Elina despertó en la mañana como ya se había vuelto costumbre desde hacía un mes, haciendolo antes de que saliera el sol evitando por todos los medios ser mojada con agua fría para despertarla, al mirar a su alrededor se percató de que el hombre ya no se encontraba allí, tampoco sabía en qué momento de la noche se había marchado, se quedó dormida del cansancio sin siquiera esperar a que él también lo hiciera, ¿Qué tipo de tortura había sido la que le hizo la noche anterior?, sea cual fuera dejo de tener un efecto doloroso a los minutos, además quien impartía el castigo no parecía querer hacerle daño, llegando al punto en que su tortura se sentía bien por todo su cuerpo.
Se levantó y quedó en la cama sentada, sin prenda alguna que cubriera su cuerpo, esperando que vinieran por ella para las lecciones tortuosas de comportamiento.
El sol de Ophiria llego hasta la ventana de la habitación, iluminando todo el lugar, la dulce brisa fresca se colaba por los ventanales abiertos, el canto de los pájaros piando afuera, mientras Elina seguía exactamente en el mismo sitio sentada en una espera interminable, tal vez ese día no vendrían por ella, aunque desde hacía tiempo no faltaban un solo amanecer, así que no quería levantarse y que fuera castigada por no estar en su sitio, por lo tanto, siguió allí hasta llegado el medio día. Para esa hora su vejiga estaba al punto de reventar, su espalda dolía y sus huesos se habían entumecido, miro hacia la puerta, todo estaba en un completo silencio, no parecía que viniera nadie, así que aprovecho para levantarse de la cama, ponerse en pie fue difícil, sus piernas temblaban y se encontraban acalambradas, dio pequeños pasos durante unos minutos hasta que regresara la movilidad total en ellas, después camino por la habitación buscando la habitacion de baño para poder vaciar su vejiga.
Parte del entrenamiento en Virelia consistía, en enseñarla a hacer sus necesidades en la habitación de baño, en el sanitario en lugar de hacerlo donde quisiera, de no hacerlo recibía un severo castigo.
Abrió dos puertas antes de conseguir la habitación donde estaba el sanitario, entro lo más rápido posible y se liberó de la fuerte presión en su vientre, sintiendo una sensación de alivio recorrer todo su cuerpo.
Luego escucho la puerta de la habitación abriéndose, corrió rápidamente forzando sus piernas, salió de cuarto de baño y consiguió a Kaidan parado frente a la cama. Elina sintió su respiración agitada, ya que tal vez sería castigada por no haber esperado en la cama, se quedó paralizada viendo al hombre.
- Oh, allí estas – le dice Kaidan volteando a ver a la mujer que aún seguía desnuda - ¿Qué haces?, ¿por qué no te has arreglado? – le dice mientras la mujer retrocede lentamente sin dejar de mirarlo ni por un segundo
- ¿princesa? – le dice confundido viendo a la mujer pálida, asustada y apartándose cada vez más hasta llegar a la pared - ¿está bien?, ¿le sucede algo? – le dice acercándose.
Asustada pensando que el hombre la reprendería se agacho y coloco en cuclillas metiendo su cara entre sus piernas.
-¡Princesa! –le dice asustado al ver a la mujer en ese estado, temblaba sin parar cubriendo sus oídos - ¿Por qué estas de cuclillas? – se agacha para levantarla.
En el momento en que toco su mano, la mujer comenzó a gritar de forma desenfrenada.
- ¡Cálmate!, ¡Cálmate!, por favor – le dice tomando sus manos, mientras la mira a la cara y le habla de forma serena para no asustarla más.
Elina abrió sus ojos y miro la cara preocupada del hombre, observándola mientras le hablaba, sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a llorar sin parar.
- ¿Qué pasa? – le dice sin lograr entender.
Se había acercado a la habitación porque los sirvientes le indicaron que la princesa no había salido de la habitación en todo el día, tampoco respondió cuando llamaron en la mañana para entregarle el desayuno, ahora entra y se consigue con esta actitud de roedor asustado.
– cálmate por favor – le dice abrazándola, pegándola de su pecho, sintiendo su cuerpo tembloroso entre sus brazos y sus lágrimas mojar su camisa - ¿Qué te sucedió? – le dice acariciando su cabeza - ¿estas molesta por nuestra primera noche?, ¿te duele algo? – era frustrante no recibir respuesta alguna, aun más cuando se sentía alterado por ver a la mujer en ese estado.
Siguieron allí en esa posición, mientras Kaidan la acariciaba hasta lograr que se calmara y parara de llorar, ¿Qué le había sucedido a la princesa como para que se comportara de tal manera?, luego de eso la ayudo a levantarse y fueron al cuarto de baño, lleno la tina con agua tibia y la ayudo a lavar su cuerpo ya que ella aún no lo había hecho por sí misma, durante el proceso pudo ver con más claridad el delgado cuerpo de la mujer, algo que no se podía apreciar de forma total la noche anterior, al conocerla y estar con ella, pensó que era demasiado inocente, sin conocimiento alguno sobre los deberes maritales y lo que debería hacer, pero ahora parecía ser un estado de inocencia más grave, era como estar casado con una pequeña niña de apenas pocos años de edad, ocupando el cuerpo de una mujer, allí tranquila con la cabeza gacha mientras él se ocupaba de limpiarla.
- Iré por alguna de las sirvientas para que te ayude a vestir y peinar – le dice sentándola en la cama, cubierta con la toalla luego de salir de la tina – quédate aquí – le dice haciéndole señas con sus manos, tratando de ver si podría lograr que la mujer lo entendiera, para su sorpresa esta asintió con la cabeza – ya vuelvo – le dice y luego sale de la habitación.
Después de darle la orden a las sirvientas de ayudar a su esposa a vestir, fue a la cocina y pidió que se le sirviera comida a Elina, espero a que se le avisara cuando la hubieran terminado de arreglar y fue a buscarla hacia la habitación, donde la consiguió con un semblante diferente, vestida con uno de los vestidos que Ophiria había preparado para ella brindándole todo lo que la nueva princesa de ese reino requiriera, su rubio cabello ya peinado en una hermosa trenza que caía hasta su cintura, acompañada por los tradicionales accesorios que complementaban su vestimenta.
- ¿Lista para ir a comer algo? – le dice extendiéndole la mano de forma amigable, la mujer dudo por unos instantes y luego la tomo – bien, vamos – le dice sonriendo mientras la escolta del brazo, sosteniendo su mano.
Llegaron al comedor real donde la mesa ya se encontraba lista para ellos, un enorme lugar, con incontables asientos desocupados, solo para ser usado por ellos dos, ocupando una mísera porción de algo tan grande.
Kaidan ayudo a Elina a tomar asiento, después ocupo su lugar a su lado, desde el momento en que la mujer lo vio tomar los cubiertos, ella comenzó a copiarlo comiendo de la misma y exacta forma, teniendo como diferencia que ella cada cierto tiempo miraba hacia la cesta del pan.
- ¿Quieres pan? – le pregunta señalando la canasta, la mujer de forma nerviosa y dudosa levanto su dedo y también la señalo
– así que si quieres pan – le dice tomando la canasta y poniéndola frente a ella – no tengas vergüenza, toma una hogaza – le dice amigablemente.
La mujer extendió su mano de forma dudosa y precavida, mostrando un nivel de temor demasiado alto, algo que se le hizo demasiado extraño a los ojos de Kaidan, ¿Por qué una princesa se comportaría de tal forma?
– me alegra que te gustara – le dice sonriendo al ver el rostro feliz de la mujer con su primer bocado del pan.