**THAYER**
No sé en qué momento empecé a sospechar. Tal vez fue la forma en que evitaba mirarme a los ojos cuando hablábamos de ella, desviando la mirada hacia cualquier punto muerto de la habitación. O ese viaje repentino, sin explicaciones coherentes, justo a la ciudad donde vive Alina. "Negocios", dijo. "Asuntos pendientes", murmuró mientras hacía su maleta con una urgencia que nunca había visto en él.
Mi padre nunca ha sido transparente. Siempre ha sido un hombre de sombras y medias verdades, de sonrisas que no llegan a los ojos y promesas que se evaporan como el humo. Pero esta vez... esta vez algo se quebró en mí. Una grieta fina, casi imperceptible, que fue abriéndose con cada evasiva, con cada silencio demasiado largo al otro lado del teléfono.
Lo seguí. No como un hijo curio
