La noche nublada presagiaba una madrugada de tormenta, el cielo demasiado oscuro cubría cada recoveco en Palermo, las luces de la gran ciudad lucían demasiado diminutas desde el último piso de aquel elegante edificio de departamentos, Zeus observaba el panorama tocándose el pecho, aun sentía el dolor que aquella bala le había provocado a flor de piel, aun no estaba completamente recuperado de aquello, sin embargo, nunca le habían gustado los hospitales, los aborrecía desde que era un niño y su madre era secretamente atendida en los que pertenecían a su familia después de recibir las brutales palizas en manos de su padre…la ultima vez, nada pudo hacerse y la había perdido. – Eres un hombre duro de matar, lo admitiré, Hades no estará complacido cuando sepa que fallo su tiro, aunque, es cur