Aston se quedó viendo a la mujer, quien enseguida comenzó a deslizar su mano por su musculoso pecho, sin dejar de sonreír de manera coqueta. Geraldine sabía cómo satisfacer a ese hombre, era exigente, insaciable, hasta ahora no había ninguna amante que lo pudiera complacer, siempre quedaba insatisfecho y terminaba llamándola a ella, quien de todas, era la que más podía soportar su tamaño y su posesión violenta. Estaba decidida a que esa noche no fuera su excepción, porque quería demostrarle que fue un error casarse con la Collins, deslizó sus manos por su cuerpo musculoso mientras levantaba una de sus piernas y la colocaba sobre su cadera, llevándolo hasta la habitación, donde lo tiró en la cama. La joven le arrancó la ropa de manera salvaje, tal y como a él le gustaba, dejando al descub

