Capítulo 4 Responsabilidades

775 Words
Un silencio enorme reinaba en casa, ya no había risas ni cantos horribles. Abrazo con todas mis fuerzas a los niños, ellos siguen sin entender ¿Qué pasó con su mamá? Solamente necesitábamos un milagro, pero nunca llegó. Ya era momento de ir al cementerio y despedirme de Isa. Nos conocimos a la edad de 6 años, somos huérfanas. Jamás nos adoptaron, pero aun así crecimos en un hogar muy amoroso junto con Luis, pero él decidió irse por la vida fácil y aliarse con la gente mala. Siempre fui muy estudiosa y me encantó la cocina, así que comencé a trabajar muy duro, tenía que ahorrar para irme a Londres, es muy extraño, pero lo logré. Isa era todo lo opuesto a mí, le encantaba estar de fiesta en fiesta, dejó de estudiar, ya que se embarazó de un tipo que conoció en un bar. Siempre la apoyé en todo, cuando nació Gabriel, comenzó a trabajar y entre las dos pudimos hacernos de un pequeño departamento. A los dos años volvió a embarazarse de un tipo que conoció por internet, tenían planeado casarse, le prometió una buena vida. Días antes de que naciera Marie ese tipo nos robó todos nuestros ahorros, el muy idiota se salió con la suya. Este día tan agotador por fin terminó, los niños duermen plácidamente - Jaz cariño, han venido los de servicios sociales - ¡carajo! – maldigo en voz baja - Les he dicho que tú tomarás la tutela de los niños, me pidieron que mañana te presentes en las oficinas - Gracias Voy directamente a la cama y me quedo pensando en todo lo que pasará ahora en adelante. Estarán bajo mi cuidado dos niños, acaban de perder a su madre No pienso abandonarlos, así que seré fuerte por ellos. Tal y como suponía, servicios sociales me entregó la tutela de los niños, en ocasiones me harán visitas para evaluar mi desempeño y ver la calidad de vida que tienen. Me hicieron millones de preguntas, entre ellas si tengo pareja sentimental ¡ni tengo tiempo de conocer a chicos! Tuve que regresar al trabajo, no me iba a permitir que me ganaran mi lugar en la cocina. Todos me preguntaban si de verdad me sentía bien a lo cual les contesté mal humorada que sí, tengo demasiadas responsabilidades y facturas que pagar. Esta será mi rutina por muchos años. O al menos hasta que los niños estén grandes y pueda encontrar un trabajo mucho más estable y gane más. Isabel me complicó demasiado las cosas, todos sus documentos eran un desastre, pero como pude arreglé todo lo que servicios sociales me pedían. Los pocos ahorros de ella, se irían a la cuenta de los niños, es para su futuro, no quiero que nada les falte. Estoy tan adentrada en mis pensamientos que choco con alguien y mis compras terminan por toda la calle - Perdón, que tonta he sido – me apresuro a levantar las cosas - Discúlpame tú a mí, estaba en el celular que no me percaté – trató de ayudarme Me apresuraba ya era muy tarde y no quería perder el bus de regreso. - Muchas gracias por la ayuda – le agradecí - Steve Warren – presentándose - Jazmín Mosquera, un gusto El chico es demasiado simpático, un morenazo de ojos grises, labios carnosos y deseo tenerlo en mi cama. ¡Jaz!, no empecemos de nuevo con fantasías, pero es que este hombre está para comerse y que cosas no podría hacer con él - Bueno, un gusto – me despido Sigo caminando y no quiero mirar, pero me es imposible. Está ahí viendo hacia dónde voy y me guiña el ojo. Siento como se me sube el calor hasta la cabeza. Al llegar a casa me encuentro con Carmelita quién me ayudó a preparar la cena para los niños y sus almuerzos - Gracias por la ayuda, en verdad no sé qué haría sin ti - Siempre estaré para ti mi niña Me despido de ella y me voy directamente a la ducha, estoy demasiado agotada, quizá con el baño pueda relajarme más y duerma muy bien. Mientras me seco mi cabello, busco en f******k a Steve Warren, es el mismo chico que vi en la parada del bus, miro sus fotos y de verdad está para comérselo enterito. Me lo imagino que comienza a tocarme, me susurra en el oído, desearía que estuviera en mi cama Haría que me monte durante toda la noche; suspiro frustrada, ahora tampoco tengo tiempo de tener una aventura. Lo más cercano que tengo es mi querido juguete y hoy lo necesito más que nunca
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