Dejamos que el agua siga recorriendo nuestros cuerpos, continuamos besándonos, me duelen los labios de tantos mordiscos que me ha dado, pero también lo entiendo perfectamente y no me quejo. Queremos seguir juntos, pero sé que sus obligaciones lo están llamando, así que tomo una toalla y se la doy; a regañadientes salimos de la ducha. Me apresuré a arreglarme, no quería que Marie entrara y nos viera así. - Mohamed está afuera – dice Amir - Voy enseguida Lo bueno que aún no ha regresado Ayla del mercado - Buenas tardes, señorita, aquí está lo que me pidió el señor - Gracias Mohamed – tomo la maleta y un portafolio No me dio tiempo de ofrecerle que entrara a la casa, se marchó rápidamente, me extraña que esté cargando una maleta y un maletín. Quizá