Entre el amor y la guerra

Capítulo 35

Nos movemos hasta donde está la gente esperando qu inicie la carrera y minutos después la chica que agita la bandera se pone en medio, la carrera comienza haciendo que nos concentremos en los autos, mi vista se dirige a Sergio quien observa fascinado a su alrededor, sin duda este es su mundo y no hay forma de negarlo, desde hace mucho tiempo que me pregunté si el estaría feliz con su vida cuando estaba con nosotros, hace cinco años, pero la forma en la que manejaba y el entusiasmo que le ponía a cada cosa que hacia me confirma que si lo estaba, era feliz y eso es lo más importante, porque si antes pudo encontrar su felicidad, se que ahora lo hará de igual forma.

Porque su esencia no se ha perdido, para mi sigue siendo el mismo Sergio que me daba un abrazo después de cada carrera, aquel que me compraba un algodón de azúcar todos los sábados y que miraba conmigo las estrellas.

Sé que esa persona sigue allí, solo debemos ayudarlo a encontrarse así como el nos ayudó a nosotros con su simple presencia.

Porque hay personas tan increíbles que con solo su presencia, su voz o incluso su risa te reinician la vida.

El es una de esas personas y su sonrisa en este momento me confirma que esta disfrutando la visita a las carreras.

Sin embargo como siempre hay algo que debe acabar con nuestra paz, un disparo se escucha y seguido de ese muchos más.

Sergio saca su arma y me pone detrás de él, sus ojos examinan a los recién llegados y una maldición escapa de sus labios.

—Los hombres de Claudio, hay que irnos—dice y yo maldigo en mis adentros.

Entramos a nuestros autos que no están tan lejos de nosotros y minutos después ya nos encontramos en camino a casa.

—Vamos al aeropuerto.

Dice Sergio llamando mi atención, lo observo extrañada y el me mira sin decir nada.

Obedezco dado que el sabe más que yo lo que pasa con esa mafia y minutos después ya nos encontramos en el aeropuerto, sus manos buscan algo en sus bolsillos hasta que saca un manojo de llaves.

Bajamos de los autos dejándolos en un sitio alejado y Sergio nos guía hasta un jet, miro a April sin tener idea de nada y mi hermano abre el jet como si fuera suyo.

O mejor dicho, es suyo.

No hay forma de que lo tuviera si no.

Subimos y el cierra la puerta detrás de el.

—¿Sabes manejar?—pregunto señalando el Jet, el asiente sonriente y nos pide que nos acomodemos rápido.

Decido no preguntar nada dado que el sabrá lo que hace, quince minutos después nos encontramos en el aire con dirección a quien sabe donde.

Sé que los demás tienen dudas, que talvez no confían totalmente en Sergio por el hecho de que no sabe quienes somos como tal, sin embargo yo no puedo desconfiar de él, es la única persona a la que le daría mi vida con los ojos cerrados y se que me cuidaría, porque se la persona que es sin importar si sabe o no quien soy.

Y es por ello que sin importar a donde vamos cierro los ojos sintiendo el cansancio llenarme y finalmente me quedo dormida.

(...)

Al despertar noto que ya hemos aterrizado, me encuentro sobre una cama dentro del avión y a mi lado de encuentra Leonard observandome, al darse cuenta de que desperté desvía la mirada levantándose.

Ruedo los ojos para luego hacer lo mismo que el y salgo de la pequeña cabina en la que estaba, me dirijo al baño ignorando a todos quienes parecen estar esperándome.

Entro al baño con pereza y lavo mi rostro y dientes, a pesar de la noche difícil que hemos tenido pude descansar un poco, me sorprende que los chicos estén tan tranquilos a decir verdad.

Salgo del baño minutos después y busco a Sergio con la mirada.

—¿Donde estamos?—pregunto al encontrarlo.

—Madrid, tengo una pequeña casa aquí, será bueno pasar unos días fuera de París para despistar a Claudio.

Asiento de acuerdo y seguido de eso bajamos del jet, un auto ya nos espera por lo que supongo que Sergio movió sus contactos, dejaré que el haga lo que le plazca, después de todo el también tiene mucha influencia en toda Europa, aunque no mucha gente lo sabe.

Miro por la ventana mientras el auto avanza por las calles de madrid, el frío me envuelve y me arrepiento de no haber traído una chaqueta que abrigara más, en mi defensa no sabia que viajariamos hoy, busco mi teléfono y al encender la pantalla la hora no me sorprende en absoluto, son las dos de la mañana, lo que deberíamos estar haciendo es durmiendo.

Minutos después de recorrer la ciudad nos detenemos en una calle poco transitada, frente a una casa color beige, bajamos sin detenernos a pensarlo dado que es muy tarde.

Entramos a la casa con lentitud y puedo observar como Sergio deja las llaves en una mesa pequeña para luego guiarnos a nuestras habitaciones.

—Tengo solo tres habitaciones.

Nos mira y yo miro a Logan quien se engancha a April del brazo, esta sonríe divertida y se va con mi amigo, miro a Charles esta vez y veo que este elige irse al sofá.

—¿Puede dormir en la misma habitación? La cama es grande.

Pide Sergio mirándonos a Nard y a mi. Miro mal al susodicho y asiento resignada.

No es como que sea más seguro quedarnos en otro lado, si Sergio tiene esta casa aquí es por mayor seguridad, nadie nos buscará en un barrio de estos.

Nos buscarán en un hotel cinco estrellas.

Camino en dirección a la habitación que nos indicó Sergio y tomo con gusto la ropa que este me ofrece para cambiarme, alegando que más tarde podemos ir a comprar lo que necesitemos.

Entro dejando abierto para que el idiota entre y escucho como cierra detrás de él, ninguno de los dos nos dirigimos palabra alguna, me cambio en un lado de la habitación mientras el se quita la camisa y se acuesta en el lado izquierdo de la cama.

—Ese es mi lado—me quejo al terminar de cambiarse, sus cejas se alzan y su mirada conecta con la mía.

El reto en la suya me hace querer tirarlo de la cama.

—No tiene tu nombre—se econge de hombros y yo bufo acostándome del otro lado, no tengo energías para hacer esto.

Cierro los ojos enojada y apago la lámpara que es lo único que nos alumbra.

Miro el techo oscuro y no puedo evitar pensar en lo infantil que es esto, sin embargo no es solo eso, es el simple hecho de que llevamos un día entero ignorando nuestras presencias luego de lo que pasó.

Eso no era lo que yo quería.

No puedo evitar pensar en una canción que escuché hace un tiempo, esta decía "Quiero convencerte, pero no quiero arriesgarme a perderte y que te quieras ir" eso es lo que me pasa con el, no quiero que se vaya, no quiero dejar ir al amor de mi vida por segunda vez, aunque parezca que ya no hay oportunidad para nosotros no quiero vivir mi vida sabiendo que pude haberlo intentado, quiero saber qu lo intenté, que hice todo lo posible y que si aún así no funciona tendré mi consciencia tranquila.

Porque hay personas como el que no se dejan ir así de fácil.

A el no quiero dejarlo ir, no sin antes intentarlo, buscar que me perdone la estupidez que hice, porque todos nos equivocamos, la diferencia radica en lo que hacemos para enmendar lo que hacemos.

Aunque hay algunas cosas que no tienen justificación, como la infidelidad por ejemplo, pero hay cosas más comprensibles, sin embargo un error es eso y no se puede cambiar, solo tratar de mejorar y compensar lo ocurrido.

Que es lo que yo quiero hacer, tratar de enmendar mi error, demostrarle a Leonard que mi corazón aún late por el, porque nadie más a podido entrar allí, hay personas que se meten tanto en tu corazón que es difícil sacarlas, así me ha pasado, incluso con mi hermano, y aún así ambos volvieron para hacer latir mi corazón de nuevo, cuando ya no tenía esperanza de volver a ser feliz, llegaron ellos otra vez a poner mi mundo de cabeza, de diferentes maneras claro está, pero ambas cuentan.

Porque a pesar de que ambos cumplen papeles diferentes en mi vida, ambos son los amores de mi vida, siempre se lo dije a Sergio, el siempre ha sido mi ejemplo a seguir, incluso después de perder la memoria sigue recordándome que aún hay personas buenas en el mundo, personas que están dispuestas a todo por los que aman, porque hay tanta maldad en el mundo que las personas olvidan lo importante, son tan egoístas que se olvidan que hay más personas a su alrededor.

Es por ello que agradezco la familia que tengo, a pesar de que mi vida no es perfecta cada uno hace su parte para hacer de nuestras vidas algo mejor.