Eira una belleza cruel

Diez

Zaddiel.

Entro al despacho de mi padre luego de que me mandará a llamar. Lo primero que me llega es el humo del tabaco. Arrugó la cara sin importancia. Veo encima de su escritorio una línea blanca de polvo mi cara de disgusto se hace mas presente.

Buen dios. Ya comenzamos.

Para lo que hago y lo que hacemos no es fácil. El submundo es una mierda llena de maldad, perversión, extorsión, muerte y todas las mierdas malas que puedan existir. Más todos los pecados capitales. Pero lo máximo que he hecho ha Sido fumar, del resto cualquier otra droga no y ni siquiera marihuana. Sino cigarro normal.

A veces me despierto y digo que nacie en la familia equivocada.

Mi padre me sonríe y señala un puro le hago una seña con la mano Para que entienda que no lo tomaré.

—¿Tienes el traje de mañana?— aspira y luego suelta el humo. Sus ojos están brillosos. Muestra de que está muy drogado. —Hijo.

—¿Cómo? —le digo sin entender.

Suelta el aire llenando su despecho del olor desagradable. Trato de no hacer mucho la mueca, camino despreocupado hasta llegar a la ventana la abro actuando que estoy viendo hacia sus hombres debajo en el frente de la mansión.

Ufs, aire fresco.

—Mañana es la mierda de recaudación. De fondos del gobernador. Necesitas un traje y verte bien.

—Yo siempre me veo bien.— le digo el parece conforme —No sabía que tenía que asistir.

—Por supuesto. ¿Quien más se encargará de la belleza Halls?

Me paralizo. El cabello húmedo de la ducha que acabo de tomar cae por mi frente y me lo quito de un manotazo. Belleza Halls odio cuando papá nombra así una mujer solo quiere decir que la ha visto más de lo que debería. Es un depredador de clase alta, le encanta las mujeres muy por debajo de mi edad e inclusive he tenido que hacer cosas para salvar a más de una sin contar que posible cuando no esté o no sepa alguna si ha caído en sus garras. Mi estómago se retuerce del asco.

Yo nací en la familia equivocada.

—¿Me dices que la tengo que llevar al baile?

—Es un baile de caridad hijo. Es la mejor manera de controlar el intercambio.— agrega tranquilo. Cómo si no fuera un maldito mafioso. —Necesito que tú seas quien la entretenga porque yo llegaré un poco tarde.

Arrugó mi frente. No me gusta esto. Que mi papá me pida que entretenga a Eira es lo de menos pero que me diga que llegara tarde a un evento que el mismo ha puesto la mayor participación como buena "Fe" para que el idiota del gobernador le permita acceso libre no me lo creo. Está planeando algo lo sé.

Mañana vendrán personas de otros estados y eso solo me indica que el tiene algo entre manos.

Solo espero que la familia Halls no tenga nada que ver. No es que los aprecie pero se han extendido en sus rutas comerciales e ilicitas sin joder a nadie evidente a mi padre eso no le ha gustado. A veces pienso que los Halls tienen algún contacto que nosotros no sabemos.

—¿Y crees que ella se va a comportar allí? A demás fuiste claro cuando avisaste que no querías que nadie nos viera la cara. Que solo tú se la enseñarás a Jonas. Por esa razón el sabía con quién trataba.— tocó la ventana y el vidrio está frío. —Aunque si ya han pasado el susto puede que todos recuerden que el señor Halls nos llamo por nuestro apellido.

Apaga el puro y me ve profundo. Los ojos de mi padre son diferentes a los míos. Yo los saque a mi madre. El los tiene de un azul tan oscuro como posible tiene su maldita alma. Si es que tiene alguna. Los míos son más claros, casi indigo.

—Vas a mostrarle tu rostro. ¿Cuando? Tu decides si hoy o mañana antes de irnos. Me importa una mierda en realidad. — me da la orden. Mi cuerpo se crispa ante sus palabras fuertes.

—Papá, no puedo hacer eso. — está arruinando mis planes. Si ella sabe que soy yo jamás me dirá por las buenas lo que necesito saber.

La idea que trace con los chicos era que una vez mi padre la soltara yo iría hablar con ella. Cómo si nada. Un encuentro algo, así sea irme a Quebec. Pero no iba a mostrar mi cara.

Algo me decía que si lo hacía ella jamás me diría una palabra.

—Si puedes. Ella y su familia necesitan saber quién es mi heredero. No una mierda asustada que ahora le teme a mostrar su cara. —Se enfada y se levanta poniendo los puños en la mesa. —Te crié como mi maldito igual no una puta que le da miedo asumir sus responsabilidades. Vas a ir con ella quieras o no. Yo tengo otros asuntos en la noche. Mierda más importante que estar detrás de un culo.

Me muerdo el carrillo de mi labio. No me gusta esta situación pero tengo que apagarme. No por mi padre sino porque sino voy yo puede que el lo haga personalmente y quién sabe que haría con Eira en diez minutos a solas cuando mucho.

—¿Eso es todo?

—No. Pídele a uno de tus secuaces que vaya a comprarle algo muy lindo y sensual que demuestre cada curva que tiene. Necesito que cautive mi noche.— hago una mueca.

Por supuesto. La iba a exhibir como si fuera una de sus putas aunque no estuviera con ella sino conmigo. Lo que me deja un mal sabor en la boca. Mi padre solo está haciendo esto para saber lo que tiene Eira, lo que puede hacer fácilmente con cualquier mujer y restregarle a Halls quien manda.

Iré de compras supongo.

—La golpeaste ¿Cómo carajos se quita eso? — escupo molesto de saber que tengo que seguir su asqueroso plan.

Me acerco a la licorera y me sirvo un poco de Whisky. Veo de reojo como mi padre ve por la ventana y aprovecho el momento para vertir un poco del polvo en el vaso seco que pronto tomara como todas las noches.

—Con maquillaje ¿Cómo crees que hacen mis mujeres? — mi estomago se revuelve. Cómo no es de esperarlo. La mayoría que tiene todas y cada una están en estado peor y me da enojo tener las manos atadas.

A veces no se dónde las tiene y otras cuando mucho las puedo ayudar, se pierden misteriosamente. Pero a veces me dan ganas de matarlo y me enoja saber que yo no puedo hacer eso. Si lo hago seré un traidor y aquellos que sigan a mi padre se van a revelar contra mi.

La puerta suena y ambos giramos para ver entrar a una hombre de mi padre chorreando sangre desde su frente hasta la barbilla. Un corte largo y parece profundo. Me alarmó mi padre solo se sienta en la silla viendo sorprendido o quizás está muy drogado para caminar y verificar la herida que tiene su hombre.

—¿Y a ti que mierda te paso? — le dice mi padre.

—He ido a llevarle a su chica la cena cuando me atacó. — subí mis cejas y mi padre se levanta de golpe.

—¿Cómo mierda te atacó una mujer?

Dejo mi vaso a medio tomar junto al otro abriéndome paso para irme.

—Partio el plato y me salto encima. — sí, eso parece obra de Eira. —Necesito un médico.

—¡Maldita puta! — gruñe mi padre enfadado —Y tu estás despedido, si una mujer puede contigo no mereces estar conmigo. Zaddiel llévatelo.

Por supuesto. Mi padre siempre fiel creyente que las mujeres no sirven sino nada más para sexo y tener hijos. Me sorprende que aún no me enteré que tengo algún hermano por ahí. De tantas mujeres que el... No por dios. Debería agradecer que ninguna de esas mujeres han quedado embarazadas de mi padre, sería horrible para otro niño ser un Koch.

Dejo al guardia en la pequeña enfermería con un sobre de dinero que me ha entregado mi padre para que se vaya de aquí y espero que logré captar mi indirecta de que salga por la puerta trasera y no la delantera estoy más que claro que ya Peter debe de tener instrucciones de que lo maten.

Salgo de ahí minutos más tarde y voy de lleno hasta donde debo. Entonces escucho como la puerta recibe y recibe golpes duros.

Me quedo fuera pensando con la mano en los bolsillos. Solo escucho todas las cosas que suenan, el piso, la puerta y su voz gritando.

Me debato en entrar ahora irme con los chicos a las carreras. Es domingo y siempre hay hoy.

Ella sigue en faena y por alguna razón me encuentro sonriendo. Realmente esta mujer es agresiva. Después de lo que le ha hecho al hombre de mi padre estoy segura que puede cuidarse un par de horas.

—¡Vení aquí malditos cerdos! —y está enojada.

Mejor dejo que se calme y doy instrucciones de nadie absolutamente nadie entra a esa habitación.

doy una última vista a la mansión y me largo.