Entre copas con la luna

28. LOCA

Los días iban transcurriendo y con ello las memorias se hacían más significativas, entre mi pequeña y yo llegamos a reparar todos los daños, entregamos un capital para construir algunas cosas que hacían falta y también metimos las manos en la construcción de dichas viviendas.

Todos estaban sorprendidos por ella, el empeño que colocaba, la actitud tan feroz a la hora de enfrentarse a cualquiera que osara a menospreciarla solo por ser mujer y niña, lo que a su vez le hizo ganarse el respeto de muchas mujeres, unos cuantos hombres que la entrenaron día a día y hasta curanderos del lugar, el jarl no se pronunciaba al respecto, pero era claro que estaba encantado al ver su desempeño.

También llegó a sorprender a más de uno con su puntería, excelente dominio del arco y la espada (las cuales aprendió en la aldea vikinga), combate cuerpo a cuerpo (el cual reforzó con algunas técnicas que ellos le enseñaron) y los valores que querían transmitir al mundo basados en una era pasada.

Todo como siempre fue excepcional en ella, pero hubo un punto en el cual nos dejó sumamente desconcertados a todos, incluido yo. Hubo una tarde en la que harían un festín, los hombres estábamos alistando todo el lugar, trayendo el licor, cortando leña para la gran fogata que se haría en la noche, entre otras cosas, entonces le ordenaron a Rag encargarse de un trabajo bastante simple… matar una gallina que sería parte del banquete.

—Jamás he matado una gallina —dice mi pequeña en cuanto escucha su labor.

—Es simple, deberás atraparla, sostienes fuerte y tuerces el pescuezo, eso o la decapitas en el acto.

Una de las mujeres extiende el enorme cuchillo y ella lo recibe un poco extraña, lo que nos deja a todos con la misma pregunta.

—¿Acaso me dirás que puedes coger una espada e intentar rebanar el cuello de un hombre, pero no una simple gallina? —pregunta la mujer desafiante.

Mi pequeña se sigue viendo conflictuada lo que empieza a aumentar mi desconcierto, igual ella respira profundo y va con dos mujeres más al corral, ante ese comportamiento otros vamos tras ellas para ver lo que hará… sin duda se ganó la curiosidad de todos.

Ella se va tras una de las gallinas, por poco le gana la pelea a Rag, pero con ayuda de una bufanda logra distraerla y capturarla, queda encima de esta y toma con firmeza el cuello de la misma, levanta la mano que sostiene el cuchillo y se queda mirándola con dudas.

—¡Vamos niña que la cena es para hoy y no tenemos todo el día! —grita una de las mujeres.

Me acerco hasta donde está Rag para saber qué le pasa, pues la intriga me está matando. Me inclino un poco quedando a su altura y veo esa confusión (o conflicto más bien) en sus ojos que están fijos en el animal.

—¿Quieres que lo haga yo? —niega en silencio con su cabeza.

—Maldición ya deja de verme así —murmura ella.

—¿Mirarte cómo? —pregunto extrañado.

—No hablo de ti Oz.

Levanté una ceja confundido y al analizarla mejor me di cuenta que era con la gallina… No puedo creerlo, esta pequeña está más loca de lo que pensé y yo que creía era el de los problemas mentales.

—Ash, ¿qué te parece si me ayudas un poco? Solo es un banquete y ellos te dieron de comer mucho tiempo, no te cuesta nada ser ahora la cena —¿en serio está discutiendo con la gallina?...

De pronto el animal cesa sus ruidos dejando de batallar, es como si entendiera lo que le dice Rag y se rindiera para morir y ser la cena, entonces mi pequeña baja el brazo frunciendo sus labios, da un último respiro ignorando los gritos de los demás y vuelve a tomar el cuello de la gallina para decapitarla... Maldición, se ve tan hermosa desde este ángulo que no sé si reírme por la situación o tomarla entre mis brazos. Da un giro al mango del cuchillo como impulso, levanta el brazo mucho más firme y decidida, no retira sus ojos de la cabeza del animal y con mucha furia suelta un pequeño grito de frustración para luego dejar el cuchillo a un lado de la gallina.

—¡Bien, tu ganas!

Se levanta muy frustrada y lanza el cuchillo con furia hasta una pared donde se encontraban cerca las personas que veían todo, vuelve a ver al animal que se pone de pie permaneciendo frente a ella y frunce el ceño.

—Estúpida gallina.

Da un último resoplido y se aleja del lugar, lo más irónico es que la gallina va esta vez detrás de ella caminando muy tranquila, lo que sin lugar a duda me hace reír en lo que niego con mi cabeza, pero procuro que no me escuche… Ragnar es increíble.

Al llegar la noche ya teníamos todo preparado… con un pequeño cambio en el menú pues la gallina se quedó todo el día con Rag y ella no hacía más que insultarla y mirarla mal, pero ni con eso se alejaba el animal de ella. Repartimos la cena y algunos quisieron burlarse por lo ocurrido en la tarde, pero Rag les lanzó cuanto cuchillo encontró a su paso para que se callaran logrando su cometido.

Las horas fueron pasando entre vasos de alcohol y algunos bocadillos. Las historias que leímos parecían una tontería al escucharlas de boca de estas personas y siempre quedábamos fascinados con cada relato que ellos narraban. Ella se sentó entre mis piernas mientras yo nos cubría con un enorme manto, así mis caricias en su cuerpo eran cubiertas haciéndonos sentir más cerca.

Cuando había un momento emocionante ella presionaba mi rodilla inconscientemente, luego la persona que relataba hacía un movimiento y/o un sonido o palabra que le daba más adrenalina o suspenso sacándonos de esa pausa dramática y ella sonreía viéndome con ilusión. Esos momentos estuvieron cargados siempre de mucho sentimiento, nos fascinaba escuchar esos relatos, pero vernos y aprender más del otro era lo que nos enamoraba, estas tierras se convirtieron en otro hogar cada día que pasamos en ellas.

Al terminar nuestro tiempo de viaje en todos estos lugares, las comunidades solían darnos algunos obsequios como recuerdo, prendas como abrigos, vestimentas tradicionales, joyería, armamento y demás cosas, algunas prendas eran incluso para adultos, decían que era para cuando ella creciera en cuerpo, pues en alma y mente era una mujer con mucho por ofrecer.

Así, se nos fue el tiempo entre anécdotas, mostrando los regalos, las fotos del viaje y las intervenciones de Livi y Marc que estaban fascinados viéndola tan feliz y escuchando cada una de sus historias.

—Pequeña ya está un poco tarde, ve a cambiarte en lo que sigo hablando con ellos y luego vienes a despedirte.

—Está bien, no tardo.

Ellos se despiden un momento y sé que viene el reclamo por un par de detalles que es imposible de omitir después de tanto tiempo de relatos.

—Muy bien Oz, ¿tengo que hacer las preguntas o las responderás de una vez? —pregunta Livi.

—Si es el motivo por el cual no nos comunicamos; me parece que ella explicó a detalle por qué no lo hicimos.

—Seguro que sí ¿y me explicas por qué mi hija está tan sonriente?

—Porque ha disfrutado este viaje al máximo —respondo con obviedad.

—¿Me crees tonta? ¿qué le diste a mi hija?

—No le di nada malo, solo está feliz por todo lo que hemos vivido y porque comió un postre hace poco.

—Oz —nombra amenazante.

—Bueno, tal vez fue más de uno y un poco grandes.

—¿Qué postre le diste a mi hija? —pregunta Marc un poco molesto.

—¡Chocolate suizo triple!!! —grita ella a lo lejos.

—¡¡Oz!! —me gritan los dos

—Dejen de gritar que estoy cansado y aquí los puedo ignorar oprimiendo un botón.

—¿Cuánto comió para terminar así?

—Solo un poco, quizás algunos tenían fruta, salsa, pero ¿qué importa? igual está feliz.

—¡Y no olvides los de licor! —grita.

—¡¡Ragnar!! —grito.

—¡¡¡Oz!!! —gritan.

Esta pequeña me va a meter en más de un problema donde siga soltando la lengua. Ella viene rápidamente con una camiseta mía puesta y se sienta en mi regazo apareciendo en la pantalla ante ellos nuevamente.

—Pequeña no debes consumir licor y lo sabes bien —reprende Marc.

—Estoy bien, no hay nada de qué preocuparse, solo estoy muy feliz y eso que todavía no terminamos el viaje, mañana en la mañana partiremos a Suecia por unas semanas y después a Dinamarca.

—Mi amor estoy feliz por ti, pero debes cuidarte y no comer cualquier cosa, también ten cuidado con esas actividades extremas y sobre todo cuando uses armamento, puedes lastimarte —dice Marc.

—Eso hago y quiero darles las gracias por dejarnos hacer este viaje, ha sido increíble cada día que hemos pasado aquí y no lo digo solo por el chocolate que he comido.

—No tienes nada que agradecer mi niña, es bueno saber que están disfrutando tanto, solo coman bien y cuídense mucho, y por favor, no vuelvan a perderse de esa manera.

—Sí mami, pero no teníamos manera de hacer una llamada estando con los osos polares —responde inocente.

—Espero que no quisieras traerte uno —menciona Marc entre risas.

—Oz quería traer un zorro ártico desde Islandia, pero con todo lo que íbamos a hacer sería complicado.

—Igual adoptamos un oso, un zorro y algunos lobos y renos —digo como si nada.

—Y no olvides la gallina —…ese será el desayuno.

—¿Y dónde van a dejarlos?

—En sus respectivos países, doné un poco de dinero para el cuidado de ellos y mandé a comprar y construir algunas cosas que estaban necesitando en las aldeas.

—Eso es increíble, estoy segura que ahora estarán mejor con lo que hiciste.

—Espero que sí.

—Igual nena, te sugiero que pongas a Marcus a hacer un corral para la gallina.

—¿Disculpa?

—Es que pensé en enviarla a casa porque sé que no puede seguir el viaje con nosotros y si la dejaba en esa aldea se la comerían, pero también sé que Oz quiere matarla.

—Mi niña no sé si sea buena idea.

—Por favor mamá, no quiero despertar y darme cuenta que Oz la hizo para el almuerzo.

—¿Acaso crees que aguantaré tanto tiempo pequeña?

—¡¿Ves lo que digo?! —reclama Rag haciendo un puchero ante mi comentario.

Al día de hoy me sigo preguntando qué pasó esa tarde que no la mató, puesto que ella no quiso decirme el motivo y siempre que se lo pregunto se sonroja, muerde su labio y me ignora por completo, pero lo que sí hizo la muy tramposa fue traérsela a escondidas aun cuando todos le dijimos que debía dejarla en la aldea.

—De acuerdo, envíala y veremos qué hacer acá, no te preocupes que yo me haré cargo de todo —típico, Marcus solo necesita que ella le ponga ese par de ojos tristes y lo tiene en su mano.

—Gracias papá, mañana mismo la envío para que la recibas y déjala en un buen lugar donde no le de frío.

—Así lo haré, confía en mí.

—Bueno hablamos después, hoy debimos levantarnos muy temprano y casi no hemos dormido, los llamamos luego y gracias de nuevo por todo.

Ellos quedaron muy felices con esta llamada, además de la actitud de ella, nos despedimos y luego la pantalla quedó apagada quedando nuestro reflejo silencioso y taciturno en esta.

—Eres una traidora.

—Pero soy excelente actriz y ellos quedaron bien con todo lo que les dije.

—Eso no lo niego, por un momento hasta pensé que Livi se daría cuenta.

—No, me aseguré de ir trabajando a Livi cuando estaba en casa así que aprendí a manejarla, pero aún no debo hacerlo tan seguido.

—Eres un peligro mi pequeña. Ahora ven, mejor vamos a la cama que mañana tenemos un vuelo pendiente.

La cargo en mi hombro e intenta liberarse, pero doy una fuerte nalgada que la hace reír más, la dejo en la cama donde ambos nos cambiamos y nos acostamos para quedar en esa habitación iluminada por las estrellas y la aurora boreal; que entre sus verdes y violetas se atraviesan a lo largo del cielo… Definitivamente fue una gran idea escoger esta cabaña con techo de cristal.

—Gracias por este viaje Oz, ha sido en verdad increíble.

—Gracias a ti por acompañarme, tú haces que todo valga la pena.

No sé qué haré cuando termine este viaje y ya no pueda tenerla de esta forma, pero espero encontrar algo que logre traerme calma además de todos estos recuerdos.

—Será diferente, pero no quiere decir que no podamos seguir durmiendo juntos.

—¿Quién te dio permiso de leer mi mente?

—Tú, desde el día que te aprovechaste de mí dejándome dormir en tu pecho.

—Si quieres puedo irme y ya no tendrías que dormir conmigo.

Ella me abraza más fuerte escondiendo su rostro en mi cuello y yo la abrazo repasando esas cicatrices que tanto me encantan en su cuerpo.

—No quiero que te vayas, quiero aprovechar este viaje a tu lado tanto como sea posible.

—Y así será, buenas noches pequeña.

—Buenas noches Oz.