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Las luces de la mañana en la casa de Sarah eran realmente cegadoras, ya que una de las paredes de la habitación principal, era de una clase de vidrio que se oscurecía depende del clima. Cuando abrías los ojos, podías ver la hermosa piscina color azul cielo de afuera, disfrutando el hermoso panorama que Sarah había creado en su casa. El olor a café y huevos se impregnó en el lugar, mientras Alice dio un salto al no ver a Demian al lado de ella. Sus ojos buscaban por toda la cama, al dueño de los más hermosos ojos avellanas que hay en el mundo. El corazón de Alice dejó palpitar por algunos segundos, y después volvió a la vida cuando vio a aquél hombre hermoso, entrar por la puerta con una charola de plata. Alice sonrió alegremente al ver a su hombre semidesnudo con sólo sus calzonc
