Desayuno amargo. 2

4041 Words
Odette se quedó en la terraza tratando de calmar sus ánimos caldeados, amaba a su madre y sabía que la mujer también la amaba a su manera, pero había ocasiones donde no parecía, gracias a su afán por querer controlarle la vida y a querer que hiciera lo que ella quería. Se cruzó de brazos mientras observaba el amplio jardín de la propiedad y su mente la llevó lejos de ese momento incomodó, tenía mejores cosas que recordar que lo vivido en la mañana y en ese momento; en las pocas veces que decidió cobrarse las infidelidades de Serguei saliendo con otro hombre, se cruzó con uno en especial que hasta esos momentos seguía recordando muy bien, un mexicano de nombre Alejandro, conocerlo fue una chispa que encendió su glacial y esa noche que decidió entregarse al placer fue simplemente espectacular, lo único malo es que pertenecía al escuadrón de su enemiga número uno, aquella chica que su padre le presentó como conejillo de indias y que se convirtió en uno de los asesinos a sueldo más cotizados de todo el mundo, el famoso señor Cuervo, ambas llegaron a estar a la altura e incluso fueron comparadas como iguales. Estando en la terraza no pudo evitar sonreír porque el recuerdo de aquel hombre era su momento feliz, sabía dónde estaba, donde vivía e incluso se había cruzado con él en más de una fiesta, mas no se había atrevido a acercarse pues decidieron que aquella noche iba a ser la última que se volverían a ver y sobre todo porque ella continuaba estando casada con Serguei, nunca se perdonaría si algo le pasaba por su causa; su audición era excelente sin necesidad de tener encendido el amplificador, escucho un par de tacones bajos resonar por el suelo de piedra y supo que su hermana se estaba acercando, siempre usaba zapatos de charol con tacones cuadrados como si iba a una fiesta. – Hola, Odette. – su hermana Nicole la saludo. – Hola. – la vio de reojo. – ¿Sigues enojada por lo que pasó? – la pequeña tenía doce años, estaba en una etapa de adolescencia. – Le dijiste a mi madre que yo te obligue a meter a tu novio a la casa y pasó media hora gritándome ¿Quién va a querer estar a tu lado si eres una mentirosa? – se alejó de la niña. – Odette, que gusto volver a verte. – Vladimir chocó el puño con ella, con el niño de diez años se llevaba bien. – El gusto también es mío. – sonrió de lado tratando de verlo como su hermano y quería dejar de sentirse como una extraña. – De verdad que eres un asco de persona, has hecho enojar a mis padres y todo porque eres una caprichosa buena para nada. – dijo Elías llegando a la terraza. – Tienes más experiencia en eso que yo, eres un experto en ser bueno para nada, no vengas a joderme. – rodó los ojos antes de ir hacia el comedor viendo como las sirvientas acomodaban los platos del desayuno. Pidió que sus platos fueran acomodados en el otro extremo de la mesa, lo más alejado de sus hermanos porque no quería convivir con ellos ni con sus padres y se quedaba solo porque mando a Petra a hacer un trabajo, no volvería hasta dentro de un par de horas y ya las cosas estaban tensas, no quería que se siguieran poniendo más tensas. Mientras estaba esperando a que las sirvientas terminaran vio a los perros llegar a olerla, iban moviendo sus colas, contentos de verla nuevamente, dos gran Danes que ella entreno cuando era más joven y los animalitos la recordaban muy bien a pesar de llevar un buen tiempo sin verla. – Odette, espero que te comportes cuando los invitados vengan. – dijo Mónica al salir. – Mientras no me jodas con ellos, todo estará bien. – movió su silla con intención de sentarse. – ¡No Odette! – le dio una palmada a la mesa – ¡Ilay va a venir y espero que seas amable con ese chico, que lo atiendas como la buena mujer que yo críe! – exigió con enojo. – ¿Que tu criaste? – preguntó con una voz más ronca – No me hagas sacarte en cara lo excelente madre que has sido estos últimos años, tan buena que las manualidades que hice en el colegio preferí tirarlas a la basura. – se quitó el saco y lo acomodo sobre el respaldo de la silla. – No le hables así a mamá, te crees mucho. – dijo Nicole metiéndose a la conversación al ver los ojos de Mónica llenarse de lágrimas. – No es mi culpa que ustedes se sientan poca cosa y que mis verdades las afecten tanto, tú sabes que digo la verdad y a mí no me vas a dar órdenes. – tomó asiento manteniendo su expresión sombría. Serguei salió, ajeno a la pelea que acababa de ocurrir y tomó asiento un poco extrañado de ver a su hija sentada frente a él en el otro extremo de la enorme mesa de la terraza, vio a su esposa apretándose los lagrimales tratando de contenerse el llanto que amenazaban con salir; Odette no solía arremeter con violencia verbal en contra de su madre muy seguido, pero a veces la culpaba de buena parte de sus desgracias y es que ella como su madre debía haberse dado cuenta de todas las señales que su abuelo la estaba preparando para algo insano, pero estaba tan concentrada en mantener su matrimonio, en cuidar de sus hijos y de su hijastro mucho más que de su propia hija, la dejo a la deriva en un mundo de lobos hambrientos de donde apuras penas había conseguido salir y su mayor objetivo era convertirse en uno de ellos, quería ser una zarina, la única zarina de la mafia. Odette se dispuso a desayunar porque no iba podido hacerlo en su casa por la llegada de su esposo y toda la pelea, no estaba muy conforme con quedarse y trataba de analizar que estaba llevando a sus padres a intentar emparejarla con el hijo de un zar, tenía poder en su mundo al igual que el chico, pero más allá de eso no tenía nada que atar para intentar comprender sus acciones; escucho motores de muchos autos que iban llegando y eso fue el anuncio de que los invitados que sus padres estaban esperando acaban de llegar y para su mala suerte apenas levantar la mirada lo primero que vio salir a la terraza fue a la familia Petriev, pero su sorpresa mayor fue ver que detrás de ellos iban Zoe y sus dos amantes, ella cargando una enorme barriga dejando en evidencia su estado avanzado de embarazo, nunca imagino verla así, se la imaginó soltera por el resto de la vida con el carácter volátil que tenía. No le gusto la sonrisa ilusionada que Ilay le soltó de la nada y menos le gustó que su madre le susurrará algo al oído, soltó los cubiertos contra el plato haciendo un escándalo por el golpe del metal contra el cristal y no se iba a quedar para que la obligarán a hacer el ridículo con ese idiota, se puso en pie con una expresión seria pues pensaba irse a su cuarto con su estómago medio lleno, pero hubo algo curioso que noto y es que Zoe no la reconoció, tampoco su escuadrón y el estómago le revoloteo cuando vio a Alejandro salir, el hombre de su mejor aventura, el hombre que se quedó grabado en su mente después del paso de casi dos años, el hombre que hasta ese momento seguía recordando con intensidad y era en quien pensaba cada vez que era sometida por su esposo, eso aliviaba el malestar ligeramente, pero el cuerpo de aquellos hombres no se parecía en nada. – ¡Odette, siéntate y termina el desayuno! – dijo su madre en disgusto por su acción. – Todavía no terminas el desayuno, siéntate y... – Serguei guardó silencio ante la mirada que le dedicó – Vete, pero no tires la comida con todo y el plato. – sabía que Odette solía hacer eso cada vez que no quería seguir en el comedor. – ¿Que pasa contigo? – preguntó Mónica en un susurro. Odette tomó su saco del respaldo de la silla y se lo puso sin dirigir su mirada a nadie de las personas que habían entrado porque no quería ser reconocida por el escuadrón, no quería saber que iba a pensar Alejandro después de tanto de no verse, se dejaron en muy buenos términos, pero ella lo había extrañado, no sabía si él también o si aquello fue algo que olvido a la semana, Odette tenía los ojos de todos encima, acomodo la silla antes de tomar su celular que estaba pantalla abajo sobre la mesa y caminó en dirección a las puertas doble. – Apártate de mi camino. – dijo Odette deteniéndose frente a Alejandro con intenciones de molestarlo un poco. – Hay mucho espacio aun lado de mí, puedes dar la vuelta. – respondió sin inmutarse mientras veía hacia abajo. – ¡Estas en mi casa y yo paso por donde se me da la puta gana! – Odette levantó la cabeza porque aun con tacones era unos centímetros más baja que el hombre frente a ella y un escalofrió recorrió su espalda al tenerlo tan de cerca nuevamente. – Solo apártate, no vinimos por problemas. – Oleg lo tomó del brazo para alejarlo porque Odette se veía con ganas de pelear. – Alejandro, no hemos venido por problemas. – Simon intervino. – Así que te llamas Alejandro, que interesante... – Odette sonrió fingiendo no reconocerlo – ¡Ahora quítate de mi camino! – la sonrisa desapareció en segundos de sus labios. – ¡Alejandro! – el llamado de Zoe lo hizo moverse hacia un lado porque él estaba dispuesto a pelear. – ¡Sussina! – Odette sonrió divertida nuevamente – ¡Que bien entrenados tienes a tus perros! – la forma en que cambiaban sus expresiones faciales era confusa y eso era una de sus mejores cualidades, así que pensó en irse. – ¿Que acabas de decir? – a la futura madre le brotó de nuevo lo mecha corta que era y eso hizo que Odette se riera. – ¿Qué pasa? ¿Ya no escuchas bien? – Odette se dio la vuelta y sus ojos dieron un destello en las sombras de la casa. – ¿Quién mierdas te crees para hablarle a mi escuadrón de esa forma? – se soltó de un jalón del agarre de Tom y caminó al frente con intenciones de intimidarla. – ¡Odette, adentro! – Serguei tuvo que imponer autoridad antes de que aquello se les fuera de las manos. – ¡Obedece! – susurro Zoe con una mirada altiva. – Me parece gracioso que me digas eso cuando tú los mandas a ellos como si fuesen monos y tú la dueña del circo, payasa. – Odette comenzó a acercarse de nuevo a ella con ganas de provocarla aún más. – ¡No te sigas acercando cabrona! – Alejandro gruño ya más molesto que antes por esa actitud soberbia. Fue obvio que de primera impresión el hombre no la reconoció a pesar de estar tan cerca y no era para menos porque había cambiado mucho, kilos menos, centímetros más largos de cabello, un flequillo que le cubría la frente completa y un maquillaje más natural, sin inyecciones para cambiar su forma facial, la voz y el acento también eran otros. – Tranquilo vaquero, no le voy a hacer nada a una embarazada, no soy tan diabólica. – lo vio de reojo manteniendo su aire de soberbia. – Les pido una disculpa, mi hija es muy imprudente a la hora de hablar y ha estado pasando malos momentos. – Mónica se acercó a ellos con una expresión de vergüenza. – ¿Malos momentos? – Odette se sorprendió mucho al verla meterse con semejante mentira. – Hija, ve a ocuparte de tu trabajo y deja de buscar problemas, ellos vienen a hablar con tu padre de trabajo. – Mónica le iba a tomar del brazo, pero Odette se alejó antes de que lo hiciera. – ¡JEFA! – el grito loco de Petra la hizo ceder a su molestia – La limusina finalmente está comprada y recuerde que tiene la junta a las dos, comida con los gerentes a la una y cena en el "Khoroshaya Yeda" me costó mucho sacar esa reserva, espero que no la pierda como la última vez. – se quedó callada de golpe y apuntó con su dedo a Alejandro, iba a decir algo cuando Odette le cubrió la boca con una mano porque ella sabía de primera línea su historia con ese hombre, tuvo la mala suerte de pillarlos en acción. – Gracias Petra, nos vamos a la oficina porque necesito que me ayudes con unas fotos. – la zangoloteo como si fuese un trapo porque no podía ser tan directa al decirle que guardará silencio. – ¿De qué trabajas Odette? – pregunto Ilay, el hijo del zar Petriev porque no la conocía mucho y quería aprovechar el momento. – Soy puta para una plataforma en línea. – respondió sin pensarlo y esperando que esa respuesta bastará para alejarlo. – Pasa el link. – dijo Alejandro haciendo que ella se diera vuelta y sonriera por ese comentario porque se le hizo gracioso que lo pidiera de esa forma tan coqueta. Odette se dio la vuelta llevándose arrastrada a su amiga pues había llegado como una salvadora imprudente a ese momento tan incómodo que estaba por pasar y más porque ella quería pelea para disipar sus frustraciones, era rara e incluso se consideraba un poco loca, pero siempre se repetía que la locura era razón de ser de la cordura, las dos se complementaban en ella; dentro de la casa liberó a Petra y fue sin escuchar sus llamados porque iba con el pensamiento claro de ir al cuarto que una vez ocupó cuando vivía con sus padres. – Lamento la interacción de mi hija con ustedes... – Serguei se disculpó – Su regreso a sido caótico y ha estado buscando problemas con más frecuencia. – dejó escapar un suspiro pesado mientras los invitaba a caminar. – ¿De dónde volvió? – preguntó Zoe en voz baja. – Es compatriota de Tom, acaba de terminar la universidad en Londres y maneja una industria cosmética que va en crecimiento. – explicó Mikail mientras la ayudaba a Zoe a bajar las gradas. – ¿Es británica? – preguntó Tom que iba escuchando la plática. – Si, británica de padrastro ruso. – fue lo último que les dijo antes de llegar al punto de reunión bajo un enorme árbol que les brindaría sombra. Desde la segunda planta de la casa Odette se quedó escondida entre las sombras sabiendo que sus iris estaban resplandeciendo tal como lo hacían los de Zoe, desde donde estaba alcanzo a ver a las familias conversando de trabajo, pero los ojos se le quedaron fijos en su némesis y le dio algo de lástima porque parecía estar sufriendo con aquella barriga, se preguntaba cómo habría hecho con la coraza en su pecho, si eso molestaba o no, se rio ligeramente cuando la vio detenerse en seco y muy seguramente acababa de notar su presencia así que se acercó más a la ventana para dejarse ver mejor. – Jefa ¿En qué piensa? – preguntó Petra acercándose a ella. – En que Zoe ya va a tener a su bebé. – la vio doblegarse mientras hacía una mueca de dolor. – ¡Que bendición, dicen que será un niño! – Petra se alegró. – Un heredero para la familia Alenkov, eso es bueno y complementan la familia con la parejita. – se rio cuando la vio pegarle a Alejandro. – Hay algo que no entiendo... – dijo Petra – ¿Por qué no dijo nada cuando se encontró con él? Se puso a pelear en lugar de saltarle encima y comérselo a besos. – no tenía miedo a preguntar las cosas. – ¿Por qué haría algo como eso? – la vio de reojo. – No sé, creí que lo extrañaba porque siempre que se manosea jadea su nombre, creí que al verlo de frente de nuevo iba a actuar. – se quejó cuando Odette le pegó un coscorrón. – ¡Serás imprudente para hablar! – gruñó con enojo y a la vez vergüenza. – ¡Ni que estuviera diciendo mentiras! – se sobo la cabeza – Cada día está de muy mal humor, le hace falta una acomodada de útero y ahí abajo tiene al mexicano, sea hembra y vaya por él. – se agacho cuando ella le lanzó un cojín. – ¿Quieres dejar de hablar debilidades? – se sentó en la orilla de la cama recostándose en el respaldar – No puedo exponerlo a los arranques de estupidez que está teniendo Serguei, el chico que me acompaño a cenar el otro día apareció flotando en el río y el hijo de puta me reclamó por mi salida. – subió las piernas al colchón para dejarlas cruzadas. – Me parece un muy mal chiste que ese descarado todavía reclame después de andarse fumando los calzones de Raymundo y medio mundo... – ese comentario la hizo que Odette soltara una carcajada – Rezo cada día para que finalmente le dé el divorcio, no soportó ver como la maltrata. – se sentó a los pies de la cama. – ¿Hiciste lo que te pedí? – preguntó deseando evitar pensar en lo mismo. – Si, lo hice todo bastante rápido. – ambas voltearon hacia la puerta pues fue abierta de golpe. – ¿Qué pasó Toni? – se levantó de la cama al verlo algo agitado. – Han estado intentando comunicarse con usted, pero con el problema de los números se perdió el contacto... – le entregó su celular – Es el señor Saitou, dijo que quería que te movieras a Tokio para hacer negocios, que te comunicaras con su secretaria para organizar tu llegada. – específico pues solo el número registrado no indicaba nada. – Dijo que estaba bien trabajando con Víctor Saetang ¿Qué crees que haya pasado? – Odette desconfió de aquella invitación. – Víctor está perdiendo terreno y su amor por una vida tranquila está siendo más fuerte que otra cosa, algunos compradores se están quedando sin producto y tu podrías surtirlos, de todos modos, no exportas como los zares, produces. – Toni le recordó su deseo por meterse y tomar terreno entre las mafias rusas. – Petra, llama a su secretaria y planea mi viaje para pasado mañana, oportunidades como esta no se deben desaprovechar. – se dio la vuelta y fue a su closet a buscar una de sus armas pues iba a salir de la casa. – ¿Le digo a Price que se va con nosotros? – preguntó la mujer mientras sacaba su celular. – No, si me llevo a Price será para que Serguei se ponga a preguntarme estupideces. – escondió el arma tras su espalda. – Se están llevando a Zoe al hospital, su bebé ya está por nacer. – comentó Toni viendo el aviso que llegó en un mensaje. – Averigua a qué hospital se la llevaron, iremos por la noche o por la madrugada a conocer de primera línea a su bebito. – camino hacia la puerta para salir. – ¿Eso es prudente? – preguntó Petra caminando apurada para alcanzarla. – ¿Alguna vez Odette ha sido prudente? – preguntó Toni mientras la veía de reojo caminando a su lado. – Tienes razón. – se le olvidaba por momentos que con su jefa las cosas siempre eran sorpresa. – ¡Mamá! – la llamó al encontrarla en la sala – Me retiro, tengo cerca el almuerzo con los gerentes y necesito hacer unas cuantas cosas antes de eso. – dejo que la mujer la tomara de los brazos. – Esta bien... – estaba despistada – Se acaban de llevar a la esposa de Mikail, ya entró en labor de parto y no tardará de dar a luz. – se preocupó más por Zoe que por lo que decía su hija. – Me avisas cuando nació. – le dio un beso en la mejilla. – Deberías quedarte. – dijo la señora Petriev. – No puedo. – Odette se le quedo viendo fijamente. – Si puedes, quédate y hablamos un poco, nos conocemos en plan de suegra y nuera porque así afianzaríamos la confianza. – le intentó tomar la coleta del cabello. – Yo no soy ama de casa ni mantenida, tengo trabajo que atender. – abotonó su saco. – Dos horas de tu tiempo de spa no te van a cortar la vida, siéntate y vamos a hablar. – la mujer se puso más seria. Odette sonrió con burla mientras pasaba su lado dispuesta a irse de esa casa sin decirle nada ni dedicarle ni un minuto más de su tiempo, fue directo a la camioneta que ya la estaba esperando afuera y Toni se apresuró a dar la vuelta para ponerse en marcha hacia las oficinas de su empresa de maquillaje, el dinero para ese lugar se lo dio Serguei, pero no fue un regalo como él se lo quiso dar a entender porque aquello también era un fruto de todo el trabajo que hacía para la organización, por suerte tenía libertad financiera, pero no se comparaba con la libertad que sentiría al estar totalmente divorciada y daría todo lo que tenía, todo lo que estaba a su nombre, las cuentas de banco y propiedades, aceptaría quedarse en la calle con tal de que Serguei firmara los papeles del divorcio. – ¿En qué piensa jefa? – preguntó Petra que iba sentada a su lado. – No han aprobado la nueva serie de labiales, me preocupa que pongan peros para su lanzamiento, sería la segunda serie que lanzaríamos. – comenzó con poco a pesar de tener una empresa grande y bien surtida. – La van a aprobar, tenemos nuestro propio laboratorio certificado y solo falta tener algunas firmas, sellos y burocracias antes de poder ser independientes. – la vio manteniendo una sonrisa esperando animarla. – Quiero una línea de farmacia, una línea de maquillaje que sea económica y que llegue a manos de todas las mujeres. – Odette tenía su propia idea empresarial. – La línea que se ha formulado en estos momentos puede ser esa, tenemos materiales de alta calidad a un coste bastante rentable, tintas espectaculares y de alta duración. – tomo su cartera para sacar la tableta y enseñarle el marketing que le habían realizado antes de tiempo. – ¿Es la campaña oficial? – el video le gustó mucho. – No, es una propuesta adelantada que hicimos con el departamento de publicidad, fue a forma de cumuló de ideas. – sonrió orgullosa al ver la expresión de Odette. – Me gusta que resalten los colores, la tipografía del final está medio corriente, pero me gusta la mayor parte de su composición. – le devolvió la tableta. – Buscaré una cita con el dueño de las farmacias Moscovita, su nombre en uno de sus anaqueles le va a encantar. – movió sus cejas de forma graciosa. – Eres un sol de ser humano. – Odette sonrió antes de poner su mirada en la ventanilla. Llegó a su empresa y fue recibida por su secretaria con el anuncio de que un italiano estaba solicitando hablar con ella, también le anunció que su esposo llegó a buscarla e hizo un escándalo cuando la seguridad no lo dejó entrar y estuvo alegando que aquella empresa era de su esposa, claro que él no sabía que su propia esposa lo había vetado del lugar porque no necesitaba de sus interferencias, ella era multifacética y todo poderosa, podía manejar las entregas de sus cargamentos de coca, los cargamentos de armas, el tráfico de demás sustancias ilícitas y podía manejar también el ser una empresaria exitosa en el mundo del maquillaje.
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