Tuve que parpadear demasiadas veces, al percatarse de mi reacción me regaló la más hermosa sonrisa, he dejado escapar un suspiro.
Comencé a regañarme mentalmente, así que acepté su ayuda y me levantó con facilidad
- Gracias – le respondí
- Ven, las llevaré al hospital – le hizo señas a un hombre de traje oscuro
Rápidamente me ayudó con Isa llevándosela en brazos; nunca en mi vida me habían puesto nerviosa y él extrañamente lo logró
- Gracias por la ayuda – dije nuevamente
- No es nada – me miraba con el ceño fruncido – deben revisarte
- Tranquilo, no duele – no le di importancia
- Por aquí – haciéndome señas de que lo siguiera
Estoy con un completo desconocido, pero fue el único que me ha ayudado con ese idiota. Se apresura para abrirme la puerta de su lujoso BMW negro
- ¿pero mi amiga? – me aterré al ver que la subían a una camioneta
- Tranquila – señalando al hombre fortachón que la llevaba en brazos – son mi equipo de seguridad, tú vendrás conmigo
Únicamente asentí; no logro entender cómo una noche puede terminar así. Y pensar que los niños están con Carmelita, nuestra vecina, espero que no estemos toda la noche en el hospital.
- En verdad gracias por ayudarnos
Al llegar ingresaron rápidamente a Isa, al ser su único familiar me pedían la copia de su seguro. Hace años que ella no tiene, trataba de explicar la situación, pero no podían hacer mucho; si o sí, tengo que pagar
- Ahora ¿qué haré? – estaba tan estresada que comencé a morderme las uñas
- No hagas eso – ahí está de nuevo, sus ojos se fueron directamente a los papeles que tengo en mis manos - ¿Algún problema?
- No, es solamente que …
- Lo lamento señorita – nos interrumpe la enfermera – su tarjeta fue rechazada
- Debo de tener otra – abro mi bolso para buscar la única tarjeta que podría salvarnos
- Yo me encargo – me quitó los papeles y vi que se alejaba
Me levanté de golpe y comencé a seguirlos, pero en definitiva es mucho más rápido que yo.
- Todo solucionado – me regresó los papeles
Él había pagado la cuenta del hospital, más los gastos que se pudieran presentar
- Puedo pagarlo – saqué mi celular
- Tranquila
- Soy un desastre – quería llorar – en verdad dame tu número o algo y comenzaré a pagarte
Vi que sacó una tarjeta y me la entregó, miré su nombre Amir Yilmaz, lo demás no lo entendí
- ¿Árabe? – dije sin pensar
- No, Turco
- Perdóname Amir – su expresión era un poema – soy Jazmín – le tendí la mano
Dudó un segundo en hacer lo mismo, pero respondió firmemente
- Un placer Jazmín, por tu acento supongo que no eres británica
- Supones bien
Nuestro efusivo saludo duró más de lo normal. Recuerdo que mi querida Sara nos decía: “el primer encuentro con tu amor verdadero lo sentirás con un apretón de manos, sientes la corriente y se convierte en una pequeña chispa”.
En este preciso momento lo estoy sintiendo y creo que él también, ya que mira nuestras manos unidas.
Fui la primera en romper el contacto
- Un gusto en conocerte Amir
- El placer es mío Jazmín - volvió a repetir
Recordé esa novela turca que luego ve la loca de Isa, los hombres al parecer son demasiado caballeroso, amables y demasiado guapos.
Es demasiado alto, 1.92, ojos marrones, cabello bien alineado y n***o, barba perfectamente alineada. Lleva un Rolex de oro blanco. Su cuerpo escultural, como si lo hubiese tallado en el monte olimpo
- Al parecer te he dejado sin habla – dice muy serio
- No… puede que si … Digo no – me regaño – solamente estoy preocupada por mi amiga
- Ella estará bien, será mejor que vayamos a la sala de espera
Las horas pasaron y nadie me daba informes sobre la situación de mi amiga, me mortificaba demasiado. Comienzo a sentirme cansada y me vence el sueño
- Familiares de la señorita Millán – escucho a lo lejos
Me despierto rápidamente y por poco me tropiezo con el gran saco que tengo sobre mi pecho
- Soy yo – respondo rápidamente
- Está fuera de peligro la señorita Isabel
- ¿Cómo está su corazón? – el doctor me mira muy preocupado
- La ingresaremos a la lista de espera
Continuó explicándome que su corazón cada vez está débil, ha sido una irresponsable al ingerir drogas, entiendo perfectamente la molestia del doctor. Harán lo posible para que reciba un corazón rápidamente. Sigo escuchando todas las instrucciones y los cuidados.
Tantas responsabilidades, eso me mortifica cada vez más. Mi idea de irnos hoy a casa ha fracasado, así que le llamo a Carmelita y le cuento lo sucedido, ella me dice que no me preocupe por los niños a lo cual agradecí. Regreso a la sala de espera y veo que sigue durmiendo Amir, se ha mantenido en la misma postura. Debe estar muy incómodo.
Busco algo de café y unos sándwiches, es lo menos que puedo ofrecerle en estos momentos.
- Buenos días – saludo alegremente
Abre los ojos, está un poco desorientado, pero al verme se reincorpora rápidamente
- Buenos días, ¿Cómo estás? ¿Cómo está tu amiga?
- Estará en observación – le doy el café y el sándwich – espero te guste, era lo único que había en la cafetería
- Gracias – toma el café y le da un sorbo – debes probar nuestro café, te encantará
- No creo que sea tan bueno como el de mi país – digo orgullosa
Me siento a su lado y me dejo llevar por los recuerdos. Adoraba pasear por los campos de café junto a Luis; siempre recolectábamos granos y nos apresurábamos a llevarlos al molino. Cerré un momento los ojos y sin darme cuenta estaba muy recargada en sus hombros
- ¡discúlpame! – doy un brinco y derramo todo el café en mi vestido
- Tranquila – me toma de la mano – siéntate
Veo que me da su pañuelo
- Debes secarte
- Si – respondo muy apenada