La noche no era más dolorosa para Kiel, solo porque sabía que Ben y Bel estaban bien.
Beatriz, en cambio, tenía una angustia enorme en su interior, no odiaba a Ezequiel, pues recordaba que él y su hermano se vieron obligados a mantenerla atrapada en esa cama.
Pero estaba asustada. Eso no se podía negar, y aún tendría que enfrentar a su padre por ir a la boda de Bel, quien estaba hecho una fiera con esa situación. Él había amenazado con dársela a Jacob para siempre y por una ironía del destino, su torturador era el suegro de Bel.
Salvador Isidorio no había intervenido sólo porque conocía la reputación de Benjamín, no lo quería como enemigo. De hecho, nadie quería tener a los hermanos Orlov como rivales. Jacob los había criado y ahora les temía, estaba cosechando las recompensas de los añ
