Se levantó y fue en busca de una botella. Bel estaba limpiando el desorden en la habitación. Cuando ella lo encontró después de unos minutos, él estaba sentado frente a la piscina, la botella de whisky en una mano y el puro que sabía que era cubano en la otra. Vestido solo con una bermudas negras y descalzo, parecía aún más grande y más peligroso. Ella dio un paso atrás. En ese momento, el timbre de su celular hizo que desviara la mirada. Era Ezequiel llamando, tenía un ringtone específico para él, cuando contestó, su voz estaba presente del otro lado. – Bel, cariño, ¿dónde está Ben? Él no respondió. Necesito saber si ya está en casa. Tengo asuntos que atender y no regresaré hasta la mañana. – Está un poco sombrío. Bebiendo justo en frente de mí. El teléfono quedó en silencio, pero cu

