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Todo el camino en el auto fue silencioso, nadie dijo nada de nada, mientras Demian se veía algo distraído, manteniendo la mirada directamente en el camino, pero eso claramente me hacía sentir algo abrumada e incómoda.
Y al llegar a la gran mansión de la planeadora de bodas, él se estacionó en el gran estacionamiento del lugar, que estaba adornado por plantas y rosas muy hermosas, dándole una apariencia perfecta, asegurando una boda sin errores. Y cuando el auto se apagó por completo, él dejó caer su cabeza sobre el volante, cayendo rendido y cansado.
-Sabes que tienes que decírmelo, ¿verdad?-Trato de insistir mientras él solo gruñe y me mira algo enojado.
-¿Por primera vez no puedes quedarte con la duda?-Me pregunta colmado mientras deja de apretar el volante con su cabeza.
-Creo
