Capítulo 03: También la muerte sabe besar.

3082 Words
Sebastián es un chico independiente pero reservado nació en una pequeña ciudad de familia billonaria quedando de heredero con su hermano gemelo y hermana menor después de la perdida su madre por cáncer y su padre por accidente automovilístico y hacerse responsable de la deuda de su padre utilizando sus habilidades. Despertó muy temprano en la habitación que reservo hospedando se en el hotel terrapie se levanta sintiendo en sus pies desnudos la alfombra entra al siguiente cuarto donde se encuentra el baño color blanco toma un buen baño mientras cae el agua de la regadera recuerda su intenso dolor que no paraba al respirar agitado emitiendo ruiditos de dolor reconociendo que el golpe fue acertado él no pudo ni quería ir detrás de ella, pero no olvida los quejidos de su víctima Sebastián estira su brazo recargando su mano a la pared blanca de cerámica con diseño del baño correr el agua sobre su cabello y cuerpo está molesto al sentir su herida en su pómulo y no a ver podido terminar su trabajo aún tenía plasmado sin quitar de su mente aquella expresión de miedo y enojo de la chica fue una buena decisión que lo mejor era salir de aquella habitación. Anoche… (Ya más aliviado del golpe salió y dejo al hombre que solo apuñalo algunas veces, pero por experiencia aun no moría solo dejo su tarea inconclusa tomo el ascensor donde ya un matrimonio estaba hay también con el plan de bajar conversaban de que estaba lloviendo en eso que van cerrándose las puertas deslizantes del elevador Sebastián y la pareja miran una camilla y a los paramédicos solo desvió la mirada Sebastián mientras el matrimonio comenta de lo que vieron. —¿Que habrá pasado? —dijo la mujer. —Cariño algún accidente. —responde el hombre. Mientras se encuentra en el ascensor con la pareja él está en su móvil momentos antes ya había mando un audio ya grabado a su contacto Armando para alertar con el código rojo (significa sospechas) sobre la habitación seiscientos catorce e investigar de la chica de la foto que el tomo cuando ella estaba en la barra bebiendo su copa de vino al abrir sus puertas se fue directo a la salida sin mirar a nadie y salir del hotel pero busco con la mirada a la joven efectivamente ella no lo estaba pero sin olvidar que cuando iba para la salida olio un perfume a caramelo continuo su camino bajando las escaleras al pedir su auto el muchacho llamado Rafael del valet parking nota algo extraño en su cliente que parece incómodo y molesto pero no le toma atención no tarda mucho al llevar se el auto de otro cliente y traer entregado le su llave del precioso mini cooper n***o sube y maneja entre las calles de aluciad Sebastián llega a su hotel dando la llave al chico que en su gafete se lee Raúl el joven se lleva su mini cooper entra y toma el ascensor para ir hasta la habitación individual que reservo ya en su puerta número 228 saca la llave la ingresa y entra al interior moderno y tranquilo de paredes color blancas con café un cuadro hermoso de una iglesia la ventana grande que da a un pequeño balcón que da al patio de cortinas cafés él se sienta a la cama blanca con el mismo color de las cortinas se quita los zapatos aun con un leve dolor que se acuesta y se acerca a su mesita de noche abriendo el cajón y sacando la tira de aspirinas toma dos pastillas y cura su lastimada de la cara por un instante el sueño lo alcanza pero su móvil vibra y suena medio adormilado contesta. —¿Aló? —Sebastián siento molestarte, pero está listo y te envié la información de tu chica. —Gracias ya lo leo mañana. Él cuelga y vuelve a dormir.) Sebastián sale de bañarse se encuentra vistiéndose al traer puesto su pantalón mezclilla y su playera blanca estampada para después sentar se a la cama tomar las hojas blancas que imprimió se recuesta a leer lo que Armando encontró de ella solo leyó tomando lo que importaba para el su nombre Emilia Radro, 27 años lugar y fecha de nacimiento Marzano lugar donde vive terráqueo descubriendo que es una técnica analista de sistema al leer eso una cierta expresión se dibuja en sus ojos y boca sonriendo riendo de sí mismo al creer que ella lo haya seguido y sea una espía pero solo es la chica que le gusto a él desde que la vio entrar al pedir una copa de vino hubiera tomado la oportunidad de conocer la pero su trabajo se lo impidió decidió no volverla a ver la pero el destino los cruzo da la vuelta para leer la siguiente página pero dice clasificado solo tiene pocas palabras que se leen y otras están cubiertas de n***o decide conectarse desde su laptop para hablar con Armado se conecta hablando por videollamada distingue que se encuentras en pantalla se saludan. —¿Porque me envías esta hoja clasificada? —le pregunta confuso a su amigo que mira con barba de candado color n***o y de piel morena con risos. —Sebastián, Emilia Radro no solo es una chica común descubrí ese documento por un contacto mío según lo que supe ella es el hacker Rhonda que trabajo con los Rosan y que después desapareció y lo que tienes en tus manos es lo único que puede atraparla si es lo que quieres. Sebastián sabían de quién habla porque se rumoreaba que había muerto fue el hacker que muchos deseaban tener la de aliada creyendo que era un chico. —¿Cómo lo conseguiste? —pregunto un poco ansioso. —Fue difícil mi contacto me compartió un link que solo duro 30 minutos para abrir y descargar ese papel porque desaparece y te deja virus me destruyo una de mis computadoras tu eres el único que lo tienes y te lo digo no volveré a investigar a esa chica. El asiente al responder: —Entiendo no hables con nadie de esto solo te pido canceles su boleto de autobús del martes. —Si amigo debo irme. Terminan la videollamada​ dejando a un lado la laptop tenía planeado lo que haría pues aunque después de verla no podía dejar de pensar en ella ni menos de estar lejos aunque eso causara romper de nuevo su regla pero ahora la regla de oro al pensar lo que tramaba y ofrecería a ella es como decidió salir de su habitación con su maleta grande azul con ruedas sube en el ascensor al estar en la recepción un joven lo atiende liquidando su servicio sale del hotel pidiendo su auto tomo su auto que le entregan las llaves en seguida mete su equipaje a la cajuela y sube manejando hacia el hotel de ella pero antes desayuno al famoso restaurante milk yaundés antes de entrar ve salir a dos mujeres riendo pero no puede ver a la a la castaña cuando un hombre se atraviesa el entra al local al elegir su mesa y pedir del menú un café expreso y unos waffles comió entretenido en su celular hablando con su secretaria para después llamar a su amigo Oscar. —Oscar ¿Cómo estás? —Bien wey oyes como vas con la chica la ¿Has visto? Anoche en la fiesta tomaba su copa de whisky mientras hablaba con su amigo y le menciono de la chica de ojos avellanas. —No solo eso Oscar ella me descubrió. —¿Te descubrió? —pregunta algo sorprendido. —Si. —A ¿Qué? te refieres. —Tuve que usar el código rojo. Oscar entendía de que hablaba. —Rayos debes volver si no ahora te van a atrapar. —Lo sé, pero tengo un plan. Para Oscar escuchar la palabra plan era que su amigo trae algo entre manos solo desea no sea ir por el lado fácil. —De ¿Qué trata? —No puedo decir nada debo irme estamos en contacto. Ambos se despiden dejado a su amigo con dudas paga y sale del lugar subió al auto y continúo manejando directo al hotel dio la última vuelta llega y baja del carro él va directo a recepción una joven se encuentra al presentar se. —Buenos días mi nombre es Natalia ¿Desea una habitación? —No busco a Emilia Radro en que habitación se encuentra. —Siento decir le que el protocolo del hotel no autoriza difundir ni informar de un huésped, pero podría llamar la. Sebastián aun que sabe en qué habitación se encuentra ella asiente no muy feliz espera mientras ella llama. —Lo siento ella no se encuentra, pero lo invito a tomar asiento. El asiente antes de que continúe hablando sentando se mira el gran lugar, pero ve la pequeña tienda y entra se distrae por un rato solo compra un dulce sale comiendo lo en eso se dirige a los ascensores ya en el ascensor presionó el botón del piso ya sabía cuál era mientras sube con otras dos personas en eso se abre y se da cuenta de la policía por suerte al activar el código rojo Armando había hecho su trabajo en eso se paró el ascensor se abrieron las puertas salió de allí se dirigió a la puerta quinientos dieciséis toco nadie contesto esperó en la puerta no se movería de ahí solo pensaba a donde habría ido pasaron algunas horas y se encontraba parado distraído en el móvil desesperado de que llegara después de un rato distinguió a una chica alta con largo cabello con un intenso naranja que hace lucir su clara piel hermosa saliendo de las puertas del ascensor saludando a la camarera. —Mi ¡Amor! —grita Sebastián. Mira que Emilia se detuvo el decidió a cercar se a ella. —Te he marcado a tu teléfono, ¿Tu cabello? te lo pintaste. —asintió sonriendo tímida. Al estar cerca de ella la besa rodeando su mano sobre su cintura sintió sus labios en los suyos y Emilia no tenía otra alternativa respondió besándolo ella lo detiene caminando a la puerta ya un poco lejos de la camarera. —¿Que? diablos ¿haces aquí? —dijo Emilia con la mirada fija molesta. —No hemos terminamos. —dijo el hombre. Emilia abrió la puerta hizo que entrara el primero ella entro y cerró la puerta analizando que tuvo que besar a un desconocido que ni desea saber su nombre —Me dices que aún no hemos terminando con ¿Qué? yo te lo dije. —No confió. —la miro serio. Emilia dio la vuelta hacia la puerta Sebastián la detuvo tomándola del brazo. —Sueltame ¿Qué crees que haces? —Emilia arremete. —No dejare que vayas a la policía. —dijo él. —¿Que? solo quiero que te vayas. —señalando con la mano la puerta. La soltó del brazo ella lo miraba con desafío. —Te lo dije no diré nada no quiero problemas. —Emilia insistiendo. —No confió en ti. —¡No confías! Tienes planeado asesinarme hazlo. —dijo ella. —No —, él se acercó un poco más a Emilia y ella retrocede pegando se a la puerta. —El trato es casarnos. —dijo él. Intento gritar Emilia, pero el tapó su boca. —Si te quito la mano no gritaras. —dijo con voz de caballero. Asintió con la cabeza. —¿Perdón? estás loco no me mataras, pero quieres que me case contigo sí que estas chiflado después de verte asesinar a una persona. —al decir esto Emilia consternada evitando recordarlo. —Solo así confiaría en ti hagamos bien las cosas me llamo Sebastián. —dijo sonriendo. Emilia ve que él le extiende la mano ella lo mira da algunas vueltas en la habitación mientras Sebastián lo observa algo coqueto ella solo rueda y desvía la mirada pensó en lo que dijo era un tipo de trato que seguro su jefe planeo si saben ahora quién es ella debe casarse con el sicario, lo miro no le importaba su dinero ni nada de él, pero la policía de nuevo en su vida era un problema, pero existía el divorcio, aunque podría arruinarlo pero si volvería a hacerlo debía ser precavida y pedir algo de ayuda. —Bien Sebastián mi nombre es Emilia no quiero husmeando a la policía en mi vida no quiero saber porque matas personas ni saber cuándo los matas solo te pido respeto el mismo que yo te daré a ti a cambio solo te daré tres meses, pero si no funciona termina el trato y tú mismo deberás resolverlo con tu jefe sin involucrarme más de lo que ya lo estoy. Estrechan las manos cerrando el trato Emilia ve su sonrisa radiante acaso no sabe con quién se mete. —Ahora puedes volver a tu hotel Sebastián. El negó. —Me quedare aquí. Emilia lo miro desconcertada. —No, espera dormir en la misma cama. —dijo Emilia. El asintió con su cabeza. —Si, pero cambiaremos la habitación. —Genial. —dijo Emilia no muy feliz. —Debo ir a tu baño y de ahí vamos a recepción. —Ok solo guardare mis cosas. Emilia va directo al closet mientras el entra al baño ella se ocupa guardando sus pocas cosas porque algunas cosas ya se mantenían dentro de su maleta enseguida el sale ella estaba cerrando la maleta salen ambos sin tomarse las manos suben al elevador con algunas personas más siente Emilia como Sebastián la rodea con su brazo ella muerde su labio inferior al evitar mirar lo ambos bajan hasta el piso encontrando se en la recepción pidiendo una nueva habitación para dos personas mientras hace todo el manejo Emilia intenta separarse de Sebastián un poco pero él la retiene a lado suyo al susurrar al oído románticamente. —Amor. Emilia alza la vista y solo muestra una sonrisa al decir: —Cielo ¿Cómo sigues con tu cortada? —Mejor. —La gatita sí que la hiciste enojar. Lo mira algo desafiada está por responder cuando la recepcionista los interrumpe al llamar a uno de los botones para llevar el equipaje de Emilia y a la pareja a la habitación 148 suben de nuevo por el ascensor llegando hasta el piso los guía haciendo el mismo procedimiento de tocar, abrir, encender y recitar todos los diferentes servicios del cuarto algo que Emilia aprendió a escuchar al retirar se el botones se quedaron solo se queda acomodando de nuevo sus cosas en el armario escuchando como cambia el canal de la televisión ambos se miran por ratos para después quedarse en la cama encendiendo el televisor se escucha una película de amor después de fantasía. —¿Tienes hambre? —pregunta él. Lo escucha de repente ella mira su reloj una cuarenta y cinco, Emilia asintió con la cabeza moviendo los hombros Sebastián se levanta apagando la tv. —Lista amor. Lo mira incomoda. —Porque insiste en llamarme así solo llámame Emilia. —Debemos acostumbrarnos no querrás hacer pensar a las personas. —Es lo menos que me importa tú ya lo mostraste, pero vamos a comer CIELO. Salen bajando las escaleras lo haría caminar no quería para nada tenerlo cerca salen juntos no se toman las manos solo caminan parecía una pareja que habían discutido Sebastián pide a uno de los del valet parking traer su auto al ver Emilia el mini cooper n***o al reír irónicamente suben al auto. —¿Dónde piensas llevarme? —pregunta. Mientras maneja mientras toma la dirección. —Espero te guste. Ella se dispone a poner música en el estéreo están atrapados en el tráfico. —Debimos quedarnos en el hotel Sebastián. —¿Querías pizza a domicilio? —Si. Van avanzando llegando a una pizzería llamada nadomi el estaciona el auto bajan de él la toma de la mano se acercan para pedir un combo de pizza grande con bebida ambos se sientan a la mesa esperando ocupados en sus respectivos celulares en eso llega el muchacho agradecen ambos comen mirando la televisión del lugar sin hablar los dos son vistos por miradas curiosas. —¿Usas a pachuli? —pregunta ella. —Si ¿Te gusta? Ella sonríe asintiendo dando una mordida a su rebanada terminan de comer volviendo al hotel. —¿Cuándo nos vamos? Emilia. —El lunes por la tarde. —, Emilia solo lo ignorar y continúa mirando por la ventana los autos no quería que su mente solo pensara en la situación. —Lo siento nos iremos el miércoles por la mañana cancele tu boleto de autobús. Realmente mirar sus ojos verdes le daba algo de temor, pero escuchar eso hace que lo mire con desprecio sin responder nada en todo el trayecto se quedaron callados al llegar baja rápido Emilia adelantándose mientras Sebastián saca de la cajuela su equipaje da al joven sus llaves decide ir detrás de Emilia ambos se miraron a los ojos al subir al ascensor se encuentran en silencio llegan a su piso caminan a su puerta al entrar dice Emilia. —¿Perdón? —, lo voltea a ver. —Primero soy tu prometida y ahora cancelas mi boleto intentas manejar mi ¿Vida? —, tomo un trago de soda de manzana que trae en su mano. —Sebastián solo tengo cuatro días de mis vacaciones debo volver a casa tengo un trabajo que me gusta. —dijo Emilia. —Nos iremos a mi casa después iremos a que renuncies a tu trabajo recogeremos las cosas de tu departamento y vivirás conmigo. —dijo el con voz suave. Ella cruza los brazos mirándolo. —Debo preguntarte ¿Porque las personas como tú no pueden amar? —pregunto Emilia sin titubear. Ella noto que se molestó, pero antes de decir algo el teléfono de la habitación suena y Emilia contesta. —Bueno, así claro bajo en seguida gracias. —¿Quién es? —pregunta. —Un amigo debo ir abajo cuando vuelta debes explicarme porque es tan importante llevar las cosas tan rápido apenas nos conocemos y quieres llevar a una extraña a tu casa. Sebastián no responde, pero dice: —Iré contigo quiero conocerlo. —Mmm… Emilia enarca una ceja al pensar que debe hacer una buena actuación.
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