Belinda se relajó en el pecho de Ezequiel. Ben se acercó y le besó los ojos. – Yo también te amo. Estaba cansada y tenía sueño. Benjamín la llevó al dormitorio, y de repente, ella fue muy consciente de su desnudez. La dejó en la cabina de la ducha. – ¿Podemos ducharnos contigo? – No. – Ángel, ¿te hemos hecho daño? – No. Sólo tengo que acostumbrarme. Y también un poco de espacio. Es hora de hablar con Bia. – De acuerdo. Voy al otro baño con Kiel. Envía una foto de tu hermana a nuestros teléfonos móviles, para que cuando llegue el momento de recogerla, nos sea familiar. – Lo haré. Bel aprovechó la oportunidad para cuidar su cabello. Por la mañana la cortaría de nuevo. Después del baño, utilizó el secador que le había regalado Kiel. En realidad, fueron varias las pertenencias que t

