Salimos del edificio y en el camino al paradero de buses llegó el esperado interrogatorio: - Qué bueno verte, definitivamente me estás evitando. - No, cómo crees, es solo que he estado ocupado, tu sabes, cómo me dijiste el otro día, acá venimos a trabajar. - Si te entiendo, pero tampoco seas extremista, obvio no podemos besarnos ni nada de eso en la oficina, pero podemos tomar un cafecito juntos, o charlar en los recesos. - Pues yo hablo cuando es hora del almuerzo - Ve, si, ¿Dónde almuerzas? - En el piso 21, ¿Por qué, tu dónde? - ¡Uy no!, yo evito subir, me da mucho frio. - Yo no le veo el problema. - No, es que eso da frío, yo almuerzo en la cafetería del 19. - Hum no, eso es muy pequeño, no me gusta tanto olor concent