En los días siguientes, Belinda y Loreta se acercaron aún más. Pasaron horas hablando y planeando la boda. El vestido ya había sido elegido y ya tenía fecha seleccionada para convertirse en señora Orlov. Al principio, Bel no sabía qué hacer, porque a pesar de estar segura de que quería algo sencillo e íntimo, todo era absurdamente caro. Ni siquiera imaginaba que casarse podía significar gastar una fortuna, pero Benjamín resolvió el problema con una tarjeta de débito vinculada a su cuenta personal. Todavía ella trató de discutir, pero Ben dijo que cuidaría de su mujer y eso incluía sus gastos financieros. Ezequiel lo confirmó con vehemencia. Loreta le aseguró que los hermanos tenían más dinero del que podrían gastar en sus vidas. Belinda se dio cuenta de repente de que estaba entrando en

