Capítulo 1 (parte 2)

3208 Words
 —Entonces, señorita Collins, sus conductas se han estado normalizando a lo largo de estas últimas semanas— —Usted sabe bien que no soy alguien que se considera normal, así que juzgue usted misma mi estado, doctora Murray, a fin de cuentas, usted es la experta— Suelto mordaz mientras ella frunce el ceño, prácticamente me forzó a que me recostara en el maldito diván, mi día ha sido terriblemente cansado y vine a la maldita terapia solo para no tenerla sobre mí con sus llamadas, durante años he sido su paciente, más de diez psiquiatras me han analizado, ninguno de ellos ha logrado ayudarme en algo, ni siquiera la doctora Murray, he hecho lo que me ha pedido, análisis clínicos que incluyen las famosas pruebas toxicológicas, pruebas psicológicas, encefalogramas, resonancias, tomografías, entre otras cosas más, y aun estando tomando al pie de la letra las píldoras de ziprasidona, no he tenido más que efectos secundarios, las alucinaciones no se van en absoluto, creo que ha llegado el momento de renunciar al hecho de una vida normal y tener que vivir todo el tiempo al borde de la locura, tarde o temprano terminaré en una maldita habitación acolchonada, estoy cansada, frustrada y rota, no tengo un remedio real; la doctora Murray clava sus expresivos ojos grises en los míos, pero ese tipo de intimidaciones a base de miradas no me amedrentan en lo más mínimo, después de lidiar con los seres que me hace ver mi cabeza, ya pocas cosas logran amedrentarme       —Creo que necesita mejorar un poco sus actitudes, señorita Collins, así podrían mejorar sus relaciones interpersonales, eso sumado a que sus conductas autodestructivas han disminuido, deberían ser suficiente para comenzar a llevar una vida más normal— Niego con la cabeza y me levanto del diván, ella me observa con atención, odio sentirme como un animal de laboratorio, me está estudiando como a uno, tomo mi bolso y me encamino hacia la puerta del consultorio tomando el pomo —Debo irme, doctora, esto no está funcionando, ya basta de engañarse queriendo salvar a un caso perdido, buscaré otro tipo de ayuda — —Harper la sesión no ha terminado hay que…— —La sesión ya terminó, gracias, el pagó ya lo he realizado, evite llamarme, no quiero su ayuda— Interrumpo dándole una última mirada, su ceño se frunce, pero no me detengo, abro la puerta y salgo de su consultorio, necesito aire ahora, debo caminar un poco; la ventisca fría me hace sentir mejor, no hay como una corriente fría de otoño para hacerme sentir un poco más despejada, él sol comienza a ponerse, pero decido ir a donde me lleven mis pies, el parque está cerca, decido ir un momento, necesito estar en un lugar que no sea el departamento, llegando a casa tiraré las malditas píldoras por el inodoro, no las quiero volver a tomar nunca más, suspiro y de pronto escucho mi móvil sonar, lo saco de mi bolso con cuidado y reviso la pantalla de este, es Sam, no quisiera responder, pero de lo contrario se preocupará y es capaz de viajar de Nueva York hasta acá para buscarme, ruedo los ojos y decido responder de una buena vez —Hola, hola, aun no llegas a casa eh— —Voy saliendo de con la doctora Murray— —Y ¿Cómo ha ido? — Suelto una pesada respiración, de todas maneras, algún día se enterará de mi decisión —Renuncie a estar en la maldita terapia, no me ayuda en nada Sam— —Harper, pero la necesitas, ¡Carajo! Debes aceptar ayuda— —Sam, en serio, estaré bien, no hay de qué preocuparse— —Harper, eres una persona medicada ¡Dios! Te aterras cuando te dan esos ataques necesitas la ayuda, debes tomar las píldoras— Su voz chillona suena a través del auricular de mi móvil, su preocupación es evidente pero mi loca amiga debe entender que soy lo suficientemente grande para ser independiente; aunque ha sido mi única amiga desde que llegué acá, aún recuerdo el primer día en la universidad, era la burla por mi estúpido acento pueblerino, durante ese año odié el hecho de ser de Arkansas, pero tenerla a ella por amiga fue una bendición por eso me abrí con ella diciendo todo el mundo de problemas que llevaba arrastrando, me ha apoyado, pero también hay momentos en los que me siento asfixiada, no pueden encerrarme en una burbuja; suelto una pesada respiración —Así estoy bien, Sam, las píldoras jamás me han quitado las alucinaciones, me hacen sentir peor, simplemente ya en dos ocasiones me he quedado dormida en el trabajo, Jake ha podido cubrirme con la jefa, estoy cansada de esto, pero si tanto te preocupa que viva contigo sin tomar mis medicamentos, prometo que buscaré un apartamento y me iré— —Harper, tú sabes que te quiero, amiga, solo entiende que estoy preocupada por ti ¿Dónde estás ahora? — —En el parque— —Y seguro sola en la parte más lejana lejos de cualquier persona que pueda ayudarte en caso de que estés en peligro y.…— —Basta Sam, estoy bien ¿sí? debo irme por ahora, no quiero estarte preocupando y no cometas la locura de venir hasta acá a patearme el culo, pero mañana buscaré un apartamento, tengo mucho por hacer y un cliente importante con quien tratar, nos vemos después — Antes de cualquier contestación corto la llamada, ruedo los ojos y guardo mi móvil, suelto una pesada respiración, siento un nudo en la garganta, tarde o temprano sabía que esto pasaría, debo estar sola, nadie quiere estar cerca de una enferma mental, todo mundo sataniza mi padecimiento, creen que eres una psicópata que los matará de un momento a otro cuando en realidad solo tienes miedo y buscas un lugar seguro en donde ocultarte al ver a las terribles criaturas que comienzan a aparecer; mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas, la tristeza en un sentimiento tan familiar, la vida solo me ha traído tragos amargos, me paso una mano por el rostro, respiro profundo, necesito tranquilizarme, las presiones pueden llevarme a un ataque de pánico y no será nada agradable; me distraigo un momento viendo desde mi lejanía a las personas que rondan el lugar paseando a sus perros o sentados en las bancas, una nueva ventisca helada se hace presente y es en este momento cuando odio el haber olvidado mi suéter en casa, aunque mi jefa dice que es feo, es increíblemente cómodo, sonrío al ver a una pareja de adolescentes a unos metros de mí, el frío parece importarles poco mientras se bolsean, cubro mi boca con mi mano cubriendo mi risa —Los jóvenes y sus apasionadas muestras de cariño— Me sobresalto al escuchar la voz masculina a mis espaldas, mi perdida de equilibrio me hace trastabillar y cuando estoy por caer al suelo un brazo de cuela por mi cintura sosteniéndome firmemente, el vello de mi nuca se eriza, ese tipo de acercamientos me ponen un tanto nerviosa, me ayuda a incorporarme poco a poco  —Lo siento no quise asustarte— Su voz es tan suave y tranquila que me relaja de una manera increíble, ¿Qué carajos está pasando en mi cabeza en estos momentos? Dudo que una simple voz genere los químicos que necesita mi cabeza para funcionar bien, me giro en mis talones, parpadeo un par de veces acomodando mis gafas y veo esos zapatos de diseñador bien lustrados, mi mirada sube poco a poco en sus piernas enfundadas en vaqueros —No te preocupes el equilibrio no es lo mío y.…— hago una pausa, ¡Mierda! no puede ser, mis ojos están en extremo abiertos, mis mejillas arden, al ver el rostro del tipo frente a mí, es él, el de la fotocopia, el cliente al que atenderé mañana, el señor Wargner, siento que mi pulso se dispara, ¡carajo! Es aún más sexy en persona, me siento pequeña en estos momentos, trago en seco y no puedo articular palabra alguna —¿Te encuentras bien? — Pregunta sacándome de mi ensoñación y noto como arquea una ceja, sus espectaculares ojos verdes se clavan en los míos haciendo un mar aguamarina, son hermosos, creo que estos más sonrojada de lo normal, me aclaro la garganta, pareciera darme una expresión divertida, así que nerviosa respondo —Emm bueno si, emm— —Tranquila, no te comeré, ovejita — una sonrisa extremadamente sexy aparece en su rostro, pasan por mi cabeza las fantasías locas de esta mañana y me sonrojo aún más, suspiro y solo se me ocurre decir —¿Señor Wargner? ¿Andrew Wargner? — Ahora es él quien me mira con sorpresa, aun con una sonrisa en el rostro asiente —Así es ¿Te conozco? — Mierda, creerá que soy una acosadora o algo así —Emm no, pero si a mi jefa, la señora Mitchell del despacho Mitchell's, yo estaré a cargo de su contabilidad a partir de mañana— Arquea una ceja y se frota la barbilla, una barba de candado delinea su rostro a la perfección, pareciera un modelo de revista —¿Y tu nombre es? — ¡Idiota! ¿cómo has olvidado presentarte, Harper? suelto una pesada respiración mientras nerviosa juego con un mechón de mi melena, hoy no ha sido mi día, desde ahora le estoy dando una muy mala impresión —Lo-lo siento, Harper, Harper Collins— extiende su mano hacia mí y aunque por un momento dudo, acerco la mía estrechándola, me observa un momento y me da un sonrisa de medio lado  —Gusto en conocerte señorita Collins— —Por favor, llámeme Harper— No estoy acostumbrada a lidiar con personas, pero me es más incómodo cuando no me llaman por mi nombre, por lo menos agradecería que si tendré que tratar directamente con él me llame por mi nombre —Harper, lindo nombre, entonces te pido me llames Andrew— Al oír como paladea mi nombre siento de nuevo el vello de mi nuca erizarse, ¿Cómo su voz puede provocarme tanto? Es extraño en verdad, pero agradezco no tener alucinaciones en este momento, su mirada se suaviza y antes de soltar mi mano acaricia mi muñeca con su pulgar, me muerdo el labio nerviosa, es estúpido, pero el tipo me gusta, tiene algo que atrae —Entonces, Andrew, ¿Te veré en el despacho el lunes? — —Ahí estaré, creo que mis finanzas están en las mejores manos de toda Nueva Orleans — Un destello se hace presente en sus ojos, uno color rojizo, decido ignorarlo, quizás son las alucinaciones de nuevo, le resto importancia y le sonrío —No te arrepentirás lo prometo— —¿Te gustaría ir por un café? — Me limito a negar con mi cabeza, él nuevamente arquea una ceja, parece sorprendido por mi respuesta, quizás no esté acostumbrado a que lo rechacen, pero no creo que sea el momento adecuado para estar cerca de mi —Lo siento debo ir a casa, será en otra ocasión— —Esperaré ansioso—  ¿Es en serio? ¿ansioso? Esto debe ser una broma o quizás una alucinación más, parpadeo unas cuantas veces, este tipo no se ve de los que solo salen por café y ya, quizás son los que salen con chicas repletas de silicón, se las follan y luego las botan y yo no soy de ese tipo, ni siquiera soporto que me besen, aunque me gustaría sentir el contacto humano, pero ese maldito trauma me ha roto por completo en ese sentido, suspiro y antes de girarme en mis talones le doy una última mirada —Hasta luego Andrew— Suelto serena dando unos cuantos pasos para alejarme —No soy de ese tipo de hombres Harper— Me quedo helada deteniendo mis pasos al escuchar esas palabras, ¿acaso lee la mente?, ¡mierda! No puedo tener alucinaciones ahora, es un cliente importante, no debo cometer una imprudencia o la señora Mitchell me matará, además ahora no puedo darme el lujo de quedarme sin empleo necesito un apartamento de manera urgente, debo mudarme antes de que Sam esté de vuelta en la ciudad, suspiro y parpadeo un par de veces, giro mi cabeza para verlo, pero no está, se ha ido, solo espero no haberlo ofendido, espero el lunes no arrepentirme por mi ridícula actuación de hoy, en definitiva solo falta que pase un perro y me orine, niego con la cabeza y decido hacerme camino abrazándome a mí misma, tengo frío, maldita sea la hora en que olvidé el suéter, está anocheciendo ya y  los árboles adornan la terrorífica escena ya con unas pocas hojas encima, señal de que el otoño hizo de las suyas y estamos más cerca del invierno. Faltan solo unos metros para llegar a casa, un fuerte escalofrío me recorre de pies a cabeza, pero no cualquier escalofrío, es de esos que te avisan que hay problemas, como los que suelen aparecer en mis ataques de pánico, por favor no, no ahora, no aquí en la calle donde nadie hará nada por mí, tengo un mal presentimiento, camino más rápido, el vello de mi nuca se eriza de manera violenta, Harper, no te muevas, me quedo petrificada al escuchar esa voz varonil en mi cabeza, la voz de Andrew, me veo obligada a detenerme por un momento, es normal en mi esto alucinar incluso voces, de pronto, justo frente a mis ojos veo como un auto a toda velocidad se estrella en el poste que se encuentra a escasos tres metros de mí, grito horrorizada, si no me hubiera detenido, estuviera muerta, mis ojos se llenan de lágrimas por la conmoción del momento, ¿acaso el mundo conspira en mi contra para darme un nuevo trauma? me sobresalto al escuchar un grito de ayuda y sin dudarlo me acerco al auto, lo que alguna vez fue un volvo tipo sedán tiene el frente destrozado por completo, me acerco hacia el asiento del piloto, mis ojos se abren al verlo cubierto en sangre por el golpe en su cabeza, es increíble que siga consciente, con manos temblorosas saco el móvil de mi bolso —Tranquilízate, llamare a emergencias— —Mi pierna, por favor, no puedo salir— Escucho la voz desesperada del joven, mis torpes manos teclean sobre la pantalla del móvil, Harper ¿crees que merece compasión? ¡Casi te mata! está ebrio, nuevamente la voz en mi cabeza habla, estoy volviéndome cada vez más loca, definitivamente terminaré en un cuarto acolchonado, me llevo el móvil a mi oído  —Es antinatural dejarlo morir, va contra la ley natural, ahora si no te molesta, debo llamar al novecientos once— Suelto entre dientes respondiéndole a la voz de forma tal que espero que el tipo en el auto no logre escucharme, sé que estoy loca, pero odio que me juzguen el timbre de la línea suena —nueve uno uno ¿cuál es su emergencia? — responde una voz femenina justo al segundo timbre —Señorita por favor necesito una ambulancia, acaba de haber un choque calle Constance esquina con Lafayette— me acerco al tipo del auto y lo observo para continuar —Un joven de aproximadamente dieciocho años, impacto su sedan contra el poste, despierto, pero en estado de ebriedad, golpe en la frente, tiene sus piernas atrapadas en el auto, todo el frente está prensado — —Bien una unidad de rescate va en camino por favor no deje que el paciente se duerma— —Está bien esperaré hasta que vengan a auxiliarlo — Corto la llamada y acercándome más al tipo decido hacerlo hablar, no puedo dejarlo dormir, quizás lo único bueno que haga en la vida es salvar a alguien —La ayuda viene en camino, no te duermas, mi nombre es Harper ¿cuál es el tuyo? — —Alexi, Alexi Rogers, ¡Mierda! me está matando, duele demasiado— —Eso te pasa por ser un loco al volante, Alexi, ¿acaso no has oído eso de que si bebes no manejes? La prudencia al volante es primordial — —¡No bebí mucho! soy joven merezco diversión ¡Santa mierda! me duele— Suelta gritándome, ¿acaso la juventud de ahora está chiflada? ¿a esto le llaman diversión ahora? En definitiva, mi fe en la humanidad acabará aquí y ahora, frunzo el ceño y decido aprovechar el momento para sacar toda mi ira reprimida —¡Eres un idiota, egoísta, hijo de perra! ¿cómo que mereces diversión? casi me matas, ¿te parece divertido esto? ¿Crees que tu mereces vivir más que yo? Por lo menos yo soy útil a la maldita sociedad en cambio tu eres una pequeña mierda que cree que intoxicarse con sus estúpidos amigos le traerá algo bueno, imbécil — Te lo dije, no merece tu compasión Suelta la voz en mi cabeza de nueva cuenta, tiene cierta razón, pero mi sentido humano me hizo actuar de la forma que creí la correcta, mis manos tiemblan, en definitiva, estoy al borde de la locura, No estas loca, ovejita, soy tan real como tú, solo te estoy cuidando —¡Ya cállate! — Grito desesperada, la voz incluso usa ese apodo que me dijo Andrew hace unos momentos, ¿será que mi nuevo tormento mental sea su voz?; desvío mi mirada de nueva cuenta al tipo del auto que me observa con su gesto adolorido —No puedo dejar de quejarme, ¡me duele!, ¿Que mierdas quieres que haga? — Por lo menos no pensó que estoy loca y cree que le dije a él Ya te dije que no estás loca, te lo demostraré pronto, ovejita —¡Púdrete idiota! — Grito de nueva cuenta apuñando mis manos a los costados, suelto una pesada respiración y la ambulancia al fin llega, aliviada veo como se detienen y los paramédicos acuden rápidamente, ya podré irme a casa al fin debo estar sola —¿Está bien señorita? — Suelta uno de los paramédicos acercándose a mí y mirándome con atención —Si, solo pasaba por aquí cuando este irresponsable se le ocurrió estrellarse, debo irme— —Muy bien, gracias por hablar al servicio de emergencias, nosotros nos haremos cargo a partir de ahora— —Gracias a ustedes por venir— Asiente y se retira a ayudar a sus compañeros, suelto una pesada respiración y niego con la cabeza al escuchar quejándose de nueva cuenta al tipo llorón, sigo mi camino de nueva cuenta a casa, por lo menos al llegar quizás la voz de mi cabeza no me dejará sola y tendrá algún tema con el cual entretenerme, por lo menos en lo que puedo conciliar el sueño, hoy ha sido un día duro, solo espero que el fin de semana no me pinte tan mal y logre encontrar un apartamento no tan lejano y accesible que pueda solventar, llegó la hora de enfrentarme a la realidad de estar sola, de vivir sola de nuevo, como cuando recién llegué a este lugar.      
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD