1. Daniela

1145 Words
Empezaré... supongo que empezaré por lo mas fácil; me llamo Daniela, pero casi nadie me llama asi, soy solo Dani, no se si era por ahorrar esas 3 simples letras o porque creían que sonaba mas lindo, para mi daba exactamente lo mismo. Tengo 17 años, lo se, soy muy pequeña, y se que pensaran "¿que sabe una chica de 17 años sobre el amor?" pero ese no es el punto en este momento, el punto es de quien creo estar enamorada si asi lo quieren llamar, porque yo, no se que termino usar para lo que experimento con esta chica. Les contaré un poco de mi vida. Siempre fui una chica ejemplar, tenia las mejores notas del colegio y mis padres orgullosos al ver esto, creyeron que seria buena idea aprovechar las capacidades que tenia para que pudiera tener "exito" en la vida, aunque hasta la fecha, sigo preguntandome si de alguna manera las mil cosas que aprendi, me llevarian a la felicidad. Mi familia es muy religiosa o al menos todos menos mi papá; por lo tanto cada domingo íbamos a la iglesia y siempre debía tener un buen comportamiento. Comencé a tener algunos problemas conmigo misma como a los 12 años, simpre me fijaba en lo lindas que eran las demás niñas. A veces me comenzaba a dar miedo y pensaba que una "buena niña" no debía pensar en eso, debía ver a los niños. Y creci creyéndome esa gran mentira. Terminé los años básicos de educación y llego un punto de mi vida en donde ya no sabia que estaba pasando conmigo, siempre estaba deprimida, pensaba que mi vida no valia nada y era un desperdicio, me sentía tan presionada con todo lo que se supone que debería hacer para ser la "niña perfecta" que la mayoría de las noches la pasaba llorando. Me sentía muy sola y que no era lo suficientemente buena para las expectativas de mis padres, sumando que aun no dejaba de ver a las chicas lindas como algo que me interesara, siempre era un mar de sentimientos negativos. Cuando tenia unos 12 años, conocí a una chica, era un año menor que yo, nos conocimos en el patio del colegio mientras era tiempo de receso. Ella se llamaba Alejandra, que muy pronto se volvio mi mejor amiga. Por alguna razón, logre convencerla de tomar clases de violin junto conmigo y las tardes dejaron de ser tan aburridas, a veces el receso lo pasábamos en el salón de clases con mi mama. Si, lo olvide, mi mama trabajaba en el mismo colegio donde yo estudiaba. El año escolar termino y yo me gradue, ahora tenia que ir a secundaria, y ahí volvia a estar yo sola, la chica patética de primer ciclo Siempre pensé que serian los dos años mas largos de mi vida y si, mas o menos asi fue, tenia solo dos amigas, era introvertida y hacer amigos era mas difícil de lo que nunca imagine. Por mi propia cuenta comence a ir a terapias con una psicologa cerca de la escuela, al inicio, decidi mantenerlo en secreto, porque, ¿Que persona normal iba a terapias psicologicas? A veces creia que la chica tenia mas problemas que yo y al final resultaba genial cada vez que tenia cita. Durante ese tiempo, descubri muchisimas cosas que por mi misma nunca habria sabido; definitivamente era introvertida, socializar no era mi punto fuerte y quizas seria imposible conseguir algun tipo de relacion sentimental por mi dificultad de establecer lazos con otras personas, lo que me desanimo un poco, ya que al igual que todas las adolescentes soñaba con mi primer amor y lo perfecto que todo seria. El tiempo comenzó a pasar mas rápido, cuando menos me di cuenta tenia 17 años, y aquí comienza a lo que quería llegar desde el inicio. Hasta el dia de hoy, Alejandra es mi mejor amiga, estamos ahora en el bachillerato, casi no la veo, porque somos de distintos cursos, pero en las tardes simpre estábamos juntas. Y el primer dia de clases no fue la excepcion. - ¿Que tal estuvó tu prmer dia?- le pregunte a Ale mientra llegabamos a mi casa, de inmediato fui a la cocina y le pase un vaso con limonada, sabia que le encantaba la limonada. - Bastante bien para ser de primer ingreso- dijo con una sonrisita de autosuficiencia. -¡Cuentame mas!- insisti animada. -A ver... había algunos chicos guapos en mi grupo, los maestros son demasiado aburridos, la escuela tiene la mejor cafetería, y he hecho un par de amigas y quede de salir con ellas este fin de semana- me sentía algo celosa por lo ultimo. -Asi que chicos guapos, ¿eh? ¿hablaste con alguno? -Si, con dos de ellos, les di mi numero, aunque no estoy segura si eso fue buena idea. Alejandra era una chica muy guapa, era alta, delgada, tenia un cabello y unos labios hermosos, sin mencionar que su actitud deslumbraba, cualquier chico estaría encantado de tener su numero. -Claro que fue buena idea, veremos que pasa luego- sonreí y le guiñe el ojo. -Y a ti ¿como te va? nunca me has platicado nada de ningún chico, ¿no me quieres decir? -La verdad... bueno... esque- dude un poco mientras intentaba hablar- en serio me gusta alguien desde hace unos cuantos meses- dije sonrojándome. - ¿¡En serio!? Dime de quien- ordeno ante mi declaracion. - Bueno, es un compañero de mi curso- y era verdad, en ese momento no tenia muy claro que me gustaba y que no, pero este chico (Octavio) hacia que estuviera segura de lo que era que te gustara perdidamnte alguien, me hacia sentir las mariposas en el estomago de las que todo mundo habla y me sentia como una tonta pensando a diario en el- es un poco mas grande que yo, pero es muy lindo, ya lo conoceras. -Wow, crei que eras la primer persona sin sentimientos que conocía- dijo bromeando- ya era hora que me dijeras algo sobre alguien! - Pues no hay mucho que decir, me gusta y ya, solo... me gusta. - Al menos vas progresando. - De todos modos, no creo que pase nada con el, es muy distraido. Alejandra aun no sabia nada mis dilemas de si me atraian o no las chicas, se que me gustan. Creia que me gustaban, pero estaba bien informada de el pecado que para la iglesia significaba esto. Cuando comenzo a gustarme Octavio me senti aliviada, crei que todo el problema con las mujeres terminaria y magicamente solo me fijaria en los chicos, pero no fue asi, no se en que estaba pensando, aun me gustaban y era algo que no podia cambiar. Aun si en la iglesia decian que pidieras a Dios que te quitara de ese "pecado" para que regresaras al buen camino, hiciera lo que hiciera no podia dejar de ser quien soy, pero de algo estoy segura despues de todo este tienpo luchando internamente conmigo misma sobre mi propia naturaleza, eso no era un pecado y no podia cambiarlo.
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