Capítulo I

950 Words
Para comenzar mi nombre es Angela Anne Black, soy una chica de mediana estatura, esbelta de figura, ojos azules grisáceos, mi cabello es color castaño claro. vivo en New York, con mis padres, llevo una vida bastante tranquila. Pero eso esta por cambiar, ya que tan sólo falta un día para mi cumpleaños numero 17 y  pronto seré llevada a la Mansión "White", con un hombre que no conozco, solo se que aparenta 21 años, pero es vampiro así que debe tener unos 600 años. El solo pensarlo me da escalofríos. ¿Por que debemos vivir así? ¿Hasta cuando tendremos que soportar esto? Estoy harta de vivir limitada a la voluntad de esos seres. Llegué a mi casa, giré el picaporte de la puerta, entre por el umbral y vi seguidamente a mis padres sentados en el sofá, con tres hombres vestidos de blanco, provenientes de la Mansión. —Señorita Black, la estábamos esperando—Dijo un hombre corpulento de cabello castaño. —Aún no cumplo los 17, ¿Que hacen aquí?—pregunté rodando los ojos—¡ Ademas me niego a entregarme!—Exclame seriamente. Los tres rieron mientras se daban miradas cargadas de diversión. —Que estúpida eres niña, ¿acaso quieres que matemos a tus padres?—Pregunto el castaño mientras que   los otros dos amenazaban a mis padres con un arma. Palidecí y salí corriendo a mi habitación. La cerré con llave y comencé a sollozar. Tocaron la puerta y escuche como mi madre rogaba que abriera, le abrí, ella entro me miró con pena y me abrazo. —Calma mi niña—Dijo tratando de consolarme, mientras me acariciaba la cabeza. —Son unos monstruos.—Dije entre lágrimas.—¡No quiero que les pase nada pero tampoco quiero ime! —Es algo inevitable mi pequeña, es mejor que obedezcas o nos mataran y te llevarán a la fuerza de igual modo, ellos ganan.—Exclamo con resignación. —Lo sé madre, es fuerte para mí, pero obedeceré, jamás me lo perdonaría si les pasase algo por mi culpa.—respondí mientras limpiaba los restos de lágrimas que tenía en mis ojos. —Ven pequeña, debemos arreglar tus cosas, mañana pasaran por ti a primera hora. Hoy solo han venido a cerciorarse que sigas aquí—Dijo con lástima. —Está bien madre, lo haré por ustedes—Acepte resignada. Tomamos valijas de todos los tamaños y comenzamos a guardar algunas cosas, nada sería lo mismo. Al terminar decide dormir.  Me desperté al escuchar la canción de "mañanitas", vi a mis padres con una sincera sonrisa y una mirada triste, mi madre traía un pequeño pastel de cumpleaños, me cantaron, luego comimos y disfrute. A pesar que solo fueron 30 minutos de felicidad, había llegado la hora. —Pequeña vístete, te esperan abajo—Dijo mi madre llorando.  —Lo sé, ya bajo.—respondí. Me adentré a la ducha, me despoje de mi cómoda pijama y me duche, salí y me vestí con lo primero que encontré a fin y a cuentas ni vería a nadie importante. Me coloque un pantalón ajustado n***o, una camisa holgada blanca, me hice una trenza en el cabello, tome mi bolso de mano y baje. Mis demás pertenencias ya estaban abajo. Baje al salón y allí estaban los mismos hombres del día anterior. —¿Lista?.— Pregunto fríamente el castaño.  —Nunca lo estaría, pero ya que—Dije cortante. Mi madre me miró con tristeza y no paraba de llorar. Mi padre se mantenía serio pero con un gesto de furia.  —Pequeña mía, nunca te olvidaré, siempre serás mi hija sin importar nada, obedeceles y envíame cartas, te amo hija—Dijo mi padre mientras me envolvía en sus brazos y me apretaba.   —Hija, cuídate y nunca nos olvides, te amamos.—Dijo mi madre dándome un beso en la frente y despidiéndose con la mano. —Señorita, ya sus cosas están en el auto.—Dijo el guardia rubio. Salí por aquel umbral que hace años venía recorriendo, desde niña, miles de recuerdos pasaban por mi cabeza hasta que fui halada y arrastrada hasta el auto, en menos de 30 minutos ya estábamos en el inmenso frente de la mansión, los hombres cargaron mis cosas hasta dentro y yo entre, en el salón principal yacían 12 chicas de mi misma edad en una especie de fila. Uno de los hombres me hizo señas de que me formará con ellas obedecí y me forme. —Aquí tenemos a las chicas elegidas por el líder, las nombraremos y ustedes alzarán sus manos para saber que están presentes. Comenzaron a nombrar a todas las chicas y yo comencé a llorar, solo habían pasado 2 horas Y ya echaba de menos todo. —Angela Anne Black.—Gritó. Yo aún no reaccionaba, ni escuchaba, al tercer llamado levante la mi mano y el hombre cesó, ya no hablaba y me miraba fijamente. —Bien están todas, ya el líder se acerca.—dijo fríamente Todas lloraban sin consuelo, y buscamos con la mirada una escapatoria. En cuestión de minutos apareció un chico, alto de tez blanca, ojos azules, cabello castaño claro y una musculatura que se marcaba sobre su camiseta. Todos hicieron un saludo. —Líder aquí están las chicas que elegiste—dijo fríamente —Gracias Zack, elegiré a una y tú a una, las otras ya sabes.—dijo de manera fría y refiriéndose a que a las que no eligiera morirán, por simple capricho. El comenzó a mirarnos a todas de arriba a bajo, todas trataban de coquetearle, para que las eligiera y así no morir. Yo solo quería que esto acabará, sentí una mirada fría y se trataba del castaño que tenía por nombre Zack, me miraba deseoso y pícaro. —Yo la quiero a ella.—dijo y me señaló. —¿Como es tu nombre?—dijo el líder. —So-soy An-Angela— dije titubeante. El me alzó la cara con su fría mano. Y me observó por un largo tiempo. Luego me miró de arriba a bajo y sonrió. — Tú eres mía—dijo el líder, Zack hizo un gesto de desagrado y eligió a una rubia. —Prefiero morir—dije y rompí a llorar. —Deberías sentirte afortunada, te elegí a ti, habiendo mejores— dijo con una sonrisa maliciosa—Además sufrirías más, sus muertes no son nada agradable, preciosa—dijo y sonrió malicioso.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD