Arabelle aun no podía recuperarse, estaba un tanto ida recordando la sensación de sus manos alrededor de su vientre mientras la apegaba a él. Su cuerpo parecía emanar un calor ardiente que la hizo sentir cálida, protegida, pero a la vez confundida. Se suponía que Kerem debía protegerla, sin embargo, hasta ese punto no había hecho nada más que daño a su persona, puede que no física de forma directa, pero si emocionalmente. Su mano había sido sujeta por la de él y ahora la mantenía así, entrelazada y unida a él causándole toda clase de sensaciones nerviosas que ella intentaba ocultar. No deseaba que él sintiera lo tenso que estaba su cuerpo ante su cercanía. —Que Alá le conceda un alumbramiento sano, Kralice. —Agradecimientos—respondió ella a uno de los hombres que se acercó a ella. Ya

