165. ¿SILENCIÓ TUS VOCES?

2140 Words
Me enceguecí por completo al sentir la ira más grande consumirme en cuestión de segundos y me abalancé sobre ella ahorcándola con fuerza, logré levantarla un poco, la voz de Travis la escuchaba en segundo plano y así mismo vi que ella levantó una mano deteniéndolo en el instante, muy seguramente para que no se interpusiera al saber que también podría lastimarlo trayéndome eventualmente una horrible culpa, pero si ella misma no se atrevía a detenerme es por un motivo. —¿Cuándo y quién te lo hizo? —bramé liberando milimétricamente su cuello, pero ella se mantuvo firme sin apartarme la mirada. —¡Papá, la estás lastimando, suéltala! —era evidente su preocupación. —¡No hasta que me diga con quién mierda estuvo follando! —grité sin apartar la vista de ella, sin importarme la angustia de mi hijo. —Es una niña, ¿cómo puedes decir eso? —¡Es una mujer, no una niña! —escupí en colera mirándolo un segundo y retorné a ella. —¡Responde maldita sea! —Fue hace unos meses en Rusia con el nuevo cabecilla de los Miarkolva. Estaba a punto de cometer una maldita locura y en mi último dos por ciento de cordura quise guardar una esperanza. —¿Ese imbécil te obligó o tú disfrutaste entregarte a él? No sabía si era odio, ira o dolor lo que había emanado en esa pregunta, pero su silencio y los dos segundos que me apartó la mirada fueron la respuesta, ella sí se entregó a ese sujeto voluntariamente, disfrutó estar con él y eso fue razón suficiente para mandar mi maldita cordura a la mierda atrayéndola más hacia mí en lo que ejercía presión en su cuello. Mis voces estaban igual o peor que yo ante esta dolorosa revelación, pero fue la voz de Travis a lo lejos lo que me hizo recuperar la compostura quitándome un instante la venda de los ojos y ver a Rag quien ya llevaba mucho tiempo sin respirar, entonces la arrojé bruscamente a la cama y me aparté de ella presionando con fuerza mi cabeza ante los inconmensurables gritos de mis voces. —¡Lárgate! ¡LARGO LOS DOS! —grité endemoniado. Trav la tomó rápidamente cubriéndola con su abrigo, él intentó auxiliarme, pero ella intervino sacándolo de ahí y cerrando la puerta con seguro, dejándome solo en medio de este enorme espacio vacío que ella ha llenado con dolor, pero necesito pensar, necesito retomar el control en mí mismo o no podré verla otra vez y no puedo permitir que todo se arruine ahora, no puedo dejar que se repita la historia vivida en Gran Bretaña. (…) Ragnar No sabía qué me afectaba más, si ver a Oz en ese estado o la preocupación de Travis, pero en cuanto Oz me liberó en la cama ordenándonos salir, sabía que era lo mejor para todos, ahora mismo sus voces no le dejarían razonar, así que me fui a la sala con Travis quien me había cubierto con su abrigo, se notaban sus nervios y la tensión que tenía por lo ocurrido, así que lo abracé una vez nos sentamos en el sofá dándole la tranquilidad que necesitaba y él copió mi gesto dejando un beso en mi sien. —¿Por qué no me dejaste intervenir? —Porque no quería que te lastimara, cuando Oz entra en ese estado es mejor no interponerse en su camino si no sabes domarlo o no estás dispuesto a correr el riesgo de lo que eso conlleva. Me alejó un poco dejándome ver el terror en su faz, pero al acariciar mi cuello es cuando puedo sentir cuánto está temblando. —Esto no debería pasar… —No, pero hay cosas que por mucho que quieras no puedes cambiar, solo debes aceptarlo aunque te duela. Él me preguntó cuál fue el motivo de su descontrol y le comenté lo ocurrido en Rusia con Nicolay Romanov, Boris Miarkolva y también con Marcus, fue una conversación bastante extensa aun cuando le relaté por encima los últimos meses que vivimos allá, pero en ese mismo lapso de tiempo también pensaba en cómo estaría Oz, y sé que de no estar Travis aquí, me encontraría en la habitación con él tratando de tranquilizarlo, pero al mismo tiempo siento que también hice bien al dejarlo solo por primera vez asimilando esta situación en la que él mismo nos colocó. —Al menos pudiste decirle algo cuando te preguntó por lo ocurrido… No entiendo por qué lo dejaste lastimarte. —Porque no importa lo que diga o haga, sus voces ya habían comenzado a atormentarlo y en ese punto es más difícil controlarlo a no ser que se exceda con sus acciones, lo que supongo habrá ocurrido en el momento que me soltó. —Aun así, él necesita ayuda, no puede hacerte esto otra vez y tú no puedes permitirlo. —¿Qué ayuda, Travis? ¿Quién puede ayudar a Oz en este punto de su vida? Un Psiquiatra solo lo internaría y lo pondría con medicamentos muy fuertes que no le servirían de nada, un terapeuta no lograría llegar a lo más profundo de su ser sin haberle puesto al menos diez demandas por atentar contra él, y honestamente, Oz jamás contaría a otras personas sobre su vida tan fácilmente. Él parece comprender mi punto al repasar las manos en su rostro con frustración, pero es verdad lo que digo, Oz me ha confiado muchas cosas que a nadie más ha revelado y sé que tiene mucho más por contar, pero nunca me atreví a presionarlo, así como tampoco lo forzaría a buscar “ayuda” de profesionales, creo que se daría a la fuga así tuviera que saltar del auto en medio de la autopista. (…) Oz Pasaron varios minutos donde debí confrontar a mis voces y el horrible sentimiento dentro de mí, y aunque al final debí convencerme de que ella era libre de hacer lo que quisiera y que, así como yo, también podía estar con otros, pues en todos estos años desde que ella llegó han sido muchas personas las que siguieron pasando por mis manos. Como siempre, debí ahogar los gritos con una botella entera de Jack y una ducha muy fría, vestí una camiseta con una sudadera y me dispuse a buscarlos llegando a escuchar sus voces en la sala, más exactamente las últimas palabras de Rag quien le dice a Travis lo inútil que sería estar en un tratamiento para mi demencia, dándome una idea sobre qué hablaban. A paso lento me asomé en la sala siendo recibido con dos semblantes completamente diferentes, el de ella reflejaba culpa; pero no había arrepentimiento por lo que había hecho, en cambio él, reflejaba miedo y confusión, entonces ambos se levantaron del sofá y Trav se acercó sin saber cómo dirigirse a mí, pero su postura demostraba más seguridad y quizás un poco de rabia, no estoy seguro. —Los dejaré a solas para que hablen, solo te pido que la escuches de principio a fin antes de tener otro brote psicótico —a veces pienso que él estaría con ella de no ser por mí. Travis sale de nuestro rango de visión siendo ahora ella y yo quienes quedamos observando fijo al otro, entonces reluce la mordida en su labio con mirada confusa. —Dime lo que me tengas que decir. Rag me relató cómo fue drogada cuando dos mujeres la besaron llegando a tener relaciones con ella y justo cuando aparece un joven de la edad de ellas, es que se presenta el infeliz de Nicolay Romanov, la persona que la hizo suya, lo peor de escuchar todo el relato fue cuando me dijo que aun cuando estaba bajo los efectos de la droga, ella pudo obtener control en sí misma decidiendo estar con él, y no solo eso, sino que en el transcurso de estos meses ellos llegaron a acercarse obteniendo, según entiendo entre líneas, un lazo más estrecho. Sé que Travis me pidió que la escuchara de principio a fin, pero debí levantar mi mano para que ella detuviese su relato, por suerte tenía embriagadas a mis voces, aunque eso no quiere decir que no me sintiera mal al saber lo ocurrido y todo que podría conllevar la llegada de Romanov a la vida de ella… y eventualmente a la mía. —Solo respóndeme una cosa Ragnar: ¿Sentiste con él lo mismo que has sentido conmigo? ¿Acaso él… silenció tus voces igual que lo hago yo? Por mucho que quise mantenerme firme, mis palabras reflejaron el dolor que me sofocaba, en parte era como sentir una traición y en contra parte sabía que no tenía derecho a reclamarle por lo que hizo, pero si él hizo eso en ella, si en verdad llegó tan profundo en su corazón, entonces yo… —No… —respondió negando lentamente con su cabeza. —No te negaré que Nicolay sí me hizo sentir plena y extasiada en cada encuentro y no me forzó a nada, así como también despertó muchas cosas en mí que me tienen muy confundida, pero… —me taladró con sus luceros queriendo llegar a lo más profundo de mi abismo. —aun cuando sí me dio tranquilidad muchas veces, él no silenció mis voces en ningún momento y debo confesar que en principio lo usé para saber qué se sentía estar con alguien, quería hacerme una idea de cómo sería estar contigo si estaba con él. Me acerqué acunando mis manos en su rostro y acaricié con cuidado las marcas que dejé en su cuello dejando un beso en estas, nos fundimos en un fuerte abrazo sintiéndola mía otra vez y con la mayor tranquilidad del mundo al saber que pude controlar mis impulsos un poco más a comparación de hace dos años. —Lamento mucho haberte lastimado, mi pequeña, seguiré trabajando en eso para que no ocurra —ella se separó sin soltar su agarre de mi prenda y ladeó una sonrisa cargada de ilusión. —Una vez dije que sostendría esta oscuridad contigo, no importa por lo que debamos pasar siempre y cuando lo hagamos juntos. —Pequeña… — Oz, no me vayas a apartar más de lo que ya lo hiciste porque no lo soportaría, si no estarás conmigo de la forma en que ambos queremos, al menos déjame seguir recorriendo este infierno a tu lado. Tan solo debía cerrar los ojos y abrazarla con fuerza para evitar besarla con todo el maldito amor que he sentido por ella. Por mucho que me duela, debo mantenerme sereno para no caer en la locura de tomarla antes de tiempo. —¿Oz? —Dime. —¿Sanarás mis heridas? —solo ella… únicamente ella… —Siempre mi pequeña, siempre. En ese instante, escuchamos una canción a todo volumen haciendo que ambos nos separemos viéndonos con el ceño fruncido, puesto que no era que alguno de los idiotas de mis vecinos colocase los parlantes al máximo, sino que la “belleza” que tengo por hijo ha colocado a todo volumen Careless Whisper, y no conforme, viene hacia nosotros interpretando la canción con tanta emoción, que mi pequeña y yo solo fruncimos más el entrecejo al no saber qué mierda está pasando por la cabeza de Travis. Creo que mi hijo sí está tan demente como yo, solo que su locura es de otro tipo… El muy idiota sigue la melodía acercándose a Rag y la hace girar sobre su eje para quedar después abrazado detrás de ella mirándome fijo en lo que sigue cantando, luego viene a mí y me abraza de los hombros igual que un ebrio y es cuando le arrebato el móvil deteniendo esa estúpida canción de mierda antes de que lo lance por el puto balcón. —¿¡Se puede saber qué carajos te metiste para hacer esto!? —¡Oh, vamos!, estaban demasiado sentimentales y esa canción salió perfecta para los dos en este momento —respondió tan descarado, como si no hubiese sido nada. No sabía quién tenía más ganas de asesinarlo, si Ragnar o yo, pero ante la desfachatez tan grande salida de su garganta, mi pequeña y yo terminamos en un mar de risas en lo que negamos con nuestras cabezas por su desfachatez y él sonrió muy satisfecho por el resultado obtenido en nosotros. —¡Perfecto! Ahora que todo parece haber quedado claro respecto al ruso, creo que deberías decirle lo que le pasó al tío Marc. Regresó el semblante de culpa en ella dejándome con más dudas que respuestas al verla tan mal y que Travis pronunciara tan seriamente a Marc es porque en verdad era algo de gravedad, parece que al final la conversación que tendremos ella y yo será mucho más larga de lo que creí.
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