Estoy sola en una habitación obscura, mi visión es limitada o quizás sea por las tinieblas que rodean el lugar haciéndolo lucir aterrador, me encuentro sentada sobre un diván, uno que me resulta familiar, el sonido de unos tacones aproximándose me hacen sobresaltarme, trato de mirar a mi alrededor, pero lo único que logro ver gracias a la tenue luz al final de la habitación es una silueta femenina que me resulta familiar, camina lentamente, aproximándose a cada paso, el vello de mi nuca se eriza, hasta que se muestra frente a mí la doctora Murray
—Harper, ¿Lista para tu sesión? —
Pregunta en una voz hueca como salida de ultratumba, me pongo de pie, debo salir de aquí, ya le dije que no quiero estas terapias ridículas que no me han traído beneficios en lo absoluto, pero no logro ver ningu
