—¡Eleanor! ¿Por qué no me dijiste que venías? —dice Ashley sorprendida al entrar a su casa y verme bajar las escaleras a alta velocidad— ¡Oye, espera! ¡¿Ya te vas?! Atravieso la puerta para salir sin hacerle el más mínimo caso o tan siquiera dirigirle una palabra. Sí, Ashley puede que sea mi mejor amiga desde siempre, pero también es la hermana de Fred; y este momento no solo lo odio a él, sino también todo lo relacionado con su existencia. Camino tan rápido por la acera de la urbanización, y estoy tan enojada, que me cuesta menos de tres segundos hacer detener un taxi. Cuando me monto en el carro amarillo, le digo al hombre mi dirección y suelto el llanto de furia que contenía. Abro la estúpida caja de muffins, y me introduzco a la boca uno tras otro, sin masticarlos bien. —Señorita,

