Victoire Jussie
Despierto temprano como siempre preparada para iniciar mi rutina, voy al baño, me doy una ducha y cambio el vendaje de mi herida para luego irme al piso de abajo, llego a la cocina y me siento frente a la única persona despierta a esta hora.
—¡Ay! ¡Tory! Me asustas. Crei que despertaría tarde.
Río levemente por la reacción de Celeste, mi ama de llaves.
—Tengo hambre, además que hoy será un día ajetreado.
—Me contaron lo que pasó anoche-menciona con reproche señalando mi pierna.
—¿Quien fue el soplón? —entrecierro los ojos y ella ríe mirando detrás de mi.
—Debería soplarle a tus padres también, a ver si dejas de ocultarle cosas.
Bufo al escuchar a logan quien se sienta a mi lado como si nada.
—Ni se te ocurra decirle a mis padres, se preocuparan, ya suficiente tienen con las gemelas queriendo quedarse conmigo, justo ahora es peligroso.
—Tranquila Tory, sabes que no me arriesgaría a que me castres.
Ruedo los ojos mirando a Celeste quien pone nuestro desayuno en frente.
—Debes tener cuidado Victoire.
—¿Han llegado llamadas?
Interrogo empezando a desayunar. No es que sean horas para que alguien llame pero hay locos de locos.
—Una. —celeste me da una mirada seria preocupandome. —Leonard Vial.
Dejo la cuchara a un lado al escuchar el nombre de ese cretino y solo puedo rodar los ojos.
—¿Que quería?—pregunto y ella hace una mueca.
Si Leornad vial llamo solo puede tratarse de algo muy grave o que esté lo suficientemente desesperado como para llamarme.
—Dijo que estaría aquí a las diez de la mañana para hablar un asunto importante, que le conviene avisar para que sus hombres los dejen pasar.
La mirada de celeste advierte que el esta hablando enserio, lo que no consigo entender es cual tema es lo suficientemente serio como para acudir a mi territorio, a meterse en la boca del lobo.
Asiento en dirección a mi ama de llaves y levanto la mirada hacia el reloj colgado en la pared.
Pego un brinco al ver que faltan quince minutos para las diez y ni siquiera me he vestido.
Me levanto caminando hacia la puerta de entrada y una vez allí le hago señas a uno de mis guardias.
—Ordena a todos que escolten a Leonard Vial directo a mi oficina cuando llegue, no lo pierdan de vista y no dejen que entren más de cinco guardaespaldas.
El sujeto asiente extrañado y yo regreso a la casa.
Hasta yo me extrañaría que mi jefa de repente mandara que le trajeran a su enemigo como si nada, es la primera vez que Nard pisará mi casa, mi territorio, algo que me preocupa enserio.
No tanto por mi seguridad ni sus intensiones, sino el motivo por el cual viene aquí.
El mismo alegó que ni que estuviera muriendo buscaría mi ayuda, y ahora aparece de la nada buscando lo que no se le ha perdido.
Sospechoso.
Aunque aquí no puede hacerme nada, tengo la suficiente seguridad para que no pueda atacarme aquí, sin embargo espero que mi familia no se antoje de venir hoy, porque ahí sí tendría un verdadero problema.
La familia es el punto débil de cada mafioso, dado que tratamos de no tener ningún tipo de vínculo sentimental con el que puedan chantajearnos, sin embargo en el caso de la familia es diferente, no tenemos forma de evitarlo.
Solo hay que ser cuidadoso y evitar que las cosas se nos vaya de las manos.
Dejo todo organizado abajo para luego subir a mi habitación a cambiarme, tomo un blazer n***o poniéndomelo sobre la camisa de tirantes que tenía puesta, me pongo un short a juego y unos tacones altos para darle el toque perfecto.
Me pongo un labial rojo y acomodo mi cabello un poco para luego bajar hacia mi oficina, mis guardias me indican que ya Nard esta dentro por lo que me preparo mentalmente para lo que sea que deba decirme.
Con el no se sabe que esperar.
Suspiro pesadamente antes de abrir la puerta con sigilo examinando la habitación, mis ojos se detienen en el castaño quien se tensa al escuchar la puerta siendo cerrada detrás de mi.
—Nard. Que agradable visita.
El tono sarcástico no pasa desapercibido.
—Tory, me sorprende que aceptaras que viniera.
—Si es un tema tan importante como alegas no me queda de otra la verdad.
Menciono sentandome frente a el, mirándolo a los ojos.
¿Como alguien puede caerme tan mal?
—Es importante, sin embargo quiero aclarar primero que yo no tuve nada que ver con...
—Al grano Leonard, no tengo tiempo.
Espeto con altanería mirando mis uñas perfectamente pintadas.
—Quiero que hagamos una alianza.
Levanto la mirada de golpe al escucharlo, incrédula.
—¿Se te fueron los cables? ¿O tengo que recordarte que ese tema está completamente cerrado?—cuestiono enojada.
—Victoire, quien atacó la fiesta busca destruirnos, a ambos, hemos perdido muchos hombres, estamos débiles, necesitamos unirnos para destruir a esta organización.
—No pienso aliarme contigo, no es algo que esté a discusión.
Suelto negando.
No hay probabilidad de que yo esté tanto tiempo cerca de este idiota sin querer matarlo, es más peligroso para el que para mi.
—¿Incluso arriesgándote a perder todo lo que has construido?
Detengo mi caminar al escucharlo, dado que esa pregunta logra hacer un clic en mi sistema, para ningún narcotraficante es secreto que una organización se forma con los años, para obtener poder no solo hace falta dinero, si no sangre y lagrimas,
Algo que nosotros dos conocemos a la perfección, y que a pesar de que hemos estado en bandos opuestos todo el tiempo, esta vez debo admitir que ninguno esta en condiciones para una guerra de mafias, no tenemos suficientes hombres, ni suficiente información como para hacerlo solos, por lo que solo nos queda una alternativa.
Una oscura y muy mala, porque si, esta es una pésima idea, sin embargo situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.
Después de todo... ¿Que puede salir mal?
—Ninguno de los dos intentará matar al otro mientras esto se resuelve, la familia no se toca, y en el caso de romper el acuerdo, ellos pagarán.
—Me parece justo.
Tomo la mano que me ofrece sintiendo que estoy sellando un acuerdo muy malo, sin embargo que es la salvación para ambos.
—No fue un disgusto hacer negocios contigo Nard, ahora largo de mi casa.
Y lo último que escucho es su risa antes de que se vaya.
Creo que acabo de hacer una tontería.
Suelto un pesado suspiro mientras me dejo caer otra vez en la silla y escucho la puerta siendo abierta, por la forma tan tranquila de ser cerrada intuyo que debe ser Logan.
—¿Que quería el idiota? —pregunta y yo le doy una mirada cansada.
—Acabamos de hacer una alianza, por un tiempo.
La expresión de sorpresa de Logan es la esperada, porque nunca, ni en mis más horribles sueños esperé tener que darle tregua a Leonard, mucho menos unirme a él para destruir a otra organización, todo lo hice siempre yo, sola, sin ayuda de nadie, y ahora que venga el a ofrecer su ayuda a cambio de la mía me frustra.
Definitivamente necesito un descanso, un escape.
Algo que me haga olvidar lo que acabo de hacer.
—¿Tu madre aun tiene esa casa en la playa?—pregunto y logan alza una ceja.
—Si, ¿Por qué? —cuestiona de regreso extrañado.
—Vamos a hacer una fiesta en la playa.
Es lo último que digo antes de salir de la oficina, hoy voy a organizar una de las fiestas más grandes del mes, porque quiero, porque puedo, porque estoy aburrida, no puedo seguir pensando en ese tema.
Necesito hacer algo que calme mis nervios y me haga olvidar un poco lo difícil que resulta tener cerca a Nard, no se en que momento la idea de decir que si paso por mi mente, lo que si se es que cometí un grave error, y que debo cargar con ello, ya no hay vuelta atrás, solo me queda aligerar un poco la tensión y mantenerme al margen de los sucesos.
Algún día sabré el porqué de todo, en un futuro muy lejano, cuando ya no hayan más peleas entre mafias, cuando ya no sea yo quien esté al mando de todo, porque por ahora tengo que cuidar lo que es mío a toda costa, sin dejarme manipular por aquel que se hace llamar mi socio en este momento.
Las personas estamos llenas de secretos, algunas más que otras, unos los saben ocultar muy bien, otros simplemente deciden dejarse ver por completo, pero ese es el gran error que cometemos, y es creer que los demás merecen la confianza que damos, nadie la merece, porque el mundo es tan egoísta que nunca alguien pensara en el otro antes que en si mismo, aquí o ganas o el otro no existe.
Y siempre hay algo que perder, incluso la vida, porque si de por si una vida normal es peligrosa con tanta maldad en el mundo, la vida de un criminal lo es el triple, llena de muerte y apuñaladas por la espalda.
Presiento que la fiesta de hoy no será para nada tranquila, pero es la intención, porque nada me puede entretener más que buena musica y personas interesantes, aunque siempre se cuelan personas comunes.
La última fiesta que organicé fue demasiado tranquila para mi gusto, por lo que quiero que esta sea un total espectáculo, como en los viejos tiempos. Donde no importaba nada de nada.
Aunque a decir verdad se que de ahora en adelante debo ser más desconfiada con todos los que me rodean, estudiar a mi enemigo, vigilarlo y no dejar que me manipule.
Otra vez.
Porque dicen que hay que tener al enemigo cerca ¿No? Pues yo tomé muy enserio ese dicho.