13 de Julio de 1815, Londres. Desde su regreso a Londres Edward parecía todo un detective de tantas averiguaciones que debía realizar: Matthew, la entrometida sirvienta y Blakewells, la búsqueda de todos ellos ocupaba su tiempo, y a eso se le debía sumar que había aceptado todas las invitaciones que se apilaban en su correspondencia para asistir junto a Cassandra a todos los bailes y reuniones más importantes que se celebraban esos días. Esa mañana, por fin había dado con la dirección de la residencia principal de Blakewells, quien por amor al arte no se encontraba en la residencia de su madre, lo cual era una gran ventaja ya que él no tenía ganas de encontrarse con Biraynolds más veces de las estrictamente necesarias para mantener una sana convivencia dentro de su círculo.

