Ben no se sentía cómodo con ese tipo de conversación, tenía fuertes revelaciones, pero hablar de la infancia y la adolescencia lo hacía arder en odio hacia su padre. Eran recuerdos oscuros y podían llevarlo al borde de la locura, pero sabía que necesitaba establecer una comunicación con Bel. Necesitaba entender su temperamento y la dificultad de hablar de sentimientos. Pero fue una de las cosas más difíciles que había hecho como adulto, era como hablar sobre el dolor y la ira en una sesión de terapia. La mayor parte de lo vivido sólo lo sabía Ezequiel, porque fue su compañero en el sufrimiento. Y ahora había alguien más que lo sabría, Bel sabría lo roto que estaba. – Pregunta y responderemos. Es más fácil sacar algo de mí preguntándome, que esperando que hable por mi propia voluntad. B

