Victoire Jussieu
No puedo describir con palabras las emociones que me embargan al llegar a la línea de meta, mis ojos aún no procesan que he llegado en primer lugar luego de cinco largos años de no pisar una pista de carreras, porque en primer lugar antes de venir no creí que podría empezarla, el pánico de volver a estacionar el auto en la línea de partida me llenaba de forma que creí que nunca más lo haría, pero al escuchar a April celebrar junto a mi la Victoria no puedo evitar que unas gruesas lagrimas caigan de mis ojos.
Siento los brazos de April sostenerme y doy gracias a que los vidrios del auto no dejan ver el interior porque si no me desmoronaria frente a todas las personas que rodean el auto, sonrío verdaderamente feliz de haber logrado avanzar aunque sea un paso y abro los ojos una vez me siento mejor.
La euforia que siento no puede compararse a nada, por lo que a pesar del rastro de lágrimas que aún cubre mi rostro salgo del auto para llegar hacia Ryan, este me mira orgulloso y me envuelve en un abrazo el cual nadie espera, es bien sabido que Ryan no es una persona sentimental pero al tratarse de mi las cosas cambian para ambos, dado que para el siempre seré la niña de sus ojos y para mi, aquel compañero fiel que me acompañaba cada noche que corría.
Porque si, este era mi mundo antes, mi rutina y la razón por la que vivía, era mi porción de vida y adrenalina que me llenaba cada noche, después de aquel accidente no pude volver aquí, pero esto solo me demuestra que este siempre será mi lugar, no importa cuánto tiempo pase o cuantos accidentes más tenga que enfrentar para permanecer aquí.
—Felicidades algodón de azúcar, como siempre destacando—dice pasándome una maleta, la tomo sabiendo que es el premio al ganador y después de despedirme regreso por donde volví.
El camino de regreso a casa es silencioso, cada una va sumergida en sus propios pensamientos procesando todo, solo hay algo que no termina de encajar en mi mente y es que April no se mostró ni un poco asustada por el hecho de que era su primera vez en un sitio así, durante la carrera se vio más que emocionada y eso me hace pensar que talvez me equivoco, talvez esto es más común para ella de lo que pienso.
Porque no la he visto asustada ni dudosa en cuanto a los asuntos que le he comentado, ni siquiera cuando he intentado enseñarle a tomar un arma, nada.
Es como si esto no fuera nuevo para ella, me preocupa mucho que no lo sea, porque querría decir que ha sufrido más de lo que me deja saber y que debo protegerla mucho más de lo que planeaba.
—¿Te gustó la carrera?—pregunto y ella pega un respingo dado lo distraída que estaba.
—Si, mucho.
—¿Habías ido a alguna antes?—un asentimiento de su parte es todo lo que necesito para confirmar mis sospechas.
—Antes era corredora, era la única forma que tenía de sobrevivir, antes de conseguir abrir una pequeña tienda de comestibles.
—¿Por qué buscabas trabajo si tienes un negocio propio del cual suplirte?—pregunto sin entenderlo, se supone que todas las personas que estaban en aquella lista necesitaban con urgencia el trabajo, entonces como es que nadie sabe que April tiene una tienda de dulces.
—No quería estar allí todo el tiempo, además que siempre quise trabajar en un hospital, metí mi currículo en todos los hospitales cercanos para ver en cuál quedaba—menciona y yo no puedo creerlo.
Suspiro resignada y meto el auto en el garage de la casa, después de todo, ya son las once por lo cual debo irme a dormir si quiero llegar a la hora pautada con Danielle mañana.
Dejo el auto estacionado en el garage y ambas bajamos dirigiendonos al interior de la casa, muevo mis pasos por el living envuelto en oscuridad pero entonces una luz se enciende haciendo que pegue un salto, no tanto por lo repentino, sino por la persona que me espera sentado en el mueble.
Le hago una seña a April que se vaya y ella lo hace mirando sospechosamente a mi mejor amigo quien sostiene con su mano su teléfono.
—¿A donde fuiste sin invitarme?—pregunta e intuyo que sabe a donde fui.
—¿Por que debería decirte cada paso que doy fuera de casa?—cuestiono de regreso y el se levanta hasta estar frente a mi.
—Talvez porque todos estamos en peligro y tu te vas a las carreras a llamar más la atención de nuestros enemigos—me pasa bruscamente su teléfono con enfado.
Lo tomo mirando el mensaje donde evidentemente soy yo bajando del auto.
Fuck, debí haberme puesto la máscara todo el tiempo.
—Necesitaba hacerlo Logan, necesitaba volver a ese lugar—digo en un susurro porque se que hice mal en dejar que me vieran.
Sin embargo no me arrepiento de haber ido.
—Solo debiste decirme, soy tu mejor amigo, soy parte de esto Tory, necesito que confíes en mi y no sigas sufriendo sola.
—Tu nunca entenderás lo que esa noche significó para mí, tu sigues excusándolo—lo señalo y el suspira cansado.
—El no tuvo la culpa, ¿Hasta cuándo seguirás culpandolo?—pregunta y yo me encojo de hombros
—No hay forma de demostrar que no fue así, y todo apunta hacia el, no me vengas con estupideces Logan, porque no seguiré discutiendo el mismo tema una y otra vez cuando no puedes entenderlo.
—Entiendo tu dolor, pero no justifico lo que crees.
—¡No lo entiendes! ¡No entiendes lo jodido que es que la personas mas importante en tu vida muera frente a ti!
Grito empujándolo, Logan cierra los ojos sabiendo que ha llegado al límite de mi paciencia y recuerdos, fue muy mala idea tocar ese tema justo hoy que he podido volver al lugar del acontecimiento.
—El también era importante para mí Tory.
Niego con la cabeza pasando por su lado y corro escaleras arriba para entrar en mi habitación y cerrar con pestillo, mis ojos dejan salir las lágrimas retenidas y mi pecho duele con cada sollozo que suelto.
A veces me pregunto que hubiera pasado si no hubiéramos ido a las carreras ese día, si el no nos hubiera acompañado esa noche.
Todo hubiera sido diferente, porque lo tendría aquí conmigo, liderando, diciéndome que todo mejoraría, en primer lugar no hubieran tantas guerras entre mafias, no habrían pasado tantas peleas que nos llevaran a este punto.
Esa noche fue el detonante de muchas cosas, de muchos dolores, de muchos recuerdos que quiero enterrados en otro lugar del planeta para no recordar jamás, porque el dolor que se siente al perder a alguien que amas no se compara a nada, es como una ruptura, solo que esta vez esa persona no está, no volverás a verla o saber que estará bien.
Y es lo más doloroso, saber que no pude hacer nada por el, nada para salvarlo.
Me acuesto en mi cama dejando salir la frustración que llevo encima, dejando que todo aquello que llevaba retenido salga, y de alguna manera esto me hace bien, porque no estoy retrocediendo, sino avanzando para dejar muchas cosas atrás.