—Es aquí.
Le pago al taxista y salgo. Lo primero que hago es emitir un grito. ¡Que calor! ¿Estoy en el infierno o qué?
Ni en Australia.
Desde la última vez que vine no sentía el calor tan atroz. Me saco sin dar muchas vueltas la sudadera y la doblo de mala manera incrustrandola dentro del asa de la maleta. La brisa está tan caliente que mi piel se siente en llamas.
Esto fue una mala idea. Cojo mi teléfono.
Repica y repica. No me atiende.
¡Genial!
Hay varias personas caminando. Otros pasan de largo hablando cómodamente. Algunos e inclusive llevan jerseys y sudaderas con el nombre de la universidad o sin ella. ¿No sienten el calor? Yo estoy sudando ya.
Agarro mi cabello y lo ató en un mal moño sin importarme nada mi apariencia. Por lo menos vine con deportivas y un jeans cómodo. Sabía que hacía calor pero no que estaría como para desnudarse y lanzarse en una piscina.
Voy por algo para refrescar o voy directo a casa. Arrugó mi cara con la segunda opción.
—Ay. — me quedo parando en seco y agarrando con mi mano libre la puerta. El teléfono choca contra la ventana.
—¡Hijo de puta! — dice. Enseguida subí una ceja para ver porque me insulta pero tiene el teléfono en la oreja y entonces se percata de mi y la manera en como me veo. —¿Te di con puerta? Lo siento, corazón.
Quito mi mano de mala gana mientras intento no poner mala cara.
—Deberias fijarte mejor. Hay un retrovisor y al menos que seas ciego te digo que lo ojos son para ver — le recriminó cogiendo mi maleta para seguir mi camino. Pero la maleta no avanza y el chico la sostiene.
Me da una, dos y tres reposadas a través de esos ojos color esmeralda, es moreno y tiene muy poco cabello. Afeitado de esos cortes bajitos pero lo hace lucir elegante y muy varonil. El es Muy atractivo.
Me sonríe, Son las sonrisas coquetas y por sus vibras se que es un auténtico puton. Arrugó mi cara ahora. Detallando un poco más. Este hombre parece ese tipo del que te rompe el corazón y te da unas increíbles folladas.
Se siente la travesura, carisma y Casi me hace sentir las vibras que suelta Antuan. Pero Antuan es un poco salvaje. Parece que detrás de este hombre hay esa bruma de peligro.
—Yo tengo ojos y veo perfectamente. — de nuevo no deja de sonreír y me come con la mirada y de último momento ve detrás de mí.
—Me alegro por tí. Ahora como lo sabes aplica las reglas de conductor.
Estoy a un paso de salir del abrigo de la puerta cuando soy tapada por otro tipo, este es alto. Solo veo una franela blanca en mi campo de visión y con eso se que me saca por lo menos dos cabezas más pero ese olor.
¡Dios!
Huele divino a decir verdad. Ashton no usa perfume dice que le basta con su spray. Pero este hombre huele a sensualidad.
La franela blanca tiene una pequeña mancha en el lado derecho. Como una gota de pintura. En mi mundo estaría pensando que es Sangre. Pero percibo debajo de su perfume el olor del Óleo. Veo que se mueve y una mano cae encima de la puerta. Decido subir el rostro para ver quién carajos me tapa mi salida dramática.
Ojos azules como un cielo en pleno medio día. Cejas gruesas oscuras, barba en forma de candado, solo un rastro. Y el cabello. Vaya, me gusta ese cabello. Lo tiene largo y va con el viento caliente que está soplando. Parece que tiene vida propia y lo hace ver entre atractivo y seductor y una vez más ¡Caliente!
Este hombre está como un bombón de los que me encantaria comer. Es exquisito y todo en el irradia hombria y poder.
Es Hermoso, su cara. Vaya, debería de ser modelo y estoy segura que puedo sacarle buenos ángulos. Mi cámara amaría este especimen de hombre.
Me mojo los labios. Es... Dios mío.
—¿Que tenemos aquí, Mich.? — me da un repaso y se quede más tiempo en mis senos. Bueno desde su altura puede ver bien. No llevo sostén porque este top tiene un refuerzo. —Me gusta eso. ¿Son unas...? — y le quitó la mano de un manotazo cuando fue a tocar el comienzo del tatuaje.
—¿Por qué me tocas? — le digo aún sosteniendo su mano. Una clara advertencia.
Este hombre sube una ceja pareciendo asombrado y que dios me perdone. Pero jamás había visto un hombre tan espectacular.
—¿Por qué me tocas tú? — responde y su voz gruesa y varonil.—¿De dónde la sacaste? — por el tono de voz autoritario me hace pensar que son muy amigos.
Hay una risa seca y gruesa.
—Mason no me responde Zady. — le responde y siento como se baja de la camioneta detrás de mí. Entonces me pongo de lado. El chico zady me quita la mano —Y No sé quién es, la acabo de ver porque se estrello contra mi puerta.
Me giro para ver al moreno que está parado a mi costado. Con un pie encima del posa pie de su auto y todo el cuerpo recostado del asiento, sus brazos están cruzados. Me da una mirada entre sería y divertida.
Dos hombres a cada lado de mi cuerpo y los dos no parecen ni un pelo a mi chico.
Estos dos son hombre que si pongo en marcha mis sentidos puedo garantizar que son problemas.
Subi mi rostro para ver con una ceja arriba al moreno. Bien, debería de irme de aquí pero aún así.
—¿Me estrelle? ¡Tu no te fijaste! Ciego de mierda. — agarro mi maleta dura para salir de ambos. Pero una mano toma mi maleta de nuevo. Está vez no es Mich. Si no Zady.
¿Que quiere este? Gruñó y la templo para quitársela y eso parece divertirlos. Uno se ríe pero el que la sostiene me ve estudiando mi reacción.
Como dije: problemas.
Y yo no quiero problemas.
—No eres de aquí. — me dice sin dejar de verme de ese modo.
Debería ser un pecado ser así de hermoso.
—Vaya... Un diez para ti— le digo sarcástica.
Sube ambas cejas pareciendo asombrado por mi arrebato. Hay algo que me dice que el no está acostumbrado a que lo traten de esa manera.
Estoy segura que se hace temer y más segura que todas las mujeres se derriten por el.
No las culpo. Tiene una cara para comerlo a besos y un cuerpo para pasarle la lengua. Está bien. El tipo está más bueno que el chocolate. Pero todo eso queda opacado por qué como dije: son problemas.
No sé quién es pero realmente no quiero estar aquí junto a ellos. Se siente cargado de energías y por un momento me recuerda al poder que sueltan ciertas personas y eso no es bueno.
—No. Tiene acento y mira como te habla. — dice el moreno divertido. Zady le da una mirada de advertencia. —¿Que? Me gusta ver cómo tiene carácter. Tenía tiempo que no veía... Mierda, nadie en particular te habla así. Hay que darle crédito a la extranjera.
El otro parece dudoso y agarra la maleta con más fuerza hasta que casi me devuelve al lugar detrás de la puerta. Una vez más estoy opacada por estos dos gigantes.
Me estoy enfadando.
Y eso no es bueno.
—¿Quien eres, cosita? — Zady se inclina para verme como una especie de rareza. Me voy hacia atrás. trago grueso. Me sentía intimidad pero no le temo. Aunque hay ciertas advertencias que debería.—¿Estás perdida? Este lugar es muy grande para alguien tan pequeño como tú.
Lo fulmino con la mirada. Entonces cuando estoy decidida a lanzarle lo que salga de mi boca comienza a sonar la canción de "Hot N Cold de Katy Perry" solo el coro.
Ambos me ven como si esperarán algo de mí no se que carajos es... Pero al ver el nombre en la pantalla ignorando a estos trogloditas. Tomo la llamada.
—¡Hoooolaaa! — me grita y quitó el teléfono de la oreja. —Javi me ha dicho que estás llamando pero está en práctica. ¿Algo bueno que contar?
—¿Dónde carajo está Javi? — le digo molesta.
—Uy, alguien está enfadado. — me dice mi hermanito. —Ya te he dicho en práctica, yo acabo de culminar.
—¿Dónde carajo práctica Javi, Julián. — ambos hombres parecen ser más curiosos y me rodean para quedar de frente a mi. Yo me alzó mis lentes en una clara advertencia que me dejen en paz.
Sus miradas. Oh, Dios. Estoy segura que más de uno ponen a temer. Cualquiera se cagaria con esa mirada. Pero yo no. Pongo mi matiz de aburrimiento.
Definitivamente solo espero que esté tipo no sea uno de las rutas. Si es así, esto no terminará bien.
Y no lo digo por mí.
Arizona es conocida por su cantidad de gente amable y trabajadora. Pero yo la conozco como una de las grandes ciudades con mayor índice delictivo y narcotráfico de ruta y venta por supuesto.
Una de las principales familias que se encarga de este territorio son los Koch. Gente que detesto pero qué pese a todo no he hecho nada en su contra debido qué mi hermano me lo pidió casi riendo. A veces me molesta que mi padre solo le haya dicho la superficie de lo que es mi familia.
Para ellos soy solo su hermanita qué se crío con la familia materna elitistas de alta sociedad poderosos. Son temidos. Por supuesto. Manejamos casi toda Australia y sus puertos pero más allá de eso somos mucho más allá.
—En el campo...— me dice con tono burlón. Me llevo dos dedos a la nariz.
Aquí hay dos campos o más creo. ¿Mi hermano que es lo que juega?
—¿Es fútbol americano? —cuestiono intentando recordar. Los he visto sí, me han visitado, pero se que Javier jugaba antes béisbol y Julián fútbol.
También se que ellos se cambiaron de deportes pero no les sigo el paso.
—Por supuesto. Es lo que hacemos para drenar la vida dulce que llevamos. — agrega de malas. —¿Le digo algo? Si es para felicitarlo sabes que puedes esperar unos minutos, ya debe de terminar...
—No. — le digo rápido. —¿No conocen otro deporte que no sea fútbol? Olvídalo. ¿Están en el área sur o note?
—Sur... Pero queda cerca del edificio de arte. Luego de... ¿Porque te doy la dirección? — se da cuenta entonces.
Sin pensarlo suelto una sonrisa. Estoy por verlos y eso me emociona.
—Porque eres un deslenguado — me río y luego me pongo sería fijando que estos dos están pendientes del chisme. Suspiro frustrada. —Ya tu terminaste. No salgas aún de ahi que llamaré dentro de unos minutos de nuevo.
—Espera... Eira...— colgué y veo a los dos hombre que parecen demasiado curiosos para mí bien y para el suyo.
Ambos parados allí con brazos cruzados. Al de la sudadera se le marca sus brazos, pero al de franela blanca parece bien trabajado y fuerte.
Su cuello está rígido y tiene la mirada fría en mí. Transmitiendo entre curiosidad y rabia. Está impertuito como un maldito policía. Me repasa tanto que mis bellos se elevan en mi nuca.
Suelto el aire de mis pulmones.
Soy lo bastante inteligente para saber que debo irme. Estos hombres no me están poniendo el día fácil y en menos de una hora ha pasado lo que en años no sucedió en la universidad donde estudió. Solo me demuestra que Phoenix es un lugar peligroso.
Me quito el estremecimiento que se me sube por la espina dorsal cuando el hombre de ojos azules y mirada tempestuosa se me acerca. Bien. Supongo que si puedo tenerle un poquito de miedo. Pero aún así, no bajo la guardia.
—¿De que conoces a los hermanos Halls. ? — su tono. Interrogación desde la pose hasta la voz. Termina por ocupar mi espacio personal.
Doy dos pasos hacia atrás y el da los dos hacia adelante. Su olor golpea de nuevo y odio que huela bien. El aire alrededor se pone denso y electrizante.
—No es problema tuyo.
—Si. Tiene carácter — dice el moreno divertido pero sin bajar la fachada de "soy malito"
Ruedo mis ojos intentando parecer fastidiada. Pero no lo estoy. Ya va como mucho que me están molestando. Y la gente al rededor parece no molestar en absoluto, ignorando que tengo un hombre casi encima un poco tenso y estoy encerrada entre su cuerpo y el auto.
La gente realmente pasa como si nada. Arrugó mi cara. Me hace pensar que intentan no ver lo que ocurre aquí.
—Bien. Solo porque eres nueva por aquí voy hacer lo que no soy. Paciente. — Zady se inclina y dejo de ver a las personas para verlo. Mierda. Estamos muy cerca. Su aliento lo comparte con el mio y esos ojos son más que un cielo que parece el reflejo del mar. Impresionante—¿Que tienes que ver con los Halls?
¿Que tengo que ver? Todo y quisiera que nada.
Pero eso no se lo puedo decir. Aspirando el aire que respiramos ambos. Porque estamos rozando nariz con nariz. Cualquiera pensaría que me está coqueteando. ¿Eso es lo que piensan está gente? Suelto el aire retenido para dejar en claro qué:
—Como es primera vez que me ves y no sabes nada de mi permiteme ser... ¿Decente? ¿Educada? O ¿Tranquila? Si, tranquila ante tu tono. — agarro la maleta y lo miro a los ojos para irme de aquí dando un paso hacia al frente haciendo que el de uno hacia atras. Bien, se le parece el respeto por el espacio personal. Lo quito de mi camino.—No. Te. Importa.
Un silbido salido de los labios del moreno hacen que la situación se ponga más dramática. Zady a su lado aprieta la mandíbula y pareciera que quisiera romperme el cuello.
Vale. Quizá me estoy pasando un poco desconozco a estos dos. Pero se cuidarme sola, lo aprendí y me tocó hacerlo por la fuerza.
Intento salir de ambos e inesperadamente me dan espacio. Estoy apunto de girar cuando con una fuerza extrema me detiene y soy obligada a dar dos pasos hacia atrás. Aprieto mis piernas para no caerme de culo. Volteo a ver cómo Zady tiene mi maleta y esta vez la sostiene con una mano encima del cierre. Impediendo que camine.
Peligro. Mi voz me grita.
Enojada como ya estoy lo fulmino con la mirada y la atraigo con tanta fuerza que me muevo y mis lentes caen al piso, no me importa. Estoy en una guerra por tener mi maleta de un maldito loco. El solo deja que yo jale y jale pareciendo sádico con mi energía y persistencia. Grito de rabia y entonces el presiona más al tiempo que yo busco con más fuerza hacia atrás y mis piernas enseguida buscan soportar el peso de mi cuerpo cuando soy disparada. Abro mis ojos de par en par dándome cuenta que estoy corriendo para no caer de culo con la Asa de la maleta en mi mano. Mientras mi maleta dañada está en la mano de Zady.
¡Maldito bastardo! Me ha dañado mi maleta.
—¿Que Mier...? — no termino de hablar porque me golpeó la espalda con un auto. No sé si agradezco de no ser el piso o prefiero el piso para ver si me enfado más. —¡Te pica ese culo! ¡Idiota! ¡Me debes una maleta! ¡Carajo!
No sé cuántas groserías estoy diciendo pero cuando vuelvo a caminar hacia ellos. uno parece más divertido que el otro. Zady quien es el que me ve como si fuera la mierda de una mosca me sonríe de lado. Una sonrisa de maldad. Siniestra.
¿Cómo carajos puede verse así teniendo una físico de niño bonito?
Sacudo esos pensamiento porque me duele la espalda.
—Yo no te debo nada. Estamos iguales. — dice tirando con una patada mi maleta. —Venga cógela. Ya me divertí lo suficiente.
Abro y cierro la boca como una foca por sus palabras. ¿Quien mierda se cree este idiota?
—¿Iguales? ¡Yo no te he dañado nada! — lo señalo con el pedazo de plástico de la maleta. Esta cosa es dura y si se lo lanzó quizá con suerte se lo clave en un ojo y lo dejo tuerto. Ambos ven el arma improvisada y se ríen.
—No has dañado pero si me faltaste el respeto. — dice Zady. —Y baja eso puedes hacerte daño cosita.
Recojo mi maleta gracias a la patada del imbécil está cerca de mi.
—Deberias de estar feliz de que no te lo meto por el culo. — suelto más mierda porque estoy enfada. —Aunque debería de hacerlo a ver si aprendes a respetar.
Ambos vuelven a reír y en eso una voz de una mujer grita pero sus risas han llevado mi estado de ánimo al máximo.
Veo solo rojo.
—¡Zaddiel apúrate! — una rubia bronceada con tetas casi al aire se hace presente en la guerra de intimidad que estamos teniendo. Solo me ve de reojo. —El entrenador está como loco buscándote.
Estonces veo que tiene puesto un pequeño top con letras adheridas y un shorts pequeño. Es porrista. Su cabello está suelto y el piercing brilla con el resplandor del sol. ¡Mis lentes! Entonces como si se diera cuenta que buscaba los lentes con un pie los aplastó.
Bien no se cuantas veces voy abrir la boca pero está vez la abro más. Me los compro Ashton antes de tomar el avión.
Ese maldito de Zaddiel me las va a pagar.
Un momento... ¡Zaddiel!.
Zaddiel. Pero ¡Claro!
Zady diminutivo.
Si antes veía rojo ahora solo quiero ver su sangre.
—Eres tú. — vuelvo a señalarlo y esta vez parece que lo sorprendo con mis palabras. —Eres el maldito que se metió con mi hermano.
—¿Que? — dice sorprendido. —Hago muchas cosas se especifica.
La chispa se calentó más. Maldito sexto sentido. Este es uno de esos que les encanta hacer maldades sin tomar repercusiones.
—¿Que sucede? — pregunta la rubia.
La ignoro.
—¡Lo metiste en el maldito armario cuando es clastofobico. Lo encerraste en contra de su propia voluntad!— estoy enojada por lo que me hizo y enojada recordando.
Hace un año mi hermano comenzó la universidad y quería jugar basquetbol. Pero el capitán del equipo lo encerró en un armario por todo un día y noche. Si pasaba la prueba quedaba en el equipo. Pero mi hermano es clastofobico y fue un infierno para él. Luego tuvo que tener terapia. Estuvo conmigo un par de meses porque no quería volver aquí.
En esos meses pude sacarle el nombre del grandísimo hijo de puta y lo tengo enfrente. Jamás se me va a olvidar. Zaddiel Koch. Hijo de no sé quién Koch. Uno de los que mandan en esta mierda de ciudad, junto al idiota de mi padre y otros elitistas de alta sociedad que sé idolatran y odian al mismo tiempo.
Este es el problema de la gente cuando tiene dinero. Se cree que puede hacer lo que quiere y más con los políticos lamiendo el culo de sus familias.
—¿Hablas de Baby? — se ríe como el mejor chiste y los otros dos bufones sonríen —Le hice un favor, no puede formar parte de mi equipo, no aceptamos maricas.
No pensé en nada. Simplente me fui contra el y agradecida por eso, porque lo sorprendí.
Con mi mano libre pude asestarle un golpe en la nariz, la mano izquierda siempre pegará más que la derecha. Lo sorprendí lo suficiente para saber que no lo esperaba. Se tambalea hacia atrás sujetando con una mano su nariz viéndome con grandes ojos. Admito que me sorprende que no boto lágrimas.
Pero entonces el botando sangre se inclina para tomarme. Agarre el asa de la maleta y se lo coloque hundiendo debajo de su mentón, tiene una parte filosa y lo sabe. Creo que puede ver en mis ojos que soy capaz de cortarle porque se detiene.
Es más alto que yo y casi es ridículo la manera en que estoy debajo suyo apuntando e hincando el trocito de metal. Ojalá pudiera hacer lo que mi cabeza da vueltas que haga.
Pero es demasiado incluso para mí, aquí, hoy, durante el día. Muchas explicaciones y tampoco estoy tan loca.
Con la rabia enroscada afincó un poco más haciendo que me vea desde sus espesas pestañas. Incluso así, puedo observar lo malvadamente hermoso que es este tipo.
—¿Marica? Marica eres tú. — le digo ni tan bajo ni tan alto. Se mueve para tomar el Asa pero se lo impidió hundiendo y una pequeña gota de sangre sale. —No lo hagas.
—¡Quieta bonita! — me dice Mich llegando a mi lado.
—¡Quieto tu. Títere! — y para hacer más énfasis presiono más. La mandíbula de Zaddiel se tensa.
Estúpidamente sonrió. Esto es. Así debe ser. Me enfadaron. Se metieron con mi hermano ¿Dónde está la valentía?
La sangre de su nariz cae entre nosotros. Hago una mueca de asco.
—No hagas nada que te arrepientas— me dice con los dientes apretados viéndome con fuego. —Es mejor que te alejes ahora.
—Si, no creo que me arrepienta de incrustrarte y dejarte sin poder hablar. Pero deberías aprender a no meterte con quién no conoces. Y sobre todo con mujeres— estoy irradiando a esa persona que no me gusta ser. —La próxima vez piensa mejor. Se que la inteligencia no la regalan pero se puede aprender de los errores.
—Mejor tranquilicemonos todos— dice la rubia intentando agarrar mi mano. Le gruñó y ella se aleja.
—Baja eso. De verdad no quisimos hacer lo que hicimos. — interviene Mich pero puedo sentir hasta aqui que solo está siendo cuidadoso.
—Yo no veo arrepentimiento en los ojos de Koch. — le digo dura el se timbra con el apellido. —Zaddiel Koch. Que pequeño es todo. Hace un tiempo dije qué si te conocía te rompería la nariz y mira estás botando sangre. — me río de manera fría. —Pideme disculpa por mi maleta.
—No.
—Bueno... Supongo que te gustaria llevar una cicatriz en el mentón. Quedaría bien, porque en ese rostro de niño bonito...
Entonces el me empuja alejándome. No lo ví venír y toma mi mano haciendo que gire y pegue mi espalda de su pecho. El arma se me cae y grito frustrada cuando me aprieta fuerte.
Esto es culpa de Antuan. Por decirme que tengo que soltar la lengua para satisfacción y me descuide.
El me aprieta más y yo me quejo..
—¡Fuera! — grita Mich y me doy cuenta que la gente se acerca pero al tiempo se van con ese grito.
—A ver... ¿Te divertiste? ¡Ahora me toca a mí! — me aprieta tanto que me alza y yo solo me asusto. Así que con mi cabeza le doy un golpe y escucha el ¡Crack!
Le parto la nariz y está vez es peor que la primera. Creo que tiene que ir un médico. Puedo sentir como nos vamos hacia atrás mareado de mí golpe y aprovecho eso para balancear mis pies.
—¡Agarra sus pies Mich.! Mierda parece una loca. —Puedo escuchar la agitación en su voz.
Me parece perfecto están improvisando y eso muchas veces no funciona.
—¿Que le vas hacer? — pregunta la rubia no está asustada pero por el tono parece fastidiada.
—Nada... Yo no le hago nada a las mujeres. — pero me está moviendo y yo estoy forcejeando, no le creo. —Pero ella necesita saber quién soy yo.
Entonces todo paso muy rápido. Cuando Mich fue a por mis pies, agarre un impulso y lo golpeó con una patada en la cara. Cae al suelo aturdido y botando sangre. Veo que forcejear no me sirve entonces con mi mano debajo de mi espalda le subo la franela al idiota el me mueve y me mueve intentando caminar hacia la Ranger Rover. No puedo hacer mucho con mi mano ahí. La idea es peñizcarlo y lo hago.
Si entro ahí estoy jodida. Algo me decía que sus palabras no iban a tener valor. Conozco de primera mano la violencia y los psicópatas.
Los nervios me atacan por ser más agresiva. No volveré a pasar por otro infierno, no más.
Vive tienes que vivir.
No puede abrir la puerta conmigo y ese mi momento para coger impulso y patear el carro. Forcejeamos y forceajamos pero aprovecho cuando de nuevo intenta tomar la manija de la puerta y con el pie de lado me impulso haciendo que ambas caigamos al piso.
—Mierda.— dice recibiendo todo el golpe. se giro para que no fuera yo quien diera con el pavimento.
Estoy encima suyo con los pies hacia arriba. Entonces comienzo a patearlo en las piernas.
Hasta que me sube cada vez más hacia su pecho. Soy pequeña y este tipo pasa el metro ochenta. Así que para que deje de lastimarlo me sube más. ¡Ja! y quedó perfecta. No es tonto, mi cabeza la deja en el hueco de su hombro para evitar que le dé en la nariz de nuevo pero eso no es lo que iba hacer, Subo mis talones y escucho el
—¡No! — pero ya he dejado caer encima de sus bolas. —¡Mi....er....d...!
Me suelta y no lo pienso cuando me levanto. La chica ve toda aturdida y voy directo a mi maleta. Mich está llenando el piso y la sudadera de sangre y sangre. Se estaba levantando pero ya era muy tarde.
¿Cómo se descontroló todo.?
Estoy corriendo con mi maleta en mis brazos sin dirección alguna cuando escucho que me gritan.
—¡está loca! — dice mientras corro. Lo veo sangrar.
Yo solo le saco el dedo corazón mientras corro como alma que lleva el diablo.