113. VIAJE EN FAMILIA

2298 Words
Septiembre Ismael Desde que llegó la luz de mi vida los días se han vuelto más ligeros para mí, paso cada vez más tiempo con mis hijas e incluso ellas han permitido que su madre se acerque poco a poco, aunque Norah sigue resentida con ella por todo lo que le hizo, de igual forma he hablado con ambas para que no se alejen del todo de su madre, es un proceso un poco difícil; pero no imposible. Linda por su parte ha trabajado en sus reacciones hacia ellas y mi persona, pero es algo que sigue siendo bastante complejo pues al comienzo se le notaba un poco más de empeño y el mes pasado las cosas parecían ir mucho mejor, entonces todo fue en picada regresando las discusiones entre nosotros, mismas en las que Oz suele intervenir llevándose a las niñas a la azotea. Sé que mis hijas no son tontas y eventualmente me hicieron preguntas respecto al tema, lo que me dejó muy mal porque no quería que ellas vivieran lo mismo que yo a su edad, pero al ver tan deteriorada mi relación con Linda, me he pensado seriamente en comenzar el trámite de divorcio una vez termine con la demanda contra el gobierno. Sé que quizás esté aplazando el suplicio de mis hijas, pero la verdad no puedo dar rienda suelta a todo este asunto sin tener garantías de la seguridad de mi familia y eso incluye a Linda independientemente de todo. No obstante, y pese a todo pronóstico, mis hijas no se desanimaron, de hecho, me pidieron que buscara la manera de traer a Dior para que viviera con nosotros, así que le pedí a Oz ayuda en el asunto y él solo hizo una llamada a Marcus quien accedió sin dudarlo un instante, así que a los dos días de la solicitud teníamos a Dior con nosotros y mis hijas estaban más que felices por esto, pero me preocupaba un poco el que invadiéramos tanto la privacidad de Oz, sé que él está acostumbrado a vivir solo y el que ahora seamos seis (incluido el gato) es algo que quizás podría perturbarlo. —¿Todavía pensando en esas tonterías? —recrimina Oz quien enciende un cigarrillo al igual que yo. —Lo que menos quiero es incomodarte y sé que puede ser un fastidio tener que escucharnos a Linda y a mí discutir. —Olvídate de eso Isma, por mi lado no tienes que preocuparte porque en mi habitación no se escucha nada y muchas veces me llevo a las pequeñas allá, especialmente ahora que la temperatura está bajando con el otoño. —Lo sé, pero creo que lo mejor es que busquemos otro lugar para vivir. —Eso no —contestó tajante. —si alguien descubre que están en otro lugar podría irte mal y más porque estás con tu familia, al menos este edificio está ubicado en una zona segura y tengo también varios hombres en los alrededores cuidando de ustedes. —¿De qué diablos estás hablando? —Lo que escuchaste, así que por ahora trágate tu mierda y soporta esto un poco más, en cuanto tengas todo listo y el abogado te indique que puedes volver al país nos despediremos, hasta entonces, seguirán viviendo conmigo bien sea que les guste o no, o al menos a ustedes, porque las chicas están felices compartiendo a mi lado. Es increíble que aun después de tantos años él siga al pendiente de mí, creo que nunca me cansaré de agradecerle a mi madre por permitir que se quedara con nosotros y más el haber dado su vida por él, lo mejor de todo es que incluso mis hijas realmente lo adoran y se acoplan bien a su locura. —Gracias. —No te vas a poner sentimental igual que Marcus o juro que te ahogaré en el río —menciona haciéndome reír un poco. —Siempre y cuando me dejes fumar un último cigarrillo y disfrutar un trago de Jack, no tendré problema. —Vamos Isma, eres mi hermano no mi enemigo —da una calada con la mirada perdida en el panorama urbano. —Por cierto, ya le avisé a tus hijas, pero ahora te informo que nos iremos de viaje mañana. —¿Por qué siempre armas planes a última hora? —Los hago con tiempo, pero eso no me obliga a avisar cuando los demás quieran —típica respuesta de él. —Como sea. ¿A dónde iremos? —Milán, pasaremos unos días allá antes de que las pequeñas comiencen formalmente sus clases. —Quién diría que algún día llevaría a mis hijas a Italia… pero… ¿no es peligroso ir allá? —Hablé con Marcus para que me diera algunos de sus hombres, ellos nos escoltarán en todo momento sin que tus hijas se sientan observadas o perseguidas, así no habrá preguntas. Lo dicho, realmente Oz y Marc son los mejores hermanos que la vida me pudo haber dado. (…) Milán, Italia Oz Llegamos puntuales al día siguiente en un vuelo privado y eventualmente al Pent House donde nos hospedaríamos estos días cerca de la catedral de Milán, las pequeñas estaban fascinadas con la vista desde el décimo piso del edificio y no hacían más que señalar muchos puntos que querían conocer, e Isma, como era de esperarse, solo accedía a todo lo que ellas querían mientras Linda se mostraba indiferente aun cuando era la primera vez que estaba aquí, pero eso poco o nada me importaba siempre y cuando no perturbara la tranquilidad de mis sobrinas. Sin embargo, quise que ellos tuvieran un par de días a solas para que intentaran disfrutar en familia, igual los guardias de Marcus estaban al pendiente de ellos y tanto las pequeñas como Isma tenían un botón de alerta en caso de que algo les ocurriese durante la estadía, dando aviso al personal de seguridad para que se encargaran del asunto. Por mi parte tenía otros planes, siendo el aeropuerto la primera parada que hice en horas de la tarde después de despedirme de todos, quedé en la sala de espera como siempre y su semblante va apareciendo frente a mí con emoción. —Es curioso que hace cuatro años no te atrevías a abrazarme y ahora sonríes en cuanto me ves. —Y no solo te sonrío —responde feliz, seguido de un fuerte abrazo que me regocija un instante igual a cuando él era un niño. —Me alegra verte de nuevo. —¿Tengo que preocuparme porque me dirás que has embarazado a alguien? —Claro que no —responde a la defensiva. —de hacer algo así mamá es capaz de venir a castrarme. —Te aseguro que no solo eso. Le hice una señal y seguimos nuestro camino rumbo al hotel The Square Milano Duomo, donde la recepcionista nos informa que hubo un error y a raíz de la alta demanda es imposible que nos den dos habitaciones, por lo que tendremos que compartir, lo bueno es que al menos sería en camas separadas, pero eso igual llegaba a fastidiarme un poco porque trucaba mis planes de estar con alguien esta noche. —No pareces muy feliz de que esté contigo. —No es eso hijo, pero no creo que quieras ver a tu padre follar con tres mujeres mientras las somete con oscuras ideas. —No seas presumido que no puedes con tres y menos a tu edad. —Travis —el levanta su vista sin dejar de reír. —podré tener treinta y siete, pero sigo en forma para complacer a tres mujeres y tu tío Ismael sabe que es así. Ante la seriedad de mi voz, él detiene su risa como preguntándose si es verdad lo que digo, sonrío orgulloso y tomo mi abrigo junto al suyo. —Vamos, hoy quiero que tengamos una tarde solo para nosotros y si logro embriagarte entonces traeré a una castaña. —Buena suerte, porque ahora tolero más el alcohol que antes. —No tanto como tu padre que puede tomar una botella de whisky y realizar dos operaciones exitosamente. —Espero que sea una broma —dice tomando su abrigo al extendérselo. —Obvio sí… ese día estaba con tres botellas. Él me alega un poco en el camino por mi falta de ética y profesionalismo, pero después me pregunta cómo pude realizar algo así. La verdad es que no recuerdo bien aquel día, solo sé que estaba muy ebrio y salvé dos vidas, veinte horas después de estar en el quirófano me perdí entre sábanas de seda por dos días hasta que el alma piadosa de una sensual mujer llegó por mí con comida, otra botella de Jack y muchas horas de sexo, la mejor medicina que podía recibir de esa enfermera. Esa tarde nos dedicamos a recorrer la catedral y el palacio real de Milán, íbamos a paso lento hablando sobre su vida universitaria, lo feliz que se sentía de escoger la carrera de medicina y me comentó también que su amiga Camille quería verme otra vez, lo que nos hizo recordar inevitablemente lo ocurrido con Rag. Por un segundo creí que retornaría mi depresión, pero él me hizo olvidarla al recordar los celos que ella relució ante nosotros y eventualmente la carrera que hicimos ella y yo en el campus, aunque me alegra que Trav hiciera otro comentario para no recordar lo que vino después en el hotel. —Se me antojó un postre —dice él de la nada haciéndome reír. —¿Y eso? —No sé, supongo que al hablar tanto de ella recordé los postres que le gusta. ¿Qué te parece si buscamos algún local y comemos uno? —De acuerdo. Continuamos caminando sin rumbo fijo, siendo ahora yo quien hablaba respecto a algunas dudas que él tenía sobre unos temas en su carrera, fui explicándole a detalle resolviendo sus inquietudes y al llegar a la vía Giuseppe Mazzini veo un local que me trae otro hermoso recuerdo con ella. —Vamos allá —dije. Cruzamos la calle e ingresamos al Rabbit Hole Café, un local ambientado en el libro de Alicia en el país de las maravillas con una decoración bastante pintoresca y sencilla a la vez. Travis sonrió como pensando en la misma locura que yo manifestando su casto sonrojo. —Sin duda le encantaría este lugar —menciona él con cariño. —Por apariencia, sí, pero debemos asegurarnos que en verdad sea de su agrado. Supo a qué me refería y vimos todos los postres que tenían en el lugar, llegando a pedir tres diferentes junto a dos tazas de café. Nos fue imposible cambiar nuestro semblante y ella volvió a ser nuestro tema de conversación a medida que degustábamos cada plato, evaluamos nivel de azúcar, los colores, la presentación, texturas, todo… y solo por ella. —En verdad debemos traerla aquí la próxima vez que vengamos, quedará fascinada —comenta entusiasmado. —Sí, le gustará bastante… —murmuré con cierta melancolía. Travis Me dolía ver a mi padre tan deprimido, todos estos meses han sido un infierno para él y Rag desde que se separaron, y lo peor, es que me sentía en la mitad de una disputa como si ellos fuesen mis padres y yo el niño pequeño, aunque era curioso ver que ambos, pese a ocupar su tiempo en sus respectivos trabajos y demás actividades, siempre se tenían presente, incluso al hablar con ellos recordando anécdotas; era inevitable que su semblante no demostrara una profunda felicidad con la sola mención del nombre del otro o de algún evento. Ella solía morder su labio y en ocasiones se sonrojaba cual chiquilla enamorada, tan casta, tan virginal y él sonreía tenue con una mirada brillante, como si el sol saliera en el firmamento de sus ojos. Me habría encanto poder reunirlos muchas veces y aunque secretamente lo intenté, nunca fue posible, pero pocas veces estuve muy cerca de conseguirlo. Quizás la vida me decía que todavía no era el momento de reunirlos, pero entre más pasaban los días, ellos parecían sucumbir más en una dolorosa espiral, se hallaban perdidos sin el otro, como deambulando por las calles frías y obscuras buscando la luz de la luna y las estrellas que los guiara al destino que sus corazones tanto anhelaban. Al ver que mi padre nuevamente queda un poco triste le digo que continuemos nuestra caminata, no quería estar más en un local que le traería la tristeza de los buenos recuerdos con ella, él accedió, aunque me dijo que mejor tomásemos un taxi para dirigirnos a la Galería Vittorio Emanuele II, se me hizo extraña su petición porque no es un hombre de ir a comprar ropa y menos porque en ese lugar solo son locales exclusivos de las mejores marcas. En cuanto llegamos, comprendí lo que haríamos al ingresar a un local muy especial donde nos atendió una joven, ella nos lleva al segundo piso mostrándole a mi padre un encargo especial y una vez aprobado todo, le pide a ella que envíe las prendas perfectamente empacadas a una dirección específica para pasado mañana en horas de la mañana, también confirman la asistencia de algunas personas que no conozco y una vez finalizan todo, ella nos entrega dos trajes en una bolsa de tela a cada uno. —¿Qué estás planeando? —pregunté a mi padre quien ha permanecido en silencio desde que salimos del centro comercial. —Nada, solo preparo todo para el evento que se celebrará dentro de dos noches y quiero que todo salga perfecto. —Claro y yo nací anoche —solté sarcástico. —Anda, dime. —¿Qué te parece si mejor vamos a tomar algo juntos? —Solo si me dices lo que estás planeando.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD