Mientras Elina se sumergía en una tristeza inexplicable, en la que no podía controlar sus lágrimas y detener el dolor en su pecho, escucho que abrían la puerta de la habitación.
- Ya despertaste – le dice Kaidan entrando en la habitación y caminando hacia ella - ¿Cómo te sientes? – le dice tocando su frente y luego la abraza – me preocupe que hubieras consumido demasiado tu energía - le dice en tono suave.
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- Ka, Kaidan no puedo respirar – le dice al hombre que la abrazaba fuerte contra su pecho.
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- Lo siento – le dice riendo – estoy feliz de que te encuentres bien – le dice sonriendo.
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- Lamento haberte preocupado – le dice cabizbaja – prometo no molestarme nunca más – le dice apenada.
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- ¿Po
