Capítulo 3. Al día siguiente

3767 Words
Me acuesto en mi cama y trato de dormir un poco, pero por alguna misteriosa razón, no puedo, que extraño, debería dormirme de inmediato, ya que hoy me desperté más temprano de lo habitual; cierro los ojos y solo puedo ver el rostro de Andrea, y un repentino escalofrío me recorre desde debajo de mi abdomen y sube como una sensación bastante inquietante hasta mi garganta, quiero más, eso es definitivo, pero quien sabe ahora en que andará ella, ¿Tendrá esposo? Seguramente, o novio, mínimo un amante, pobre, la mujer debe ponerle cuernos a cada rato… No, no la debo juzgar así sin saber nada de ella, pero… si no es así de liberada, ¿Será solo conmigo? Y si fuera así, ¿Por qué yo? Ja ja ja, voy a terminar creyendo que si tengo algo de papacito ja ja ja, en fin; recuerdo con detalle lo sucedido en el bus y mi cuerpo responde como si estuviera sucediendo nuevamente, de manera que mis manos buscan mi entrepierna y me doy cuenta que mi erección crece y así también la temperatura aumenta, pienso alternativamente en todo lo que me ha sucedido en el día, en la mirada picara de Laura, en la doctora del examen médico y su suave toque, y por supuesto en lo caliente que tenía Andrea su entrepierna… No aguanto más y meto mi mano izquierda dentro de mis boxers, y comienzo consientiendome desde la punta y por todo su extensión, no es grande ni pequeño, pero en definitiva estoy contento con lo que tengo, me quito mi ropa interior, y mientras con la mano izquierda me acaricio los huevos, con la otra comienzo un ritmo lento pero continuo de subida y bajada. Con mis piernas me deshago de las cobijas y me dedico a seguir con un ritmo lento tratando de imitar el ritmo que me había puesto Andrea. Humm, no puedo ni quiero dejar de imaginármela, quiero recorrerla toda, y voy avanzando con mi pulso acelerado, cuando una vocecita me dice, pero no debes, sabes lo que hay de por medio. Me detengo en seco, pero ya la excitación es tan grande que no quiero parar, y me respondo a mí mismo: sí, es cierto, no debo, pero en mis pensamientos no pasa nada en realidad, no es como si tuviera una cámara dentro de mi cabeza para que todas las personas que conozco pudieran ver lo que hago ahora; de manera que me relajo y continúo, con tanta tranquilidad que siento como me salpican las primeras gotas. Me detengo y corro al baño a terminar, no quiero ensuciar mis sabanas hoy, allí continuo con mis alucinaciones, imaginándome a Andrea sin una sola prenda de ropa, con su rostro sonrosado y conectados por una única extensión de mi cuerpo debajo de su vientre y mi abdomen, arremetiéndola una y otra vez, hasta que finalmente con un gemido bajo, dejo que toda mi carga salga sintiendo como me bombea desde atrás y debajo de mi pelvis, y sube un cosquilleo por toda la espalda hasta la cabeza. Respiro y disfruto, mientras me recupero lentamente. Quien iba a creerlo, esto volvió a generarme un placer más que solo la mera liberación de tensión. Mientras me aseo y me dispongo a volver a la cama, pienso que quizás Andrea lo quisiera también, o quizás no y solo estaba jugando conmigo, como sea, decido no pensar más en eso, y al volver a la cama, caigo como piedra. Despierto bastante descansado, pero deseando quedarme en mis sueños, donde Esmeralda me mira con su hermosa sonrisa y vestida de n***o con su chaqueta de cuero, sus jeans apretados, con sus botas punteras el piercing en el labio y sus mechones azules, mientras me dice, levántate amor, tenemos trabajo. Con esa palabra, caigo en cuenta que hoy ya tengo empleo y tengo un horario que cumplir, de manera que con un poco de afán me levanto de la cama, miro el despertador y son las 5:30am, caramba, si tan solo no me hubiera quedado recordándola media hora, a pesar del tiempo que ha pasado aún la recuerdo, no es como que ocho años se fueron a la basura sin ninguna consecuencia; calculo que tengo unos 30 minutos para bañarme y vestirme y salir a las 6 en punto a coger el bus, con el riesgo de llegar entre 10 a 5 minutos antes y confiar en que no haya demora en la subida al edificio para llegar a tiempo; de manera que me pongo a correr y alcanzo a llegar al paradero a las 6 en punto, eso sí corriendo y por el callejón más seguro aunque el paradero quede más lejos. Han pasado cerca de 5 minutos cuando lo veo venir la C142, se gasta cerca de hora y veinte minutos, pero es la más efectiva. Me subo al bus, pago mi pasaje, apenas acaba de iniciar el recorrido, y ya está lleno, pero ésta vez me voy sentado, divago en mis pensamientos calculando encontrarme hoy con Andrea y sorprenderla un poco, mientras el bus me transporta a través de media ciudad, sería bueno si lo logro sin que nos vea nadie en la empresa, no quiero que piensen que solo conseguí el empleo por fines sexuales. Me bajo del bus y camino unas siete cuadras al trabajo, ingreso al edificio y aunque la recepción está llena de gente, sólo hay fila para registrarse. Supongo que los que ya tenemos carnet podemos ir directo a los tornos de acceso, le hago la pregunta rápida al portero y asiente con la cabeza mientras pasa el detector de metales por mi maleta y luego por la cartera de otra señora. Ingreso sin inconvenientes y veo que otros ascensores tienen la puerta abierta, sin embargo, recuerdo que el mío es el marcado con la letra B, el cual sube a los pisos del 15 al 25, y allí me encuentro con Andrés, quien va vestido con el uniforme como el mío, pero a él le queda mejor, será porque además de alto, tiene músculos bastante evidentes, es un hecho, debo trabajar más mi cuerpo, pero lo haré cuando pueda volver al gimnasio. Nos saludamos cordialmente y entablamos la típica charla de ascensor, al llegar al piso 19, cada uno coge hacia su puesto de trabajo y el jefe ya está allí, pero no nos dice nada. La mañana pasa sin ninguna novedad, solo reciba documentos, leerlos, clasifíquelos y registrarlos en el sistema, no me molesta la monotonía de mis tareas, pero mientras me acostumbro me comienza a dar sueño, increíble, y eso que dormí bastante, así que decido ir al baño que queda dentro de la oficina y debajo de la escalera interna entre los pisos 19 y 20, para refrescarme un poco y atender la llamada de la naturaleza, pero al salir, me doy cuenta que es una buena oportunidad para ir a ver a Andrea. Entonces salgo del baño y camino hacia el ala occidental y luego hacia el sur a su oficina, y la encuentro allí de espaldas, entonces me acerco sigilosamente y la agarro de la cintura y huelo su cabello y su perfume de durazno y primavera, y estoy empezando a elevarme en esa nube cuando ella se voltea, me mira con ira y con la mano derecha me empuja hacia atrás mientras me dice: - Discúlpame, estoy trabajando. No sé que responderle, supongo que está jugando y entonces intento robarle un beso, y me dice: - Oye, es en serio, no sé que vienes tu a hacer aquí, pero yo vengo a trabajar, por favor respétame y dame espacio que tengo mucho que hacer. Me he quedado frio, no lo entiendo…¿Qué? ¿Dónde quedó la mujer de fuego de ayer? ¿Qué está pasando? Ante la evidente situación embarazosa, no me queda más remedio que ponerme muy serio, guardarme mi orgullo y decirle: - Si, disculpa, fue un error mío, no sé que estaba pensando, pero aprovecho que estoy acá para preguntarte si tienes documentos que tenga que archivar ahora. -Sí, tómalos, son los que están en esa caja que está en el piso al lado de la puerta, gracias. Y sin más, continúa trabajando sin dirigirme ni una mirada más. Me agacho y recojo la caja del piso, que resulta más pesada de lo que aparentaba, y me voy entre trastabilleos por el peso y la absoluta confusión hacia mi puesto. Al llegar la hora del almuerzo, decido ir a la cafetería del piso 21, el cual tiene una terraza al aire libre y aunque no hizo parte del tour de ayer, recordé que Laura la mencionó en algún momento, allí compro mi almuerzo económico y veo sentada justo a la persona en quien estaba pensando, Laura, está comiendo sola mientras ojea un periódico, así que tomo mi bandeja y me dirijo con toda la frescura directo hacia ella, cuando me percibe por el rabillo del ojo, levanta la cabeza y me sonríe, luego me dice: - Hoola, ¿Cómo te ha ido? - Bien, gracias, ya empecé mi día muy atareado, pero vamos bien. - Me gusta oír eso, y por cierto, ¿Por qué no trajiste almuerzo? - ¿Qué?, Ah no, no soy de cocinar mucho, y como ayer dijiste que acá podía comprarlo también a buen precio, decidí probar. - Ja ja ja, entonces si estabas escuchando, pensé que cuando te lo dije, estabas en otra parte menos oyendo lo que te dije. - Bueno, no estabas tan mal tampoco – Le confesé – La verdad estaba pensando en algunas cosas que me ocurrieron hace poco, y estaba contento porque este trabajo me puede ayudar a arreglarlas. - ¿Ah sí?, y se puede saber ¿Qué pensabas para no fijarte en lo que yo decía? - Si, pero no ahora, prometo que te contaré, pero bueno, tu cuéntame algo, ¿Cuántos años llevas en la empresa, que tal te ha parecido? No sé, algo mientras almuerzo, que veo que tu ya terminaste. - Ja ja ja, Vale, pues mira, yo soy técnica en recursos humanos, y llevo unos 5 años en la empresa, me ha ido bien, no me quejo y me queda cerca de la casa, así que me ahorro hasta el transporte cuando salgo temprano. - ¿En serio? ¿Por dónde vives? - Pues por el barrio que queda bajando la séptima. - Ah ok, acá nomás, muy bien. - Y ¿Vives sola o con tus padres? - Vivo con mis padres, pero a veces es como si viviera sola, se la pasan viajando mucho, son comerciantes de bocadillos y cosas así, ¿Y tu? - Yo si vivo lejos, me toca una hora y media en bus más o menos . Uy si, vives lejos, y ¿Vives con tus padres también? - No la verdad, en realidad vivo solo. - Ah de razón al señorito le da flojera cocinar - No, no es eso, o bueno si, pero es que en realidad normalmente no lo necesito, solo requiero cocinar los fines de semana, pero como tengo un pacto con mi papá, siempre termino almorzando donde ellos o alguna cosa similar. - ¿Un pacto?, ¿Me puedes contar? - Si, es parte de lo que te contaré luego, en resumen, es que cada fin de semana debo pasarlo con ellos o con mi novia. - Ah, tienes novia! - ¿Si y tu? - No, yo no, no hay quien me aguante, ja ja ja, ,mentiras, en realidad yo no me aguanto a ninguno, creo que no me quiero comprometer en nada serio hasta que tenga no sé unos cuarenta, ja ja ja. - Te entiendo bien, ¿Puedo preguntar cuantos años tienes? - ¿Cuántos me pones? - No lo sé, 18 quizás. - No, 21 ja ja ja - Ah bueno, no estaba tan equivocado. - No la verdad, bastante cerca ¿Y tu? - Yo tengo 24 años - Ah bien, y ¿Por qué te complicas la vida con una novia? Ja ja ja, ¿Cuánto llevan? - No es complicar, bueno, en mi caso sí, es que todo tiene que ver con esa historia, pero te la cuento otro día, que ya se nos acabó el tiempo de almuerzo - ¡Ay si!, ¡De por Dios!, no me había dado cuenta, me agradó almorzar contigo Miguel, ¿Mañana a la misma hora? - Que sea un plan – Le digo mientras le guiño un ojo y vamos saliendo cada uno a nuestro puesto de trabajo. Al llegar a mi puesto, busco mi cepillo de dientes y me dirijo al baño donde me cruzo de nuevo con Andrés quien me pregunta por el lugar donde almorcé, y al contarle que fui a la cafetería del piso 21, me dice: - Muy bien, ahí van muchos, eso te permite adaptarte más rápido. Afirmo con mi cabeza y vuelvo a mi puesto, el resto de la tarde se me va entre más papeles y registros de información. Al finalizar el día, es inevitable pensar, que quizás si bajo al paradero me encontraré con Andrea, a quien no sé que le sucede, pero creo que lo más prudente es alejarme de ella y hacer de cuenta que no ha pasado nada. Efectivamente nos despedimos todos en la oficina y uno a uno van saliendo, yo disimulo continuar con mi trabajo para ser de los últimos en salir, y de esa manera darle espacio a que Andrea se vaya en el primer bus, pero me vé Samuel y me dice: - Ya vamos Miguel, mañana será otro día. Bajamos juntos hasta el parqueadero, y me dice: - ¿Tienes carro? A lo que le respondo: - Eh no – Y siento como me voy poniendo rojo de la vergüenza. - No te preocupes Miguel, eso es que estás cansado, hoy estuvo pesado, nos vemos mañana. Él se dirige a su vehículo y yo regreso al ascensor para salir por la recepción. Camino al paradero, y al llegar no hay nadie en la fila excepto Andrea. Con un nudo en el estómago me acerco a ella, es imposible evitarla, ya que me ha visto desde hace más de media cuadra, me ubico detrás de ella para hacer la fila para el siguiente bus y no le dirijo la palabra, pero ella si me dice: - ¿Y es que se le comieron la lengua los ratones mijito? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Es real esto? - Oye perdón por lo de la mañana de nuevo, no sé que más decir. - Ja ja ja, No niño, no tienes que disculparte, la que se debe disculpar soy yo, se me olvidó decirte que dentro de la oficina, no podemos tener nada que no sea laboral. - Ah, entiendo. - Ja ja ja, no me dirás que pensaste que estabas loco, o peor, que yo estaba loca, ja ja ja. - Hum pues que te digo, después de ayer no pude dejar de pensarte, y pensé que podía ser divertido un poco de picante al día frio que hace hoy, pero creo que me equivoqué, no fue profesional. - La verdad no lo fue, pero es que no es solo por eso que te dije lo que te dije, mira, en esa oficina se dicen muchas cosas, y además tengo mi arrocito en bajo ahí, y no puedo permitir que hablen mal de mi. ¿Me entiendes? - Perfectamente Sin embargo los siguientes minutos los pasamos en silencio, creo que no puedo permitir que me traten como si fuera algo que usar un día y al día siguiente no sirve, sí lo sé, estoy siendo dramático, pero es así como me siento, Han pasado varios minutos cuando Andrea rompe el silencio: - ¿Qué tal tu día? - Bien gracias ¿y el tuyo? - No me puedo quejar, hoy hubo varios cierres de ventas, estamos alcanzando la meta. - Supongo que eso es bueno - Bueno no, Buenisimo, no ves que así lo que hagamos después nos dá más comisión? - Pues muy bien por ti y tus pupilos. - Si, lo sé, gracias. ¿Cómo te terminó de ir ayer? - Bien, llegue a mi casa rápido y me acosté a dormir temprano y a ti, ¿Cómo te fue? - Pues la verdad llegue a la casa, me puse a hacer oficio, pero no pude concentrarme hasta que me di un poco de amor Lo dice como si me estuviera narrando el movimiento de las nubes, pero yo puedo sentir como ese comentario me sube la temperatura. - Que bien por ti, eso es saludable – le digo mientras miro a ver si viene ya el bus, ya hay bastante fila de nuevo. - Si, estuvo muy rico, lo hice pensando en ti - ¿De verdad? – Le digo como simulando que no me interesa, pero me tiene ya palpitando todo mi cuerpo. – Yo también tuve que darme amor como tu dices, y si, también pensando en ti – No puedo creer lo que estoy diciendo, acabo de caer en su juego después de que me prometí alejarme de ella, ella se sonríe y se recuesta suavemente contra mi, puedo sentirle su calor, sus nalgas firmes contra mi cadera y me dice: - Quizás estábamos conectados y lo hicimos a distancia - Si quizás, y tu esposo, o novio… - No tengo, me dice mientras busca mi mirada, pero estoy concentrado en subir al bus que acaba de parquear frente a nosotros. Entonces subimos uno a uno, milagrosamente hoy hay puestos y nos ubicamos detrás del conductor en dos sillas contiguas. Mientras siguen subiendo los demás pasajeros, ella continúa su respuesta: - Supongo que te debo una explicación, mira, la cosa es que tuve un esposo con el que duré 5 años, pero la monotonía nos mató, y pues como nunca nos casamos, un día hablamos y cada quien cogió sus cositas y cada uno por su lado. La verdad no fue traumático para nada, pero a veces estábamos juntos en la cama y hacíamos el amor, algo como para no olvidar los viejos tiempos, pero después de terminar, cada quien seguía en lo suyo, y sin embargo, lo más duro fue cuando ya llevaba varios meses sin nada ni nadie y entonces decidí tener algo con alguien más. - Y ¿Cómo te fue con eso? - Bien, pues desde el inicio dejamos las cosas claras, así que lo que tenemos es solo sexo y ya, además él es casado y lo que tenemos lo saca también de su rutina y le ha ayudado a mantener su relación con su esposa. - Entiendo, ¿Y la esposa sabe? - Noooo, como se te ocurre, es algo solo entre los dos, pero es solo sexo como te digo, de esa manera una vez cada tanto nos desahogamos y cada quien continúa en su vida. - Entiendo, y ¿Dónde lo conociste? - En la oficina - Hm, ahora termino de entender lo que me decías hace un rato. - Sí, y de hecho lo conoces. - ¿Quién es? - No es necesario que lo sepas, pero tranquilo, que de lo nuestro no pienso contarle nada, de hecho te esperé porque también quería verte hoy, para irnos juntos. Dicho eso, se abrazó a mi brazo izquierdo y me dio un beso en la mejilla y continuamos así un tramo largo, luego retomó la conversación al ver que yo no decía nada. - ¿Me perdonas? – Lo dice mientras me coge la cara y me da un beso corto en la boca. - Sí, pero antes quiero que me digas algo - ¿Qué quieres saber? - Tu sabes que yo tengo novia, y que me voy a casar, ya sabes porque y demás, si tu y yo continuamos, ¿Qué somos? - Pues mira, la verdad no sé, pero te digo algo, hay una chispa entre nosotros, lo puedo sentir, y creo que podemos aprovechar el momento mientras dure, al fin y al cabo, tu tampoco pudiste dejar de pensarme ayer, ¿Verdad?, me lo acabaste de decir, lo que no me dijiste fueron los detalles jugosos, ja ja ja. No puedo evitar sonreír, pero me perturba un poco que pueda suceder si alguien se da cuenta de lo que esta pasando, no quiero caer en el error de nuevo, por otro lado, esta mujer es especial, y si lo que ella me dice es cierto, podremos disfrutar largo rato sin afectarnos ni ella ni yo. - ¿Por qué yo? - ¿Sinceramente? - Si, por favor, quiero saber porque yo, si ya tienes a tu otro amigo. - La verdad, no lo sé, con él es rico, incluso a veces lo hacemos en la oficina, ¿Has visto la oficina detrás de mi oficina? - Si, la puerta de atrás - Correcto, esa es una oficina impermeabilizada, ahí se guardan algunos de los documentos más importantes, y no hay cámaras, porque ya hay una en la entrada de mi oficina, de manera que es el lugar perfecto. - Pero…-Pienso un momento mientras me ubico espacialmente en el edificio – Esa da al respaldo del ascensor, ¿Verdad? - Creo que sí, ¿Por qué? - Porque creo que no está tan insonorizada - ¿A que te refieres? - Me dice esto último con una mirada de pánico evidente en su mirada. - Creo que te escuché ayer en la mañana Se queda pensando un rato, y luego se acomoda bien en su asiento y me mira mientras se tapa la boca con ambas manos, después de un rato en silencio me dice. - Tendremos que probarla tu y yo para ver si es cierto Y con eso, me agarra por la cintura metiendo su mano en mi chaqueta de tela del uniforme, y me acaricia el pecho, mientras me da un beso apasionado, luego me dice: - Chao mi vida, nos vemos mañana, y toma, éste es mi número por si te sientes inquieto más tarde, y la respuesta a tu pregunta: supongo que es porque las cosas simplemente se han dado. Luego se baja del bus y me quedo mirando un papelito donde además de su número hay un dibujito de una A mayúscula con dos puntos al lado derecho. Al principio no lo entendí, pero entre más lo miro, veo que es una imagen con doble sentido, no puedo evitar reírme, y me levanto para bajarme del bus también.
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