —Igual se mojará. No me gusta cuando se moja. El señor Clerefth se cubrió el rostro. —¡Marlon Clerefth, deja la terquedad! Si te digo que te pongas la ropa, te la pones. Rayan creyó que con eso, bastaría para que Marlon acatará la orden que le dieron, pero sucedió lo contrario. El grito lleno de sollozos invadió la alberga, Marlon lloraba y se lanzaba a los pies de su padre. La señora Clerefth solo se burlaba de aquel comportamiento y entonces el señor Clerefth tomó a su hijo en brazos y caminó hacia la alberca lanzándolo al agua. Rayan casi se lanza al rescate aun sabiendo que moriría por no saber nadar. —¡Haz lo que quieras! Las palabras del señor Clerefth resonaron con burla en la alberca. Entonces Rayan vio un pedazo de piel desnuda nadar en las aguas con las nalgas sobresaliendo del agua. Por primera vez Rayan rio tan alto que contagió también a sus hermanos y ahora padres. El señor Clerefth también se lanzó a la alberca y duraron más de lo esperado en enseñarle a nadar. Para cuándo entraron a la mansión el primero en caer dormido fue Marlon a quien el padre tuvo que remolcar hasta la cama. —¿Te llevo a la cama? —la madre preguntó a Noa. El niño negó y se dirigió a su cama él solo. —Siempre tan maduro. —murmuró la madre. Rayan estaba por decir lo mismo cuando la madre lo tomó por las manos y lo guío hasta su alcoba. —Me alegra que estés aquí. Rayan miró el bonito rostro de su ahora madre y sonrió alegre. Él también sentía que por fin tenía algo de luz solo para él. La señora se sonreía de repente se encogió y cubrió su barriga, Rayan se espantó y se levantó tan rápido de la cama como pudo. —¡Llamaré al señor! —No es nada, —la señora lo detuvo. —Juno es bastante inquieto. —¿Juno? —la voz suave del niño habló. —Así se llamará, bonito nombre ¿No? Rayan asintió y su madre le acarició los mechones castaños. —Será el menor, debes cuidarlo bien ¿De acuerdo? Rayan se durmió con esa promesa en la cabeza. Tres meses después, el señor Clerefth estaba fuera de la habitación de parto con el rostro tan lleno de preocupación como nunca. Marlon a su lado intentaba apaciguar a su padre mientras Noa estaba al lado de Rayan acurrucado en sus brazos. —¿Mama estará bien? Rayan no sabía nada de partos. Solo era un niño de diez años. Entonces no tuvo más que asentir. La puerta se abrió y el médico salió con un rostro de pesadilla. Solo habló con el señor Clerefth. Rayan y Marlon se miraron el uno al otro, sabían que algo no andaba bien desde que su padre sostuvo por la corbata al doctor. —¿Tienes sueño? —Rayan le preguntó a Noa. Noa negó con el deseo de seguir esperando por su madre. —Te llevaré a dormir y te contaré un cuento. Entonces Noa aceptó la oferta y ambos hermanos alfas sostuvieron una mano de Noa y lo llevaron hacia su habitación, no se despegaron de Noa hasta que esté se durmió. Ambos corrieron escalera abajo con apuro hasta llegar a la sala de parto donde su padre aún seguía erguido sosteniendo su cabeza con desesperación. El llanto de un bebé resonó en el pasillo y Rayan sintió como su corazón palpito desenfrenado. El señor Clerefth entró a la sala y los dos niños entraron con él. Había mucha sangre que parecía regarse por la comisura de la cama. El señor Clerefth no miró a su hijo recién nacido, sino que fue hacia su esposa y la sostuvo en brazos. —¿Está viva? —su voz en un susurro. El médico asintió torpemente. —Esta débil, debe dejarla descansar. El señor Clerefth respiró tan agitado y aliviado al mismo tiempo. Está mujer no solo era su esposa, era la madre de sus hijos y su destinada. Después de escuchar aquello el hombre le dio un beso a su mujer y se puso de pie, se acercó al doctor que tenía en brazos a su hijo y lo sostuvo. Era un hermoso bebé de cabellos oscuros. Lo llevó con su madre, el bebé que había estado llorando se calmó enseguida con solo respirar el olor de su madre. Dos semanas después, la madre no mejoró, aún seguía débil y sin energía. —Yo puedo curarte madre. —Marlon sacó un kit de juguete y comenzó a administrar las cremas que tenían los envases. Su madre se dejó mimar por sus hijos, Noa tenía un cepillo mientras peinaba el largo cabello de la madre y Rayan estaba al pie de la cuna admirando al bebé dormido. Era tan lindo, tal vez era por qué nunca había visto a un bebé antes, pero le parecía divino. —¿Están cuidando bien de ella? El señor Clerefth entró en la habitación sosteniendo a Juno en sus brazos. La señora que estaba recostada se irguió en la cama. —¿Cómo te sientes hoy? Su esposa no respondió. No era estúpida sabía que no estaba mejorando y que si continuaba así, tarde o temprano moriría. Sentía pena por tener que dejar a sus hijos tan jóvenes en especial a Juno. Es deber de la madre guiar a sus hijos omegas en lo que es y no aceptable para ellos. Unas semanas después, a los niños que solían visitar a la señora cada día y cada noche se les prohibió volver a verla. Y entonces, un día solo vieron como la mansión se volvió y un caos. El señor Clerefth lloraba y se gritaba a sí mismo como si fuera el culpable de las desgracias. El entierro fue unos días después y como si fuera poco paso solo meses para que el padre entrara en depresión e intentará matarse. Juno había estado constantemente pasando de una Nana a otra, está irregularidad fue constante hasta que Rayan fue enviado a un internado prestigioso. Marlon que también fue enviado con Rayan estuvo años en aquel lugar hasta que regresaron debido a las noticias por la muerte de su padre. Ambos tenían edad suficiente para heredar el título. Marlon quien jamás deseo tener aquel título, no quiso pensar en heredarlo, entonces familiares que nunca antes habían visto aparecieron uno tras otros ofreciendo su ayuda con el marquesado. Rayan se enfureció bastante, no había pasado ni una semana desde la muerte del padre y ya habían parecido familiares indecorosos. Algunos incluso ofrecieron que Noa se casará con sus hijos. Marlon que está en desacuerdo decidió que sus hermanos no se casarían por conveniencia y Rayan lo apoyo con todo. Nadie sabía que realmente Rayan no tenía sangre Clerefth y cuando Marlon decidió que no estaba preparado para aquel puesto, decidió que el secreto se quedara solo entre ellos. —¿Estás seguro de esto? Marlon se encogió de hombros. —Realmente no es que me importe mucho. —Señor. ¿Pidió verme? El mayordomo principal de los Clerefth apareció en la habitación. —Hasborn, entra. Rayan miró a Marlon y este asintió. —Hemos decidió que Rayan se ocupe del marquesado. Hasborn le pareció una buena idea, Rayan era inteligente y dedicado, mientras Marlon era más liberal y poco aplicado. —Todavía soy muy joven y debo terminar mis estudios. —Por supuesto, mi señor. Dejará a uno de sus familiares a cargo del marquesado. Si lo que quiere es mi opinión… Rayan alzó sus manos y habló mirando a Hasborn. —Si pusiera a uno de ellos a cargo, en dos años el marquesado se derrumbara. Marlon y yo estamos de acuerdo, que no hay nadie más adecuado para encargarse del marquesado y de nuestros hermanos que usted. El mayordomo se señaló con el pulgar. Era un honor único que lo tomarán en cuenta, pero realmente le aprecia demasiada confianza puesta en un solo mayordomo. —Confiamos en usted Hasborn, si no fuera así, no dejaríamos a Noa y Juno bajó tus alas. Hasborn sonrió y se inclinó ante ambos. —No te dejaré todo el trabajo, estaré atento a todo y nada se moverá de su lugar sin mi consentimiento. Con esa promesa la vida universitaria de Marlon y Rayan comenzó. CONTINUARÁ.
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