MAXIMILIAN
Su cabello tenía un olor peculiar, alguna fragancia florar inundaba su cabello y me golpeaba como una ráfaga cada vez que el caballo mecía nuestros cuerpos en un suave vaivén.
—Después de nuestra boda puedes enseñarme—Sus palabras fueron del todo sorpresivas, sin darme cuenta sostuve las riendas con más fuerza de lo común haciendo que Marte se detuviera de golpe. Si alguna vez estuve cerca de quedarme sin aliento era ahora, su rostro giro sobre su hombro para mirarme con esos ojos llenos de inocencia que me dejaban perplejo.
Sonreí sin poder evitarlo.
—¿Sueles escuchar proverbios?
—¿Proverbios? Algunas veces —Sus ojos regresaron al frente para ocultar su falta de conocimiento.
—Te diré uno ahora: No invoques a Plutón si te asusta verlo venir mujer—Era increíble su intelige
