Capítulo 6. La visita sorpresa

3746 Words
Me despierto al día siguiente poco antes de la alarma, de manera que cuando suena ya estoy más consciente y sentado en la cama, pienso un poco en el orden del día y me levanto directo a la ducha, entro al baño y sin cerrar la puerta me desnudo y dejo todo en el piso, abro el grifo y me meto de una bajo el chorro de agua fría que poco a poco se calienta, así me aseguro de despertarme definitivamente mientras ahorro agua, lo cual es muy importante en estos momentos a nivel mundial, luego de enjabonarme y lavarme bien cada parte de mi cuerpo; salgo de la ducha después de unos 10 minutos, me pongo la toalla en la cintura, me cepillo los dientes y luego me agacho para recoger la ropa sucia para poder llevarla a la canasta de ropa sucia que tengo en la entrada de la sala. Me voy a la cocina, tomo una olleta y la lleno de agua, luego la pongo en el fogón encendiendo la estufa que es de gas. Regreso a mi habitación para buscar ropa limpia, encuentro una camiseta, un jean y lo combino con unas medias que tienen un grabado de un balón rojo con amarillo a un costado, no soy fan de los muñequitos, pero esas me las regaló mi madre y quiero que se sienta bien cuando me vea usarlas. Regreso a la cocina cinco minutos después para comprobar que el agua para el café ya está lista, apago la estufa y saco un pocillo de la alacena, tengo solo tres y dos están en la platera, así que no tengo mucho de donde escoger, saco una cuchara del cubertero y el tarro de café instantáneo, también saco azúcar que mantengo en un tarro y preparo un café oscuro con poca azúcar de manera que me sirva de combustible para la mañana, saco un par de panecillos de una bolsa y me siento en una silla alta que tengo pegada a la barra que separa la cocina de la sala, después de desayunar con tranquilidad, me pongo los tenis y guardando toda la ropa en una bolsa de basura agarro mis documentos, las llaves y me voy a  la lavandería que queda a tres cuadras de mi apartamento, dejo toda la ropa y a cambio me dan un recibo para reclamar al día siguiente después de medio día. Veo la hora en mi reloj de dragon ball y veo que son cerca de las 10 a.m., así que tengo un poco de tiempo para organizar el apartamento, así que regreso y después de ordenar la ropa en su respectivo lugar, barrer un poco, lavar la loza que acabo de utilizar, y subir la loza que estaba en la platera a las gavetas, veo que son cerca de las 12 p.m. así que me cepillo de nuevo, busco mi chaqueta negra de taches que me hace juego y salgo rumbo a la casa de mis padres, queda como a tres cuadras en la dirección opuesta a la lavandería, de manera que no tardo mucho en llegar, timbro en la reja de entrada y al cabo de un par de minutos aparece mi padre, quien me saluda con un gesto en la cabeza y abre la reja con su llave. Entramos a la casa y ya huele delicioso, mi madre debe estar preparando un banquete. -       Hola madre, buenas tardes, ¿Cómo estás? -       Bien mijo, y tu ¿Cómo estás? -       Bien madre, ¿Qué cocinas? -       Tu favorito mijo, sopita de frijol con arroz blanco, albóndigas en salsa de tomate y torta de zanahoria. -       ¡Uy madre, muchas gracias, qué rico! Le digo esto mientras me acerco y la abrazo por la espalda y le doy un beso en la mejilla. Regreso a la sala donde mi padre está viendo un documental en la televisión. -       Hola padre -       Hola mijo. – Dice esto sin mirarme siquiera -       ¿Que está viendo? -       Un documental sobre los peces de la sabana de Bogotá, tengo ganas de irme de pesca un día y estoy aprovechando que encontré esto en la televisión. -       Ah bueno padre, ¿Cómo van las cosas en la tienda? -       Bien, bien mijo, usted sabe que no se puede desatender, pero hoy tengo a Gustavo encargado de la apertura y cierre, ya me aseguré que abrió a las 9, y espero que cierre a las 7p.m. como siempre. -       Ah bueno, y… ¿Si está dando la venta de electrodomésticos? -       Si mijo, usted sabe que bendito sea Dios, ese es un buen negocio, siempre hay alguien que quiere un televisor, una nevera, o una tostadora. Vamos creciendo bastante rápido, me vendría bien una mano para ordenar toda la documentación y ampliar el negocio a otros municipios, pero no he conseguido a nadie que se atreva a llevar la empresa al siguiente nivel. Todo eso lo dice con un deje en la voz, como si quisiera invitarme a llevar a cabo esa tarea, pero sin mostrar demasiada emoción de manera que aunque escucho su indirecta, también esquivo la flecha. -       Ah bueno padre, si, quizás un día encuentre a la persona correcta. No quiero  sonar grosero, aunque sé bien que ya lo hice, pero tampoco quiero salir corriendo a aceptar tener más peso en mis hombros, sería como ponerme voluntariamente en el cepo mientras mi padre agita un látigo sobre mi espalda sin piedad. -       Muchachos a la mesa. – Dice mi madre mientras va trayendo los platos. La comida está como siempre deliciosa, hablamos poco durante el almuerzo, pero afortunadamente se mantiene dentro de la armonía que mi familia siempre quiso. Me quedo la tarde con ellos y logró hablar con mi padre de otros temas que no sean sus negocios ni mi trabajo, hablamos de María Dolores y de cómo debo mostrarme en el club, (los padres de María Dolores ya me conocen hace varios años debido a los negocios de mi padre con ellos, pero hasta ahora cada vez que nos hemos reunido ha sido entre la tarde noche, y en centros comerciales o en su casa, de manera que nunca hemos compartido más que galletas y café o alguna bebida similar, nunca me han visto como una persona que pueda pertenecer a su familia, y sin embargo fueron ellos los que solicitaron nuestra unión marital); de manera que mi madre que es muy perceptiva me da instrucciones sobre cómo debo comportarme y hablar ante las posibles preguntas de que comer o de los amigos de mis suegros que puedan llegar a curiosear sobre mi identidad. Pasan las horas y sobre las 7.p.m. mi padre mira su reloj y recibe una llamada de uno de sus empleados de confianza, Gustavo, quien le indica las ventas del día a grandes rasgos y le comenta que va a cerrar, mi padre se muestra satisfecho y cuelga con una sonrisa. Al parecer las cosas le siguen saliendo bien a pesar de lo ocurrido hace seis meses, donde después de lo ocurrido la gente no quería acercarse a la tienda, dado que ahí habían muerto seis muchachos, y la gente suele ser supersticiosa. Media hora después me despido de mis padres y me regreso a mi casa, abro la reja, entro y cierro, subo las escaleras y abro la puerta de mi apartamento, a tientas busco el interruptor de luz y al encenderla, me llevo una sorpresa, Esmeralda está dormida en mi silla frente al televisor, vestida con su típica ropa metalera, pero sin sus mechones azules, ahora su cabello es solo n***o y no trae el piercing en su labio, está tan hermosa allí descansando, que me quito los zapatos, cuelgo mi chaqueta y reuniendo fuerzas para levantarla por debajo, la llevo a mi cama, la deposito suavemente y voy de regreso a la sala cerrando la puerta de la habitación, creo que hoy no será la noche más cómoda de mi vida. Busco mi teléfono, y le marco a María Dolores. Después de hablar un rato, veo que ella continúa muy emocionada por vernos al día siguiente, pero me indica que me va a recoger a eso de las 11 de la mañana, quedamos en ello y voy colgando la llamada, cuando una vocecita familiar dice mi nombre. -       ¿Miguél? -       Si, dime ¿Qué sucede? -       Miguel ¿Dónde estás? -       En la sala ¿Por qué? -       Ven al cuarto -       Dame un momento por favor. Me dirijo a la habitación y allí está la luz encendida, Esmeralda se ha despertado y está sin su faldita y sin su chaqueta acostada sobre una almohada y mirando hacia la puerta con los pies levantados y una sonrisa en su rostro. -       Hola Esmeralda, ¿Qué estás haciendo y cómo entraste a mi casa? -       Perdón Miguel, tuve una pelea con mis padres, y no quiero volver hoy, ¿Me puedo quedar acá? Di que si. -       Pues sí, no veo el problema, pero ¿Cómo entraste a la casa y que sucedió? -       Puesss… ¿Recuerdas que yo estaba al frente el día del robo?, bueno tu sabes que aprendo rápido y…la cosa es que no sabía que más hacer, mis amigas o se han casado o están de rumba, y yo me sentía sola, y te extraño. -       Bueno, no pasa nada, ¿No dañaste la cerradura? -       Espero que no, pero igual tu pudiste entrar y cerrar sin problemas, así que supongo que está bien. -       Okey, cuéntame que pasó. Digo esto mientras voy hacia la cama, y me siento a su lado. -       Pues que mis padres no me creen que esté trabajando y quieren que me vaya para Medellín a donde mis tías, para que me aleje definitivamente de ti y de mis malas influencias. -       Bueno, pero tu siempre fuiste mi mala influencia -       ¡Ay Miguel!, No te pongas pesado. -       No es eso, pero bueno, no importa, y ¿Sólo por eso te viniste para acá? -       Bueno si, ¿Por qué, te molesta? -       No, la verdad no, pero me sorprendiste. -       ¿Y bien O mal? Dice esto mientras hace caras como niña mimada -       Bueno, definitivamente bien. -       Celebra sentándose y dando brinquitos en la cama. -       ¿Dónde estabas? -       Bueno, donde mis padres, no esperaba visita. -       Perdón.- Dice mientras hace pucheros- ¿Me puedo quedar el fin de semana entero? -       Hm bueno, no me molestaría, pero tu sabes que ya tengo novia y viene mañana y … Noto una señal de ira en su rostro cuando menciono a María Dolores, pero lo dejo pasar -       Prometo que no se dará cuenta que estoy acá. -       Vale, no hay lio, no te puedo negar algo como esto a ti. -       Gracias mi amor. – Se tapa la boca cuando ve lo que acaba de decir y me pregunta – ¿Ya cenaste? -       No, pero almorcé bien, ¿Y tú? -       No he ni almorzado. -       Hum, ¿Quieres que prepare algo? -       No amor, mejor pidamos domicilio, cocinar no es tu fuerte, yo invito. -       ¿Tienes dinero? -       Si amor, te digo que estoy trabajando Noto como me ha llamado amor desde que no le dije nada por llamarme así, no me molesta, pero no sé si es lo correcto. -       Bueno, que pedimos entonces -       Pizza, quiero pizza. Después de que llegó el domicilio y cenamos, estuvimos viendo televisión un rato, yo sentado en el sofá, y ella encima de mí como los viejos tiempos, estamos en esas cuando algo me asalta la cabeza. -       Oye, ¿Alguien te vio entrar? -       No bobito, ¿Por qué? -       Y ¿Cómo fue eso posible? -       Bueno no te dije toda la verdad, perdón, lo que pasa no es que me haya peleado con mis padres, en realidad no están, salieron de viaje ayer, y como yo tengo que trabajar, me tuve que quedar. Pero no me quiero quedar solita, tu sabes que no me gusta la soledad. -       Y ¿Por qué no llamaste a tu novio? -       Ya no tengo, lo boté el mes pasado, no tiene esa chispa infantil tuya. -       ¿Es un cumplido, o un insulto? -       Ja ja ja, tómalo como quieras, la cosa es que me cansé de él y pues entonces estoy sola el fin de semana, estuve mirando toda la mañana y ví que tus tios salieron, que luego tu saliste también, y como no te demoraste nada en la primera salida, pensé que la segunda vez tampoco te demorarías y me quedé esperándote. No te enojes porfa. Me quedo procesando lo que Esmeralda me acaba de contar, no está mal si es la verdad, pero si de nuevo me está mintiendo…Decido que voy a correr el riesgo. -       Ok, te creo, y no, no estoy enojado, pero no veo por qué no me dijiste antes. -       Es que no sabía si contarte la verdad iba a servir para que me quedara contigo, ya sabes, por aquello que si tengo donde quedarme y demás. -       Bueno, es cierto, si me hubieras dicho la verdad desde el inicio, es probable que te hubiera enviado de vuelta a tu casa. -       Ves, ¿No has cambiado de opinión? -       No tranquila, pero mañana tengo que levantarme temprano y ya van a ser las 12 a.m., Así que ¿cama o sofá? -       ¿No podemos dormir juntos?, Prometo que me quedaré quieta -       Hum,- Me quedo un momento pensando, dormir en la misma cama con Esmeralda sin hacer nada, no es algo que sucediera desde que éramos niños, por otro lado con lo calenturiento que estoy, no sé si pueda controlarme. Decido correr el riesgo. – Vale, pero si prometes quedarte quieta, yo también lo prometo. Sonríe mientras levanta su puño derecho cerrado y saca el dedo meñique como proponiendo una promesa, la cual acepto y con el mismo gesto nos vamos a cepillar y luego a la cama. Cuando nos vamos a dormir ella se voltea hacia mi y me dic: -       Buenas noches amor, no puedo creer que otra vez podamos dormir juntos, quiero decir, dormir.- Y sonríe pícaramente. -       Buenas noches Esmeralda. Trato de dormir durante un rato largo, y aunque estoy cansado sólo de saber que tengo a Esmeralda a mi espalda, no me deja conciliar el sueño, siento su calor, su espalda y sus nalgas contra mi, ella adora dormir acurrucada y entonces no aguanto más esa incomodidad y me volteo boca arriba, pasando un brazo por detrás de mi cabeza para no incomodarla, y pienso en todo lo que se avecina el domingo cuando siento que ella también ha girado dormida y su pierna izquierda está sobre mi pierna derecha, eso en definitiva no ayuda a controlarme, pero me mantengo quieto un rato más, luego ella vuelve a girar y me abraza, siento su cabello, su cabeza en mi pecho, su mano que pasa sobre mi abdomen, y su pierna derecha ahora sobre mi izquierda quedando en el medio. Siento el calor de sus senos y su vientre contra mi cuerpo y decido pasar mi brazo por debajo de su cabeza y abrazándola de paso. Mi erección no se hace esperar, pero ya no tengo que ocultarla así que me relajo y dejo que se proyecte con toda su intensidad, todo dura así unos minutos cuando Esmeralda baja su mano de mi abdomen hacia mi entrepierna, y queda posada sobre mi m*****o caliente y duro, quiero quedarme quieto, pero es demasiada la tentación, aun así me concentro en pensar en otras cosas, como el programa de televisión que estábamos viendo antes o el almuerzo de mi madre, o … el calor de sus  piernas contra mi cuerpo, me descubro a mi mismo girando un poco y ella mete más su pierna en medio de las mias y aprieta su muslo contra mi periné, lo que hace que mi erección crezca aún más a un punto casi doloroso. Intento verla a los ojos, pero en la oscuridad solo veo que respira con calma, aunque su corazón empieza a aumentar la velocidad. Decido llamarla con un susurro. -       Esmeralda -       Dime -       ¿Estás despierta? -       Todavía si -       ¿Qué estamos haciendo? En ese momento levanta su cara hacia mi, me da un beso en la barbilla y me dice: -       Creo que estamos cediendo a lo que de verdad queremos Trato de no decir nada, de no corresponderle, pero ya es tarde, mi mano izquierda está bajando por su hombro derecho, y vuelve a subir, le bajo la tira de su blusa y le acaricio el hombro y bajo por su pecho, hasta tocar su seno derecho. -       No creo que debamos continuar -       Yo tampoco, pero tu mano ya está bordeando mi tanga y recorriendo mis nalgas. -       Es cierto, no puedo ser tan hipócrita. Y dicho esto me ubico sobre ella y comienzo a besarla en el cuello, en los labios, la beso en los ojos, y deseo poseerla, ella solo se deja y me acaricia los brazos y la espalda hasta donde alcanza, sube su pierna y nuevamente me presiona el periné, luego bordea con sus dedos mi bóxer y roza con la punta de mi pene, me besa también y luego la agarro de las muñecas, la beso de nuevo en la boca apasionadamente, le acaricio la frente con mi mano izquierda y con la derecha masajeo su seno izquierdo, encuentro su pezón endureciéndose, y lo rozo suavemente y luego con un pellizquito lo halo, a lo que por respuesta oigo un gemido: -       Ahh Sonrio y continúo besándola por el cuello y desciendo por en medio de sus senos, me salto la blusa y llego a su ombligo, bordeo su tanga y empiezo a halarla hacia abajo, ella levanta su cadera para facilitarme quitársela, pero yo la dejo hasta el borde donde su ingle se transforma en sus muslos, y veo con la luz que entra por la ventana y mi cortinaje azul, como se forma un triangulito que hala desde en medio de sus piernas, veo su línea y la beso ahí, nuevamente un gemido suyo y sus manos recorriendo mi cabeza, acariciando mis orejas, subo de nuevo besándola y esta vez me aseguro de meter las manos bajo su blusa de tiras la cual empieza a subir descubriendo sus senos, hasta que pasamos por sus pezones uno de los cuales rebota al liberarse del borde la blusa, continúo subiendo, acariciando sus senos al pasar, y llegando a sus axilas, le pongo la blusa sobre la cara, pero dejando ver solo su sonrisa y me retiro hacia abajo dejándola con los brazos extendidos hacia arriba, me devuelvo con besos y caricias hacia sus piernas y continúo halando su tanga hacia el medio de sus muslos, le agarro las nalgas y las masajeo, luego poniendo sus piernas sobre mi hombro izquierdo le quito definitivamente la tanga, la cual sale volando a alguna parte de mi habitación. Mantengo sus piernas juntas y elevadas y las pongo sobre ella, dejándome libre vía para ver su vulva en todo su esplendor, la beso y le paso la lengua por toda la mitad, lo que causa que nuevamente suene un gemido, pero ésta vez más alto. -       Shhh, -       Siii. – Dice con la respiración entre cortada.- No te detengas -       No pienso hacerlo Continuo besándola y separo sus piernas y las pongo alrededor de mi cintura, luego vuelvo a subir besándola entera y le paso la blusa sobre la cabeza, la cual también vuela lejos de nosotros, ella se las arregla para sentarse y con sus dedos recorre mi bóxer y comienza a bajarlo mientras estoy de rodillas, me acaricia las nalgas en su juego y libera mi pene quedándole directo frente a su boca. Lo besa y baja el prepucio y comienza a meterlo y sacarlo de su boca, juguetea con su lengua en mi punta, es un placer enloquecedor, luego lo saca y me pide que la penetre. La agarro por su cadera y la subo sobre mis muslos y ella con sus manos pone mi pene en la entrada de su v****a y se abraza a mí, lo que hace que todo entre sin mayor presión, comienza a mover su cadera en círculos, y yo solo quiero que se mantenga así toda la noche, la subo un poco más para ganar la comodidad y libertad de las piernas y ella se sienta sobre mi, comienza a dar pequeños brinquitos para asegurarse que sale y entra a su ritmo, yo mientras tanto le acaricio los senos y las piernas, es un espectáculo único. Lo seguimos haciendo hasta que ella gime de placer y un liquido tibio recorre mis genitales y humedece mis caderas, al rato el que gime soy yo y siento como todos mis líquidos fluyen dentro de ella. Se acuesta sobre mi, aún sin separarse de mi y me susurra: -       Shh, ¿Me extrañaste amor? -       La verdad, debo decir que si Estamos recuperando el aliento con nuestros cuerpos sudorosos, cuando una duda entra en mi cabeza: -       Esmeralda -       Dime -       Dime que no estás en tiempo de quedar embarazada -       Je je no te preocupes amor -       No corazón, si me preocupo, no estamos para tener bebes ahora. -       Amor, no puede ser tan malo si tu y yo que nos amamos aún, tenemos un bebé, ¿Verdad? -       No amor, pero nos cambia los planes de manera radical. -       Si lo sé amor, pero no te preocupes, sigo tomando mis anticonceptivos, ¿Recuerdas? -       Si Con esto nos vamos adormeciendo, ella sale de mí, pero mi erección aún perdura, ella se limita a tocarme y nos dormimos hasta horas más tarde. Con la luna aún en alto el frio me despierta y veo a esmeralda tan hermosa dormida allí sobre mi cama, a mi lado con los pies en las almohadas, me levanto y le pongo una cobija encima, y yo voy al baño; al regresar, ella ya se ha acomodado en la dirección correcta de la cama y tiene la luz de la lámpara prendida, se voltea al verme llegar y me sonríe, se levanta ella también al baño y regresa muy alegre, sonríe y busca que la abrace. La acerco a mi y dormimos en cucharita hasta la mañana siguiente.
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