Después de lo sucedido en la posada, Elina comenzó a notar el comportamiento extraño que solían tener las personas al estar cerca de Kaidan, algo que asocio con los días en los que era maltratada mientras se encontraba en el calabozo de Virelia, la mirada que las personas del pueblo le dedicaban al hombre eran un claro signo de miedo hacia él. Elina quien ya poseía un mejor uso de su raciocinio luego de casi ocho meses de aprendizaje con Kaidan, pudo darse cuenta de que el hombre no era querido entre las personas, pero, ¿por qué motivo? - ¿Quieres una manzana? – le pregunta Kaidan de forma amable, ya que la mujer no dejaba de ver hacia ese puesto. En ese momento se encontraban en el mercado del pueblo, realizando el acostumbrado paseo de práctica. - No, no quiero – le

