Aston estaba furioso, sobre todo al recibir un mensaje de un número desconocido. «¿Quiere saber dónde está su esposa? Está en la posada “El oasis de Villa Dorada” en el centro de la ciudad. Aunque no está sola… está en muy buena compañía». Y anexo al texto estaban varias imágenes, una de Patricia abriéndole la puerta a un hombre, en otra de ellas salían abrazados, dos más que parecían tomadas desde una cámara de vídeos, una donde el hombre la acostaba en la cama y empezaba a desnudarla y la última ambos ya desnudos abrazados teniendo sex0. Un grito de dolor retumbó en toda la casa, quienes estaban cerca de Aston retrocedieron asustados, cuando sus ojos se tornaron oscuros de la rabia, sentían miedo, porque sabían que cuando el hombre se ponía así no tenía compasión de nadie. —¡¡Voy a ma

